Un altre fatxa.
En Jordi Canal és olotí, historiador, profesor en l’École des Hautes Études en Sciences Sociales de París, y el nacionalismo no ha conseguido azabachear su alma ni dañar su profesionalidad, tot i que va néixer en una família nacionalista. Quan presenta els seus llibres al seu poble, va acompanyat d’escortes per decisió de l’autoritat. Miri quina clarividència mostra a la seva entrevista amb El Mundo.
- «El independentismo siempre fue minoritario. Pero, en la etapa del pujolismo, hay un proceso bestial de nacionalización catalana, que pasa por la educación, la televisión y el funcionariado».
- «Pasqual Maragall [PSC-PSOE] se mete en una reforma del Estatut que nadie pedía, deja entrar en su Gobierno a Esquerra Republicana y les cede los mecanismos básicos de control de la nacionalización: la televisión y la escuela (…) el Maragall de 2003 sólo se distingue de Jordi Pujol porque está más a la izquierda. Pero vienen de los mismos sectores, de esa burguesía de Barcelona. Maragall necesita mostrar que es un digno sucesor de Pujol y para legitimarse nos mete en ese gran follón que es la reforma del Estatut.».
- «El proceso independentista es un proceso de élites, de sectores de clase media, media-alta, (…) que temen que la crisis de 2008 los arrastre».
- «La sociedad de Cataluña es una sociedad decadente, en todos los sentidos. Las empresas se van, se pierde competitividad, no hay seguridad jurídica. Es una sociedad empobrecida económica, cultural y socialmente por esas políticas nacionalistas».
- «Los nacionalistas han sido desleales siempre, desde la Transición. No van a parar. Cuando consiguen una cosa pasan a la siguiente. Lo hemos visto con la amnistía, y ahora estamos otra vez en la autodeterminación y en el referéndum. Lo más sorprendente es que nuestros dirigentes no lo asumen. Uno tiene la sensación de que el PSOE en la actualidad, pero también el Partido Popular en algunos momentos, no son capaces de entender que siempre van a salir perdiendo. (…) Pedro Sánchez que, por unos votos, desmantela una parte del Estado de Derecho y se carga la igualdad entre los españoles».
- «El Gobierno de España no puede olvidar que esa gente no es Cataluña«.
- «Feijóo no ha acabado de entender bien cuál es el problema en Cataluña (…) Seguir pensando en los nacionalistas como socios para la gobernabilidad de España me parece un enorme error».
- «Los historiadores son imprescindibles para demostrar científicamente que Cataluña era una nación antiquísima que se convierte en Estado en la época medieval, hasta que en 1714 los castellano-españoles le cortan las alas. Y que esa nación se reconstruye en el siglo XIX y el XX, y que se merece un Estado como paso final. Ese es el relato del nacionalismo, que evidentemente es falso. La historia de Cataluña que se explica en los colegios, en los institutos, en la universidad, en la televisión, en los libros de la Generalitat y en las exposiciones es una historia inventada«.
- «Se actúa como si existiera un conflicto entre Cataluña y España, cuando de hecho es un conflicto entre Cataluña y Cataluña«.
- «Lo que sí intentaría es repensar el Estado de las Autonomías. Tal vez lo que sirvió a finales del siglo XX hay que replantearlo ahora, como la financiación o algunas cesiones de competencias».
Dolç. Molt dolç.
Dolça i encertada Catalunya…
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Categories: Pensando bien
Tags: Jordi Canal, Nacionalismo catalán
Pues abrazos y admiración por Jordi Canal.
Lo han invitado ya a TV3??
Realmente, el tan traído y llevado; «conflicto» al que los políticos nacionalistas se refieren, no tiene nada que ver con el pueblo catalán, pues la gran mayoría de catalanes, dominamos las dos lenguas oficiales en Cataluña, queremos a los ciudadanos del resto de España y no tenemos ningún reparo en viajar a cualquier punto de nuestro país (España) sin ningún problema. El «conflicto», en consecuencia, no tiene nada que ver con el pueblo, si no con los políticos.
El «conflicto» no es otra cosa que un chantaje permanente de las élites sobre «Madrid»; lo que ha habido desde 1716.
Lo que pasa es que, para hacer fuerza, como pasa con todas las revoluciones sin excepción, desde las masonicas hasta las comunistas, necesitan carne de cañón y cuanta más mejor.
La debilidad de los gobiernos centrales (por los conflictos creados por liberales y la pésima política económica ) sólo les ha dado más fuerza de la que deben.
Lo que es ridículo es que todos entremos en esta farsa con tanto gusto, como si fuéramos a sacar algo más de nuestros amos, a parte de palos y más palos; como siempre por otra parte.
Te aseguro que si todos los catalanes hablasen sólo catalán y ninguna palabra de español, habría exactamente el mismo conflicto; tal vez la diferencia estaría en que en vez de decir que «el catalán se está extinguiendo por culpa del español», dirían que «el catalán se va a extinguir por culpa del español».
Porque esto, como sucedió con los virreinatos y también con los procesos de independencia en las colonias inglesas, francesas, holandesas y portuguesas, no es otra cosa que el intento de las élites económicas de apoderarse del gobierno para proteger mejor sus intereses y robar con el Boletín Oficial del Estado a la nación.
Si con la Revolución francesa y la América hispana y Filipinas la excusa fue la «libertad, la igualdad y la fraternidad» (junto con declarar a los peninsulares «extranjeros»), con los pujoles es «la lengua oprimida a punto de extinguirse» y «los españoles no nos dejan prosperar» (junto con declarar a los españoles «extranjeros»)
Es posible además que haya más, porque tanto la América hispana, como Cuba, Puerto Rico, Filipinas, Guam y Palaos…, como en las antiguas colonias europeas en África y Asia hay intereses muy poderosos que están detrás; intereses que no son locales, sino extranjeros:
Inglaterra y Francia; Estados Unidos; Unión Soviética y Estados Unidos…que apoyan a las élites locales para cortar lazos históricos y convertirlas en colonias comerciales (colonias informales)
Hay pues que preguntarse quién está detrás y qué espera sacar.
Ya sabes que Francia dio refugio a terroristas de E.T.A. mientras asesinaba en plena democracia.