«Barcelona se ha lanzado a la calle, esto no se puede describir». I TV3 què en diu?
Avui fa 82 anys que les tropes nacionals van entrar a Barcelona. La capital havia patit 2 anys i mig de follia i desordre. Recollia el fruit de la sembrada ideològica radical: nacionalisme, anarquisme, socialisme, comunisme… Una barreja letal. La Generalitat era inútil i còmplice de les barbaritats que passaven a Catalunya.
Per les imatges del video, no sembla que a Barcelona enyoréssin el “President Màrtir”. Més aviat el contrari. Amb 3 anys de txeques nacionalistes d’ERC, anarquistes de la FAI-CNT i comunistes de la Komintern en van tenir prou. El pajarito, antic advocat defensor de terroristes, va abandonar el seu poble a les tropes nacionals. Els avis ens van contar que mai s’havia vist una rebuda tan entusiàstica.
El relat nacionalista ens diu que “Espanya” va conquerir “Catalunya” aquell dia. No és veritat.
Joan Font Peydró era un soldat de l’exèrcit republicà que s’havia amagat, com tants d’altres, per a evitar seguir una retirada inútil. Així narra les seves impressions del moment de l’alliberament:
“Cuando llegamos a la Diagonal, la bandera que vimos pasar desde el balcón apenas ha podido recorrer unos metros. Los primeros soldados desaparecen entre una muchedumbre que los abraza, que los vitorea, que besa la bandera. Esto no se puede describir. Hay que vivirlo para tener una idea de tales momentos. Van llegando más tropas. Y es un río de gente el que los asalta (…) Un enorme trimotor vuela bajísimo a lo largo de la Diagonal. Miles de niños le saludan. Unos tanques van caminando airosos; pero casi no se los ve. El gentío se ha encaramado en ellos y tremolando banderas y vitoreando a España y a Franco, los hace desaparecer entre olas de alegría. Ya ha llegado la noticia a todas partes. Barcelona se ha lanzado a la calle. Y se desborda de entusiasmo. Llegamos a la plaza de Cataluña. Brillan algunas luces. Empiezan a rasgarse las tinieblas. Todo parece un sueño. En todas partes, el mismo entusiasmo. Y banderas españolas. ¡Muchas banderas!”.
Un record especial pels catalans que van patir el terrible règim d’en Companys, amagats i envoltats de sofriment; i pels qui el van servir de bona fe i van ser després abandonats pel seu president. Que al Cel sian tots.
Dolça i alliberada Catalunya…
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Ni este soldado republicano ni sus compañeros, no se debieron de enterar de la arenga del general Vicente Rojo al enemigo, cuando el C.E. de Aragón y el C.E. del Maestrazgo, ya estaban a las puertas de Barcelona: «No venceréis ni ahora ni nunca. Lucharemos hasta la muerte. Nuestro deber está siempre claro: nos lo marca todos los días el crucifijo que tenemos sobre el pecho.» Vicente Rojo, tampoco debió de enterarse, de las decenas de miles de católicos asesinados por ser católicos.
Y Barcelona cayó sin que nadie opusiera resistencia.
Un comandante catalán, natural de Figueras y futuro general, Narciso Díaz Romañach, del Batallón de Ametralladoras Número 7 de Plasencia, fue la vanguardia del Ejército Nacional que entró por la Diagonal, saludando en catalán a la población civil que les vitoreaba.
¿Y ánde andaban Companys y sus cuates? En La Bajol (GE), con el tesoro robado a los catalanes y que almacenaron allí, para pasar a Francia, en cuanto las cosas se pudieran feas, que se pusieron. Ese es el heroísmo y la fe del Máximo Amado Líder en sus catalufos.
Y el Puchimón tampoco se lo pensó mucho.
En realidad, era el II Batallón del Regimiento de Ametralladoras Argel número 27, con sede en Plasencia.
El dato erróneo es del gran Ricardo de la Cierva. Yo me permito corregirle, en este pequeño error