Basta de obligarnos a hablar en la lengua que quiere el nacionalismo.
Prat de la Riba, fundador del nacionalismo tenía claro que el catalán tenía que ser un «instrument de nacionalització». No era una de nuestras lenguas, sino el vehículo por el que esa ideología letal y foránea debía alojarse en el corazón y la cabeza de los catalanes. «Si els hi canvies la llengua, els hi canvies l’ànima», deia l’ideòleg de Castelltersol (lo de Castellterçol s’ho van inventar després). L’ànima havia d’ésser tota de l’idolet nacionalista, és clar.
Así que tengámoslo claro: el nacionalismo utiliza la lengua catalana para colarnos nacionalismo. Lo hacen en la Generalitat, en TV3, en Catalunya Ràdio, en las aulas escolares, en los clubes deportivos… y también en la universidad, que bajo la Cataluña lazi ha dejado de buscar la verdad universal para encerrarse en la ideología particular de los poderosos. Por no se puede circular por la Universidad de Barcelona sin ver mensajes animando a la delación de los profesores que enseñan en español, cada día más vista como la lengua de la libertad bajo la reichpubliqueta.
Y por eso los alumnos se hartan y se deshacen de esas consignas totalitarias. Volen aprendre en llibertat.
L’enhoradolça, estudiants. Resistim, especialment a la universitat.
Dolça i lliure Catalunya…
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Creo que sucede incluso en el seno de las propias familias, en las no les dejan ver según qué dibujos animados a los más pequeños, no por ser violentos o inadecuados, el motivo es porque son en CASTELLANO. Como si el castellano fuese detestable.
Bien hecho!