Celebremos el imperio de la ley y trabajemos para mejorar lo que se está cargando nuestra convivencia.

Los dolços no nos definimos como «constitucionalistas». Som catalans i espanyols, i prou. España no nació con ninguna Constitución ni ley alguna; nuestra identidad no proviene de legisladores o parlamentarios. Lo que ens oposa al nacionalisme no és pas una llei, sinó la realitat de les coses històriques, espirituals, socials i humanes. Y sí, también la fidelidad a los logros de nuestra civilización hispánica, com ara l’imperi de la llei.

Los dolços no adoramos la Constitución. Al respecto, el seny nos dice algunas cosas sobre la política que son políticamente incorrectas:

• La política consiste en ejercer la libertad colectiva para decir cómo debemos vivir bien juntos, y procurar este bien común.
• El bien común incluye la realidad espiritual, que debe promoverse y respetarse.
• La política no es sólo la economía y no debe supeditarse a ella.
• En política debe primar el realismo: nada tiene una solución definitiva.
• El poder recae siempre en manos de unos pocos y los gobiernos son siempre oligárquicos; así son las cosas también en la democracia.
• La oligarquía es aceptable si es limitada, equilibrada por otros poderes y normas morales, fluida, y no une el poder político al económico.
• La prudencia, el escoger los medios óptimos para lograr el bien común, es la virtud principal del político.
• La democracia es un modo de gobierno que se destruye cuando se sacraliza, se convierte en ideología y actúa como una religión civil.
• Democracia, voto y bienestar no equivalen a libertad.
• Existe la democracia totalitaria, la tiranía de la mayoría dirigida por los oligarcas, que como decía Tocqueville “inmaterializa el despotismo” y reduce el individuo a la masa.
• El totalitarismo es la politización total de la existencia que anula la conciencia.
• Si la vida nacional es absorbida por una asamblea llegamos al absolutismo parlamentario.
• El Estado debe dejar espacio a los poderes intermedios y formas de autogobierno libres e independientes entre el Estado y la persona; el Estado debe respetar la esfera privada y actuar subsidiariamente.
• Si estos poderes intermedios son cancelados el individuo queda sumido en la masa, y es fácilmente manipulable por el poder.
• Los partidos políticos no deben patrimonializar el Estado y colonizar la sociedad.
• Los representantes deben ser elegidos por los electores y atenerse al mandato imperativo de los mismos.
• Los gobernantes deben buscar el bien común, no el consenso. El consenso es la unión de las oligarquías para presentar sus intereses como convenientes para el pueblo.
• La misión del Derecho consiste en realizar la justicia.
• El imperio de la ley es el reino del Derecho, al que están también sometido el Estado y los políticos.
• La Constitución debe recoger este reino del Derecho.
• La Constitución no es perfecta, no es un ídolo y no es la solución a todos nuestros problemas.
• La Constitución no es el sustentador del patriotismo, que es el amor agradecido a las cosas recibidas gratuitamente de los padres.

I tot això a què ve? Doncs que avui és el dia de la Constitució, o sea, el día del imperio de la ley. Y esto algo que es necesario respetar, porque como decía nuestro Balmes:

“La libertad no consiste ni en el tumulto de las calles, ni en la dictadura de un sable, sino en el imperio de la ley. (…) Desde el momento en que se comienza a infringir la ley, alegando necesidad o urgencia, o conveniencia pública, se entra de lleno en la arbitrariedad; y con la arbitrariedad se pueden hacer todas las revoluciones y reacciones imaginables (…) En ambos casos no es la ley quien gobierna, es la voluntad del hombre. La sociedad está en ambos casos entregada a un poder discrecional, arbitrario; al despotismo bajo diferentes formas, pero siempre al despotismo. (…) La infracción de las leyes cuando es cometida por el gobierno es todavía un escándalo mucho mayor que cuando las infringen las turbas. (…) Los gobiernos no faltan jamás al respeto debido a la ley, sin gravísimos males para la causa pública, sin mucho peligro para la conservación propia” (Jaime Balmes Urpiá, junio-julio 1845).

Hoy la ley que frena al separatismo y sus chachas del PSOE y neocomunistas es la Constitución, con sus grandezas y defectos. Y los mandarines nacionalistas han pasado por la cárcel porque “contraviniendo frontalmente las resoluciones del Tribunal Constitucional” quisieron cambiar la Constitución por leyes despóticas como la 19/2017 del Referéndum de Autodeterminación, que pretendía “prevalecer jerárquicamente sobre todas las normas que puedan entrar en conflicto”. Vamos, que los nacionalistas nos quisieron cambiar la Constitución por algo muy parecido (Teresa Freixes dixit) a la Ley Habilitante de Hitler.

Todo eso fracasó.

Pero hotornaranafer, esta vez con el apoyo del Gobierno nacional, que se lo está dando todo a los nacionalsitas, y según dicen los icetillas ya ha concedido un butifarrèndum3 para prontito.

Los sucesos de los últimos 40 años nos indican que la Constitución no funciona como debería. Hay que cambiarla para evitar que nuestra convivencia sea destruida por estaifas y nuestros derechos arrebatados por ideólogos. La lista de cambios a introducir es grande, i caldria començar a esmentar-los i proposar-los. No triguin gaire, senyors «constitucionalistes», o no quedarà Constitució per millorar.

Mentrestant, visca l’imperi de la llei!

Dolça i legal Catalunya…

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