Un altre barceloní mític que puja al Cel.
Hermano Jaime Alberto, nacido Pablo Álvarez García, conocido por todos como Hermano Pablo. Hijo de Benamarías, en León. Als 19 anys es va consagrar a Déu com a Germà de les Escoles Cristianes, congregació fundada per Sant Joan Baptista de La Salle. Como su fundador, el Hermano Pablo lo dejó todo para seguir a Cristo y comparecer un día ante Él junto a la legión de chavales a los que deseó acercar al Señor.
Desde 1955 estuvo en casi todos los colegios de Cataluña: Manlleu, Berga, Figueras, Gerona, Tarragona, Barcelona… Enseñaba las asignaturas de ciencias a los bachilleres y nadie explicaba la Química como él. Afable, vital, alegre, entregado, atento, exigente, dinámico. El respeto que mostraba por cada alumno le hacía saber que tenía algo grande que hacer en la vida. Jamás olvidaba un nombre, un apellido, una familia; los llevaba a todos en su cabeza porque los guardaba en su corazón.
«Alguien quiso quitar la bandera española», contaba a un exalumno al principio del prusés, señalando a la fachada del colegio de la Bonanova. «Pero no le dejé». El Germà Pablo no estava per parides ideològiques. S’adonava de com els polítics esberlaven de mica en mica la societat, però no hi havia preocupació als seus ulls, porque los tenía puestos en algo más alto y más grande.
Sí, la ideologia i la televisió van fer molt de mal a les congregacions religioses; també a La Salle, que hoy ya no tiene vocaciones. Pero el Hermano Pablo sonreía tranquilo, señalando a las paredes de la capilla de su colegio, resplandecientes con los nombres de los 52 Hermanos mártires de Barcelona, los 39 de Tarragona y los 58 del resto de España: «Mira qué tesoro». No oblidaba que el primer santo catalán de la Guerra Civil fue el Hermano Jaime Hilario, discapacitado y condenado a muerte por la Generalitat por saber latín.
El anciano Hermano Pablo quiso quedarse en la residencia de San Juan de La Salle, junto a su colegio. Paseaba por los patios con discreción y sonreía. Murió inesperadamente el pasado 1 de abril, Lunes de Gloria, a las 5:45h de la mañana. Había cumplido sus primeros 89 años y 70 de consagración religiosa. Lo enterraron en Cambrils, rodeado de otros Hermanos míticos. De Sarri, Sitjar, Arnau, Esteban, Manolo, Mas, Cotonat, Clemente, Ignacio, Palom… apóstoles de Cristo, maestros de vida, viñadores de hombres, profesores irrepetibles. El Hermano Pablo está ya entre los eternos.
El próximo martes día 16 de abril a las 19:00h hi haurà una missa a La Salle Bonanova per la seva ànima. Sus alumnos la llenarán.
Hermano Pablo Álvarez, rogad por nosotros.
Dolça i exemplar Catalunya…
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En el artículo se menciona al hermano Clemente. Aunque nuca fui alumno de La Salle recuerdo haber conocido fugazmente a un hermano Clemente allá por el año 80 u 83, una tarde de primavera en la rosaleda del parque Cervantes. Era muy anciano, iba acompañado de otro hermano más joven, que bien podría haber sido el ahora fallecido hermano Pablo. No sé por qué ese breve encuentro con aquel anciano muy amable y de aspecto bondadoso ha quedado grabado en mi memoria. Descansen todos en paz.
Sempre en nuestros recuerdos!
DEP.
Nunca vamos a apreciar y a agradecer lo bastante a estos religiosos que por, seguir a Cristo, en este caso desde la educación, han hecho tanto bien a la sociedad y a sus alumnos, muchos de ellos tienen la posición social que tendrán ahora gracias a la formación que recibieron.
En concreto su colegio de Bonanova es considerado como uno de los mejores de España.
Entonces era gratis para los niños o se pagaba muy poco; hoy en que ya no hay hermanos y hay que pagar profesores externos, está concertado.
Pero siempre haciendo el bien y ayudando a que sus alumnos tengan un futuro mejor.
Los políticos, el Concilio y la política han reducido a escombros a la congregación, pero todavía tienen referentes que seguir, como los 91 mártires de Companys y los 58 de Azaña.
Curiosamente Gustave le Bon, el famoso sociólogo político, que era ateo, ponía muy bien la enseñanza de estos hermanos, contraponiéndola a la oficial, laica y republicana de su tiempo («Psicología de la Educación», Paris 1917) y, creo recordar, que la clave estaba en el interés personal de los hermanos.
Pues como es de bien nacido el ser agradecido, sus ex alumnos tendrán que ir el martes 16 a recibir su última lección.
Es el problema que tiene la humanidad, que a los buenos, los que luchan por mejorarla, también se los llevan los dioses, dice un clásico francés. Siempre ha sido el Hermano Pablo, una referencia y un buen consejero, cuando en tus cometidos, en tus tribulaciones, dudabas de algo. Siempre tenía la solución exacta para atajarlo.
Era una especie de ángel caído de los cielos entre nosotros, los que seguimos creyendo y amando a todos los seres humanos, sin importar nada el lugar de donde vengan o el color de sus manos.
D.P.
DEP.