Un amigo de Tolkien explica el paso del cristianismo al nacionalismo

L’autèntic prusés que ha castrat Catalunya.

Durante la II Guerra Mundial, Clive S. Lewis -autor de la saga de Narnia- le dedicó un maravilloso libro a su colega J. R. R. Tolkien, el maestro de la Tierra Media: Cartas del diablo a su sobrino. El diablo Escrutopo instruye a su joven sobrino Orugario en el oficio de separar a su «cliente» de Dios (el «Enemigo») y llevárselo al infierno. Els consells d’Escrutopo són força interessants, y no tienen pérdida en lo que se refiere a qué actitud tomar ante la guerra: el belicismo nacionalista o el pacifismo cobardón. Leamos:

«Todos los extremos, excepto la extrema devoción al Enemigo [a Dios], deben ser estimulados (…) Cualquier pequeña capillita (…) tiende a desarrollar en su interior una encendida admiración mutua, y hacia el mundo exterior, una gran cantidad de orgullo y de odio, que es mantenida sin vergüenza porque la ‘Causa’ es su patrocinadora y se piensa que es impersonal. (…) 

Déjale empezar por considerar el patriotismo o el pacifismo como parte de su religión. Después déjale, bajo el influjo de un espíritu partidista, llegar a considerarlo la parte más importante. Luego, suave y gradualmente, guíale hasta la fase en la que la religión se convierte meramente en parte de la ‘Causa’, en la que el cristianismo se valora primordialmente a causa de las excelentes razones a favor del esfuerzo bélico inglés o del pacifismo que puede suministrar. (…)

Una vez que hayas hecho del mundo un fin, y de la fe un medio, ya casi has vencido a tu hombre, e importa muy poco qué clase de fin mundano persiga. Con tal de que los mítines, panfletos, políticas, movimientos, causas y cruzadas le importen más que las oraciones, los sacramentos y la caridad, será nuestro. Y cuanto más ‘religioso’ (en ese sentido), más seguramente nuestro. Podría enseñarte un buen montón aquí abajo».

No podem pas jutjar l’interior de les persones. Però és fàcil identificar aquests símptomes en tants veïns que van crear grups com «Crist i Catalunya», es van fer «cristians per nacionalisme» i van acabar sent nacionalistes a seques, i després manllevant la fe dels catalans des del poder. I de tants monjos, bisbes, capellans i religiosos a los que les pasa lo mismo: hacen de lanació un fin y de la fe un medio. Un medio para nacionalistizar y descristianizar Cataluña, que no hasta hace mucho era la región con más vigor espiritual de España.

N’Orugari deu estar exultant.

Dolça i descristianitzada (pel dimoni i les seves ideologies) Catalunya…

 



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7 comentarios

  1. ¿Nacionaliasmo? Falso, en DolÇa Catalunya seguís sin querer ver la verdad, la actual ERC al igual que JxCAT, PNV y BILDU son ultraglobalistas 2030:

    Souli Messaoudi, candidato de ERC a la alcaldía de la ciudad de Martorell (Barcelona)

  2. El Raval se ha convertido en uno de los peores barrios para vivir de toda España

  3. Cuando C.S.Lewis escribe eso es porque lo ha visto personalmente, porque ha vivido el nacimiento de la Primera y Segunda Guerra Mundial.

    Es curioso que pasen las cosas, que no queramos aprender la lección y que volvamos a la carga.

    Por eso decía el filósofo madrileño Santayana que el Pueblo que no conoce su historia está obligado a repetirla.

    No hemos querido aprender de la experiencia criminal y golpista del PSOE y ERC, lo hemos ocultado para que sea desconocida…y estamos ahora mismo repitiéndola.

    Para qué quejarse, ¿no?

  4. Cambó estuvo a 1 mm. de ser ministro de Hacienda con Francu. ( S´escriu així no)

    • El catalanista Cambó financió el levantamiento militar de Franco (410 millones pesetas-oro), hizo propaganda a favor de Franco en Paris «Cruzada española» lo llama, a través de la oficina Prensa y Propaganda, que funda (se conserva también una entrevista suya) y legó su colección de cuadros al Museo del Prado y a Cataluña.

      Lo que pasa es que murió en 1947 en Buenos Aires, donde tenía importantes inversiones; probablemente de cáncer de laringe; no tuvo tiempo para más.

      No era españolista, pero no quería la deriva izquierdista de la Segunda República Bananera, que iba camino de convertirse en la Unión Soviética de los Pirineus y amenazaba sus propiedades.

  5. El nacionalismo catalán, por lo menos el originario fue de una convicción muy católica, porque los catalanes siempre fuimos grandes representantes de esta religión tan encumbrada en el mundo civilizado de occidente. Y católico dio la sensación de ser don Jordi Pujol, o lo fueron don Enric Prat de la Riva o don Francesc Cambó, vivas imágenes de un nacionalismo precoz seguidor de las teorías cristiano conservadoras de don Jaume Balmes o el obispo mosén Torras i Bages. Prescripciones que siempre se enfrentaron a un ateísmo insultante como el que profesaba el aventurero de don Valentín Almirall, el izquierdoso de don Lluís Companys, o el ambicioso político de don Francesc Maciá, que eran amigos de apostar en favor de lo improcedente porque así se lo reclamaba su deteriorada mente. Arbitrio que han seguido manteniendo los separratas de hoy en día, que secundados por una organización impersonal como es la Esquerra Republicana de Catalunya, son más amigos de cantar la internacional, exhibir el puño en alto, y sobre todo ser ateos o contrarios a una religión católica que ellos la relacionan con la derecha, por eso apuestan en favor de ganarse a los curas para la causa independentista, con toda seguridad ofreciéndoles golosas prebendas de esas que jugando con la malversación del dinero público, tan bien se saben manejar los codiciosos independentistas.

    • El catalanismo está en origen muy vinculado a la Iglesia Católica porque empieza como algo cultural y los que hablan catalán y tienen una exquisita educación literaria y filosófica en latín son los curas, que además tienen mucho tiempo y un trabajo fácil y sin esfuerzo para dedicarse a sus aficiones culturales.

      Además es que el liberalismo nacional es anticatólico militante y las desamortizaciones y la expulsión de regulares roba a la Iglesia (es decir, al Pueblo católico ) sus medios de financiación y la pone a merced del gobierno de turno.

      Como ahora las funciones de educación y sanidad, que antes hacía la Iglesia gratis ahora lo tienen que hacer las provincias y municipios (y por tanto hay que pagar impuestos para ello, lo que es muy impopular), se convierte en una de las causas de las guerras carlistas.

      Tampoco ayuda la «desamortización» (robo) de las tierras comunales de los municipios, porque aliviaban la pobreza de los menos pudientes.

      En cuanto se dispara la industrialización, gracias a las políticas arancelarias de la Restauración, se produce la inmigración masiva del campo a la ciudad y de otras partes de España a Barcelona, lo que crea un proletariado de fuera, que no habla catalán, muy conflictivo y que va a empezar a organizarse contra los amos (los dueños de fábricas)

      Esto rompe la imagen idílica de la sociedad paternalista-autoritaria-agraria (pasa en todas partes, como en Vizcaya y Francia )

      De la actividad económica sale una nueva clase social local, la burguesía, que tiene otros intereses y que utiliza, como en Europa, los mitos locales y la «defensa» de su lengua para hacerse con el poder. Porque esta clase no tiene tierras: depende de la educación y del progreso económico para vivir el día a día y por ello quiere controlar la política económica, sobre todo porque en el resto de España, que es todavía agrícola, los intereses son totalmente opuestos.

      A eso se añade la propaganda institucional de la masonería contra España y la religión católica (porque impiden «prosperar») (los masones creen que la economía la mueven los políticos ilustrados como ellos, nuevos «déspotas ilustrados» y no los empresarios, los inversores y el mercado, como en Inglaterra, Alemania y Estados Unidos)

      Es decir, hay varios intereses contrapuestos, pero que de alguna manera se pueden unir o pueden buscar fundamento ideológico para sus intereses en los otros.

      En mi opinión, lo que lo estropea todo es la política religiosa de los «liberales» (falso nombre, porque no son ni liberales ni «demócratas») porque crea un conflicto permanente con 3 guerras civiles y que atrasa la industrialización, porque lo que hace es que la burguesía copie a los nobles al comprar a bajo precio las tierras del clero, pero no invierta en industria; y la industria es el futuro (es lo único que crea valor a las materias primas al transformarlas; y de ahí salen las nuevas clases medias)

      Este anticatolicismo militante es lo que lleva directamente a la Segunda República y a la guerra civil (la 4ª en un siglo, sin contar las americanas). Porque el problema (el progreso económico, causado por las industrias) no lo resuelven nunca; al contrario, van al revés.
      Y las guerras, que además siempre hay que pagar, son nefastas para la economía.

      Fue Franco el que, desde la estabilidad política y social que da un autoritarismo, paternalista y católico, logra lo que nadie quiere hacer: industrializar España. Nosotros somos las clases medias que salen de ahí.

      Lo que pasa es que los mitos y las ideologías, una vez creados, tienen vida propia. No siempre con los mismos intereses de quienes los crearon. Siempre va a haber alguien que arrime el ascua a su sardina.

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