Escribió en español y mallorquín sin ningún problema.
El papa Francisco ha autorizado al Dicasterio de las Causas de los Santos a promulgar las virtudes heroicas del Siervo de Dios Miguel Costa y Llobera, canónigo de la catedral de Mallorca, nacido el 10 de marzo de 1854 en Pollensa y muerto el 16 de octubre de 1922. Es el primer paso hacia la beatificación de este santo varón, seguramente el último de los poetas libres en lengua vernácula.
A en Miquel Costa i Llobera li deien el Píndar espanyol, el modern Prudenci. Menéndez Pelayo le escribía sobre sus Líricas en 1889 que «el libro de V. bastaría para probar que todavía quedan poesía y poetas en España».
A Costa no le pasó lo que a Francisco Bartrina, Juan Alcover o Morera y Galicia, que habiendo empezado a escribir poesías en español, terminaron adoptando el catalán como única lengua literaria. En Costa va començar a escriure en mallorquí i després la llengua comuna, sense abandonar mai la llengua mallorquina. Su padre le pedía versos en español, y en su estancia en Roma escribió un himno a las Catacumbas que compite con los del gran Manzoni:
Lo quiere Dios. Juntémonos
en sola una alma, hermanos;
y, de la fe por símbolo,
antorchas en las manos,
crucemos la necrópolis
en vaga procesión.
¡El himno de los mártires
en sus abiertas tumbas
resuene, y con el hálito
de tantas catacumbas
temple en vigor pacífico
cristiano el corazón!
«Vigor pacífico»… es pot ser més dolço?
En Costa i Llobera no escrivia per ideologia, ni per militància, ni per subvens. Ho feia, com els artistes de debò, per apropar les ànimes a la bellesa de lo etern. Es curioso que hoy, con el catalán impuesto y subvencionado en Baleares, con una casta de cultureta artificial, no aparezca un solo poeta digno de rozar la pluma de este mallorquín universal.
Dolça i poètica Catalunya…
Categories: Arte dulce
Una muestra más de una civilización perdida gracias a la des-educación moderna y al Concilio de la Destrucción II:
la gloriosa Civilización Católica.
Costa y Llobera fue humanista y santo; y con ello dio ejemplo a todos de virtud y aportó al patrimonio nacional su producción en latín, mallorquín y español. Y eso sin contar con su labor dinamizadora de la poesía catalana.
Es una lástima que los buenos ejemplos se pierdan.
Porque si lo pudo hacer ese sacerdote, nosotros lo podremos hacer también.
Basta dar un primer paso con intención:
apagar la televisión y el móvil inteligente, cerrar las cuentas sociales y…
ABURRIRSE.
Cuando uno se aburre, de manera natural se pone a crear, sale al encuentro de otros y cuida de su relación con Dios.
Y ¡quién sabe!
Entre verso y verso tal vez salga una frase genial digna de Llobera o una vida más feliz -por lograr la «autorrealización», que diría Maslow.
(cuando el móvil es «inteligente», nosotros dejamos de pensar y acabamos con el cerebro plano: chachipiruli para nuestros amos)
Otra demostración más que el idioma español lengua propia de y para todos los españoles, no solo no tiene porque estar reñido con catalanes, mallorquines, valencianos, vascos o gallegos, sino que además puede servir siempre de precedente para que se cuiden, mimen y protejan ambas lenguas en sus diferentes departamentos territoriales.
En el cielo estará de tertulia con el frailecito Junípero o discutiendo de teología con el gran Ramón, hombres sin tacha, orgullo de España.
Mon cor estima un arbre! Més vell que l’olivera,
més poderós que el roure, més verd que el taronger,
conserva de ses fulles l’eterna primavera,
i lluita amb les tormentes que assalten la ribera,
com un gegant guerrer.