«Lo primero es volviendo a la realidad y devolviendo a las palabras su significado. Democracia no significa votar, eso es falso, y libertad no significa hacer lo que a mí me da la gana. España no es una dictadura, es una democracia imperfecta, como todas, menos que algunas y más que otras. También es completamente falso que todos los catalanes quieran la independencia y España no roba a Cataluña. El Evangelio dice que la verdad crea hombres y mujeres libres, y eso significa que la mentira crea esclavos. Aquí se han contado toneladas de mentiras. Ahora volver a la verdad es muy complicado y los que tienen que desmentir las mentiras son los que las contaron. En Cataluña el nacionalpopulismo sigue en el poder y nosotros seguimos flotando en un líquido amniótico de mentiras. Eso es letal».