Cuando ‘El País’ alertaba de la trampa de una «consulta»

El Butifarrèndum 3 organitzat per Moncloa significa autodeterminació.

Estamos en 2006, 2014 y 2017 al mismo tiempo: nouestatut, Butifarrèndum 1 (que llamaron «consulta» el 9-N-2014) y desarme del sistema legal mediante leyes de «desconnexió». Pero esta vez no pasa en Cataluña: pasa en Madrid, en el corazón de las instituciones españolas. Aquesta vegada el cop no el dirigeixen els nacionalistes, sinó el PSOE. Esta vez no solo lo apoyan los medios a sueldo de la Generalitat, sino los lacayetes mediáticos de Moncloa.

Como El País.

Lo que viene ahora, tras los indultos, la eliminación de la sedición, la rebaja de la malversación, la rebaja de multas en el Tribunal de Cuentas, el sometimiento de la Fiscalía y el asalto a los altos tribunales, se llama referéndum. Millor dit, Butifarrèndum 3.

Parlem-ne.

Una vez concedido este punto de la «consulta» (así la llamarán para disimular el referéndum, com va fer en Mas el 2014), que Cataluña es un sujeto político sin ninguna relación con el conjunto de España, todo lo demás caerá como fruta madura. De ahí la obsesión separatista para votar algo, lo que sea, y de ahí el gravísimo error de Pedro Sánchez y el PSOE de prometerles un Buti3 en Cataluña. Luego vienen los matices, pero ya no podrán eliminar la impresión de que Cataluña, a efectos de tomas de decisión políticas, ya no formaría parte de España.

Es lo que explicaba en El País Francisco J. Laporta, catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid, en un magnífico artículo en 2014 (sí, antes de que el diario se pusiera en posición de rendir honores a todo lo que haga Sánchez).  Allí, Laporta constataba que la terquedad nacionalista para conseguir un referéndum, consulta o votación se explica porque, «en realidad, cualquiera que sea el resultado de la consulta, al realizarla habrán conseguido el reconocimiento jurídico y político de Cataluña como un demos que tiene derecho a manifestarse como sujeto político autónomo. He ahí la trampa subyacente. No es que Cataluña sea una nación y en virtud de ello tenga derecho a decidir; es que si se le reconoce tal derecho se le está atribuyendo la condición de sujeto político con un cuerpo electoral propio.«

Y añadía: «Lo que busca, pues, esa porfía por hacer la consulta no es un ejercicio de democracia, sino que se reconozca jurídicamente al pueblo de Cataluña el título político de sujeto decisor, porque eso sería un reconocimiento institucional de su carácter de nación. Lo que en definitiva persigue es votar la pregunta, porque el mero hecho de votarla lleva consigo la creación del título para ello, la pretensión de soberanía. Si nos permiten votar esa cuestión, eso significa que tenemos derecho a hacerlo. Y desde esa perspectiva, claro, el resultado da igual. Lo importante es la definición del sujeto colectivo como entidad soberana que el hecho de votar comporta

Una trampa que podemos sintetizar en la fórmula «no ser para votar, sino votar para ser«.

Continuaba Laporta desgranando más trampas encerradas en los butis impulsados por los nacionalistas, que por el momento no es necesario abordar. Nos contentaríamos con que a quienes tienen la obligación de velar por los derechos y libertades de todos, también los de los catalanes libres de nacionalismo, les quedara bien clarito este sencillo razonamiento.

Que d’altra banda és lo que confessava en Carod Rovira el 2014:

Un referéndum de soberanía siempre es una victoria. Si se gana, porque te abre las puertas a la plenitud del derecho y hace a tu pueblo libre. Si no, con que obtengas un resultado digno y no humillante, también es la primera piedra del edificio de la victoria, pone al país y su causa en la agenda internacional y todos sabrán que, tarde o temprano, el referéndum se volverá a hacer y se ganará. Después de un referéndum ya nada es como antes, porque todo el mundo mira al país en cuestión de una manera distinta que antes de la consulta, como un país inmerso en un proceso progresivo de afirmación, que ya ha iniciado un camino sin regreso. Un país que se pronuncia democráticamente sobre la posibilidad de convertirse en una nación soberana y en Estado independiente ya se sitúa automáticamente, en la conciencia de todos, en la lista de espera de la libertad. Y pasará más tiempo o no tanto, pero todos saben que, al final, este día llegará“. (Carod Rovira: 2014. La hora de Cataluña, pág.252)

Dolça i a punt de caure en la trampa Espanya…



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3 comentarios

  1. El caldero socialista -sanchista calentándose lentamente y la rana constitucionalista sin darse cuenta de la traición

  2. «todo el mundo mira al país en cuestión de una manera distinta que antes de la consulta, como un país inmerso en un proceso progresivo de afirmación, que ya ha iniciado un camino sin regreso»

    Es que la acción modifica al pensamiento y no al revés (error común, principalmente de los intelectuales)

    Cuando una persona realiza voluntariamente (y sobre todo públicamente ) una acción, automáticamente su pensamiento cambia para adaptarse a esa acción para evitar la disonancia cognitiva que se produce.

    Es exactamente el mecanismo científico del lavado de cerebro de los chinos en la Guerra de Corea; y por eso funciona tan bien.

    Por tanto si hay referendums independentistas (aunque sean sólo «consultas») eso hace que los independentistas sigan manteniendo su opinión y los dudosos se decanten por la «libertad» (¿no queremos todos ser «libres»?). Es decir, es una manera de continuar el proces independentista hasta fabricar la minoría necesaria para lograr la independencia «democráticamente».

    Más o menos el número de independentistas ha disminuido, pero se mantiene estable.

    Construirán ese % que falta no sólo los independentistas irredentos, sino con las nuevas promociones de las madrasas catalanistas y con los inmigrantes nacionalizados (controlados por las asociaciones de inmigrantes y las ayudas sociales («si sale Rajoy te van a quitar las ayudas sociales») ), que gracias a Zapatero y Rajoy, dependen ahora de la Generalitat.

    Y para el voto flotante, ya se encargarán los ingenieros sociales de Pujol de montarla («muertos», piden) porque esa chispa es la que independizó irrevocablemente a Irlanda y con el escándalo que montaron por la muerte de ese negro de Estados Unidos cómo se hicieron con el voto negro en contra de Trump, que así pierde las elecciones.

    No se preocupen que los independentistas lo tienen todo «atado y bien atado».

    Lo que no me explico es cómo nos hemos metido todos en esta farsa tan peligrosa.

    O mejor, cómo nos han metido en esta farsa tan peligrosa.

    Pero eso de crear puestos de trabajo, nada de nada, que libera de los políticos y de sus amos.

  3. Los socialistas son tramposos por pura naturaleza, tal vez porque el partido socialista ya nació haciendo trampas, y esa cualidad no se la ha podido quitar de encima sobre todo porque siempre le ha dado buenos rendimientos. Ha sido con las trampas con lo que siempre han conseguido los socialistas engañar al pueblo, y logran los votos que precisan para hacerse con el poder. En su momento ya vendieron la apología de definir a Cataluña en el estatuto catalán del año 2006 como una nación de naciones, es decir haciendo apología del separratismo más ultrajante. Ahora con sus maniobras siempre preparadas con una malicia intencionada, hablan de esconder un referéndum anuciándolo como una consulta, porque está claro que esta consulta ni será por teléfono, ni por internet, ni persona a persona, si se habla de consulta se está hablando de referéndum, evidentemente no permitido, pero que se podrá hacer porque solo es una consulta. En pocas palabras lo venderán a la galeria como algo no vinculante, cuando saben de sobra que si se consigue un cómputo superior al cincuenta por ciento arrimativo reclamando una posible independencia, los separratistas no tardarán ni un segundo en hacer una declaración unilateral de independencia, y no solo eso, sino que pondrán en marcha esa Cataluña independiente que no existe, pero que ellos la llevan aunque solo sea hechiceramente dentro de su imaginación. De esta manera ya estará el sarao montado y el gran lío fomentado, la disgregación de España volverá a salir a escena, y eso no nos olvidemos es lo que más desean los socialistas, la desmembración de una España que no les gusta, para venir después ellos como salvadores con el elixir de ese comunismo que tanto les seduce.

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