¿Separatismo constitucional?

Vet ací l’inesperat origen del problema llazi.

L’amor a la pàtria és una virtud incluida en el amor a los padres, como correspondencia piadosa a quienes jamás podremos devolver todo lo que han hecho por nosotros. La patria, lo que nos viene de los padres, nos da lengua, cultura, sociedad, tradición, identidad… todo gratis. Y encima nos permite alcanzar lo universal. Por eso una persona justa ama a la patria, i a una de malnascuda li és indiferent o l’odia.

Decía Aristóteles que toda virtud es un medio respecto de 2 vicios. El patriotismo es la virtud; quizás su vicio por defecto sea el cosmopolitismo, y por exceso el nacionalismo. Nacionalismo no equivale a patriotismo, sino a su degeneración. Es la absolutización desquiciada y viciosa del amor a lo propio, que sovint té conseqüències letals.

Algunos voluntaristas que huyen del concepto de virtud se inventaron el «patriotismo constitucional», y quizás mañana aparezca el «patriotismo de la ley de memoria histórica». Inútil, perquè les lleis positives no són pas les coses dels pares, sinó invents ideològics sense altre fonament que el vent que bufen els poderosos o les modes del moment. Visto lo visto, más bien podría hablarse de «separatismo constitucional». Veamos.

En 1978 se debatía la Constitución. El art. 2 levantó muchas dudas:

«La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas».

La inclusión del término «nacionalidades» -una palabra equivalente a «naciones»- alertó a muchos de que venía barra libre para el nacionalismo. Los autores de la Constitución jugaban con los 2 significados de la palabra:

  • Significado antiguo (hasta el siglo XVIII): lugar de nacimiento y cultura particular, sin significaciones políticas.
  • Significado moderno (desde el siglo XIX): término político que incluye soberanía y autodeterminación.

Evidentment, «nacionalidades» se iba a entender a lo moderno, introduciendo una bomba en la constitución política de España, pero a nadie pareció importarle.

El 5 de julio de 1978 se podían leer estas cosas en La Vanguardia:

  • En nombre de UCD, Martín Oviedo dijo que la UCD aceptaba el término en su verdadero alcance y que «el proyecto [de Constitución] establece las medidas que permitirán en todo caso salvaguardar la unidad de España«. O sea, que veían venir lo que ya está aquí, pero aún así los de Suárez lo hicieron. Ja hem vist que les «mesures» serveixen per a ben poquet.
  • El mismo tipo de la UCD vendía que las taifas autonómicas eran una «profundización de la democracia política y social». Ya lo hemos visto, ya.
  • Jordi Solé Tura, del PSC-PSOE: en las «nacionalidades» y «en el título sobre autonomías [título VIII] está el ser o no ser de la Constitución y de ello depende su funcionamiento. El concepto de patria común e indivisible que se recoge en el precepto establece el techo político del que no se puede pasar». Pues Pedro Sánchez y el PSC ya lo han pasado; i si l’essència de la Constitució són les taifes autonòmiques, pues casi que no nos hace falta.
  • Martín Toval de Socialistes de Catalunya: «detrás del término nacionalidades no existen intenciones de separatismo, cuando mayor sea la autonomía, más fuerte será la unidad y solidaridad entre los españoles». ¿Nos engañaba o era un pardillo?
  • Jordi Pujol: «la gran expoliación de que ha sido objeto Cataluña puede encontrar su reparación en este artículo 2º (…) el tema de las nacionalidades o es importante o no lo es; si no lo es, no se ponga, y si lo es, no se niegue y dígase que es un paso trascendental y muy grave. Introducir el término nacionalidades es no una ruptura con el franquismo, sino con la historia entera de nuestro país«. El victimisme ploralunyaire… y en lo demás toda la razón.

Resumim: los de UCD (avui seria el PP) diciendo que no había de qué preocuparse. Los del PSC-PSOE poniendo claramente el ser de la Constitución en el nacionalismo. Otros socialistas catalanes afirmando que las taifas nos unirían más. Y los nacionalistas catalanes avisando de la «ruptura» que incluía la Constitución.

¿Aprendemos?

Dolça i enganyada Espanya…



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4 comentarios

  1. Que el socialismo farsante y traidor por pura naturaleza, se permita decir que los nacionalismos activan con mayor redundancia la unidad nacional, es algo que se puede comprender, más si viene dicho por miembros de esa nefasta asociación política que son los socialistas, que solo se lo pasan bien viendo como van destruyendo esa España que lo les gusta. Recordemos a don Pascual Maragall presidente de la Generalitat en 2003, como manifestaba en el estatut d’autonomía que presentó en 2006, que decía que España era una nación de naciones, al tiempo que se permitía añadir que esa expresión estaba puesta adrede para manifestar el sentido catalán de la unidad nacional de España. Algo propio de los socialistas que todo lo logran con el engaño de lo que sea o en lo que sea, para un socialista todo es válido si con ello puede seguir en el poder. La transición con aquel ardor sentimentalista y cooperativista que tanto la caracterizaba, ya cometió el error de añadir en el artículo dos de su constitución el término nacionalidades. Es como si se hubieran encontrado en aquella reunión pre república que se hizo en San Sebastián en el año 1930, donde parecía que era el nacionalismo catalán lo único que tenía sentido. En el año 1978 tenían una ETA condicionando el terror nacionalista. El caso es que por una cosa o por otra, más metemos la pata que conseguimos cosas interesantes en esta sufrida España. Materia de la que yo no me canso de hacer responsables de tanta inmundicia política, a las ominosas fuerzas de izquierda siempre acompañadas de las ultrajantes asociaciones separratistas. Por desgracia un asunto que no hay forma que nadie consiga arreglar.

  2. Parece que algunos han tenido claro cómo picar en una estrecha grieta y otros sólo alcanzaron a ver ahí un inofensivo decorado pintoresco…

  3. ¿De qué va esto?
    El patriotismo es enanismo de pensamiento que tienen algunos seres humanos excluidos del orden y excluyentes sin darse cuenta, que el apasionamiento es una enfermedad.
    Por otra parte, queda claro, que lo que es bueno para Junqueras, por ejemplo no puede ser bueno, para quienes amamos la vida y la pluralidad que nos brinda ésta compartiéndola con todos los que nos rodean sin xenofobia ninguna.
    Una persona puede querer, pero es un error excluir a los demás. Amas a tu madre, después llega tu esposa, tus hijos y hasta tus nietos y no ofendes a ninguna pluralizando tu amor o inclinaciones Si fueras apasionado, excluyendo alguna de estas fragmentaciones familiares, en realidad no quieres a nadie.
    No sé lo que dijo Aristóteles, pero dudo que lo haya dicho así. Pero, los clásicos tienen eso, que depende su traductor, pones en su boca, cosas que nunca diría o al menos como tú la entiendes.
    Han patrocinado esta información los golpistas o los frailes de Montserrat.

  4. ¿No decían Zapatero, Rajoy y Feijoo que la «nación de naciones fortalece España»?

    No sé donde tienen los ojos…o a donde no quieren mirar.

    Lo bueno de lo malo es que esto no es nada personal contra nosotros, los españoles; como el resto de sus políticas políticos polítiques es sólo pura incompetencia, pura ambición y pura traición.

    Algo así como una infección de ladillas hambrientas, pero que, aunque molestas, no son mortales (eso esperamos; porque todo tiene un principio y un fin)

    (me pregunto qué pasará cuando seamos una nación de naciones con Estados soberanos; al menos, si quedamos en «Espacio Schengen», necesitaremos pasaporte y visado)

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