La Generalitat decreta el canvi de la lletra d’ «El Meu Avi»

La Ferrusola plora d’emoció a la plaça Sant Jaume.

José Luis Ortega Monasterio es uno de los más reconocidos autores de habaneras. Fill de Santonya (Cantàbria), se fue a vivir con sus tíos en un pueblo de Gerona cuando se quedó huérfano; com que la seva família era carlina, al estallar la guerra civil huyó de la Cataluña de Santcompanys para alistarse amb en Francu.  Se hizo militar y llegó a coronel del Ejército. Va ser demòcrata, fundador de l´UMD i seguidor de l’Espanyol. Tot plegat una vida que trenca molts tòpics nacionalistes.

Pero lo que más le gustaba al coronel era componer canciones, especialmente habaneras. Su pieza más conocida es El meu avi, la estrella anual de la fiesta de habaneras tan popular en Calella, y recuerda al vaixell “Montserrat” (que canvià el nom per “el Català”) i al seu capità, el gallec Deschamps, que aconseguí desembarcar a Cuba a pesar de la hostilitat i la superioritat dels americans. O sea, que lo que algunos quieren convertir en un himno separatista es todo lo contrario. Su hijo Leopoldo se subió hace 2 años a un escenario en un acto de Societat Civil Catalana para homenajear a su padre cantando su habanera favorita.

Lo de cantar habaneras en Calella empezó con Franco. L’any 1966 Calella de Palafrugell era un poble que estava patint transformacions molt dràstiques: la seva activitat tradicional, la pesca, s’estava extingint per donar pas al turisme. I la recessió de la pesca s’enduia els cants tradicionals de taverna, una part molt important de la cultura marinera del poble.

Conscients de la necessitat de preservar-lo, es va editar el llibre recopilatori ‘Calella de Palafrugell i les havaneres’. La seva presentació, al mes de novembre de 1966, va aplegar a un bon grapat de vells cantaires que van muntar un recital improvisat, al bell mig de la platja de Port Bo. Així va iniciar-se una tradició que arriba fins els nostres dies, cuando el nacionalismo ha convertido la jornada en un instrumento de propaganda ideológica y malestar entre los asistentes.

Por eso no nos extraña que racisTorra saliera ayer al balcón de la Generalitat a proclamar, ante una masa enfervorecida de CDRs, que mediante Republicano Decreto la reichpública había decidido cambiar la letra de El Meu Avi como paso definitivo para la implantación del nou règim de plenitud celestial que ens porta el nacionalisme Desde ahora se cantará así:

El meu avi va anar a Andorra
A portar-hi uns calerons
No fos cas que a casa nostra
Hi haguessin revolucions

Els calerons varen crèixer
Amb soborns i comissions,
Fins assolir una fortuna
De quatre-cents
O cinc-cents mil.lions!

Quan Jordi Pujol
Parava la mà
Els homes del totxo,
Au vinga, a pagar!
Els milions a casa
No varen tornar,
No varen tornar,
Que van amagar-los
Als bancs d’ultramar.

Arribaren temps confusos
De grans manifestacions
I la premsa madrilenya
Disparàren els canons.

Una dona despitada
Va obrir la caixa dels trons,
I va agafar la família,
I el Jordi Pujol,
Ben bé pels collons.

Quan Jordi Pujol
Parava la mà
Els homes del totxo,
Au vinga, a pagar!
Els milions a casa
No varen tornar,
No varen tornar,
Visca Catalunya!
Pobres catalans!

Abajo, en la plaza San Jaime, Marta Ferrusola lloraba de emoción.

Dolça i cantaire Catalunya…



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14 comentarios

  1. Perdona Independensia, no te hacia tan joven, te falta algo que los viejos – sin paliativos – tenemos…ahora bien, llamar «cursileria» a la «inmersión lingüística» no me parece nada acertado, es algo mucho más peligroso y te lo digo por mis muchos años de experiencia…te podría contar historias realmente alucinantes y nada «kursis»

  2. No lo creas Indapandansia, DC no se pone cursi o kursi – si asi lo prefieres – es que DC está inbuida de cierta «inmersión lingüística» que en nuestros tiempos de la «escuela franquista» nos hubiera merecido un solemne suspenso

    • Cuando yo nací Paco llevaba cinco años muerto (presuntamente) 😒😎

      La «inmersión lingüística», es una cursilería total por sí misma. Como escribir «kursi» pero lo hice escapando del Rufianeitor (otro cursi sin paliativos) 😆😆😆

      «Cantabria» es otra cursilada rotunda, inventada por el cursi del Anchoero Corrupto.

      Lo dejo ya, que este comentario me está quedando la mar de cursi 😨😨😨

  3. el que nuestro «amigo» KimChisTorra» queira cambiar la letra de una habanerea no me preocupa. Lo que me preocupa es que todavía la familia Pujol i la Ferrusola no hayan devuelto todo el dinero que han robado. Y eso de que «si no tenim ni cinc» de la Madre Superiora Ferrusola se lo puede meter por el c*.

  4. Creo que el nombre del pueblo de este señor compositor es: SANTOÑA (Cantabria)

  5. ¡Ojo a todos!:
    Que hay Calella, hay Palafrugell y hay Calella de Palafrugell.
    Lo digo para quien no lo sepa.

    A mi me encanta Calella de Palafrugell, con esa playita pequeña llena de barcas y ese porche con arcadas blancas…

    Ahora, visto lo que decís, ya no me gusta tanto.
    😠😠😠😠😠😠😠😠😠😳😳😳😳😳.

  6. No, si ya te cobran la entrada.
    6€ me costó verles en Torredembarra.
    Con el 90% en catalán y acabando con el rollito de los presuspolitics.

  7. Vicent, esta letra ya está musicada, lo que ocurre es que la letra «original» es de una estupidez extrema, lo único que hay que hacer es «imponer» el cambio de letra

  8. Esta letra hay que musicarla y difundirla ya. Sería un triunfo total. A ver si un músico dolço de anima.

  9. Palafrugell es un sitio precioso. He estado un par de veces en la cala y me encanta.
    Bueno, Cataluña es muy bonito. 😉.

  10. Dos cosas:
    1a.- La letra original del «Meu avi» es una estupidez total…
    2a.- Le letra aqui se propone es infinitamente mejor, habria que imponerla por «decreto ley»
    ( me la voy a copiar y difundirla, les invito a todos a hacer lo mismo)

  11. https://www.libertaddigital.com/opinion/jesus-lainz/las-pateras-del-danubio-88590/

    ¡A las armas, a las armas! ¡Ha llegado el día de la ira!

    Antes de desplomarse de su caballo, exhausto tras cruzar el gran río, el ermitaño apuntó hacia el sol naciente para avisar al centinela romano de la llegada de la horda huna.

    Así concluyó Arthur Conan Doyle su relato sobre la irrupción de los hunos en la frontera oriental del Imperio a finales del siglo IV.

    No debieron de ser cualquier cosa aquellos hunos, pues en el año 376 los visigodos, no precisamente una tertulia de ancianas asustadizas, ante la visión de aquellos frutos de la cópula entre las brujas de Escitia y los espíritus infernales, corrieron espantados a implorar a Valente, emperador de Constantinopla, su permiso para instalarse dentro de la seguridad de sus fronteras, al otro lado del Danubio.

    Con el aliento huno en sus nucas, los atribulados godos prometieron ser obedientes, someterse al Imperio y hasta convertirse al cristianismo. Tras alguna deliberación, los senadores constantinopolitanos consideraron que algún beneficio podrían sacar de ello las arcas del Imperio, así que acordaron franquearles la frontera acuática y ordenar a las guarniciones que no solamente permitieran el paso de sus frágiles embarcaciones, sino que pusieran todos los medios necesarios para que consiguieran cruzar sanos y salvos las caudalosas aguas que les separaban del paraíso. Pero la avaricia y la concupiscencia son viejas compañeras de los hombres. Algunos romanos aprovecharon la penosa marcha de los godos para ofrecerles alimentos podridos a precios imposibles, lo que les obligó a malvender sus pertenencias para no morir de hambre. Tras perder muebles, monturas y siervos, tuvieron que prostituir a sus mujeres e hijos, e incluso venderlos, pues prefirieron verlos esclavos pero vivos que libres pero muertos.

    El rencor hacia quienes se suponían sus protectores se acumuló hasta que llegó la ocasión de estallar. Y sólo dos años después de cruzar el río, los visigodos se enfrentaron al ejército imperial frente a los muros de Adrianópolis. Tan grandes fueron la impericia de los romanos y la furia de los godos, que hasta el emperador Valente desapareció en la masacre, descuartizado o abrasado. Aquélla fue la mayor catástrofe militar romana desde la batalla de Cannas, seiscientos años atrás.

    Aunque sólo unos pocos agoreros lograban verlo, el deslizamiento de Roma hacia el precipicio se aceleraba cada día. Pero el mal era bastante más profundo que la derrota en una batalla, la inaplicación de las leyes por magistrados corruptos o la administración cada vez más fragmentada en dispendiosas provincias. Porque, despreciando las austeras virtudes de sus mayores, los opulentos romanos del siglo IV preferían dedicarse a los placeres de la mesa y el lecho. Siempre sedientos de novedades, les atraía más el ruido que el estudio y el cuidado del cuerpo que el de la mente. Acostumbrados a una larga y próspera paz, ya no les interesaba la disciplina de las legiones, la vida de los campamentos, el ejercicio con armas que pesaban el doble para que el día de la batalla los soldados romanos volaran… En aquellos días sus copas pesaban más que sus espadas; y muchos se cortaron los dedos de la mano hábil para librarse de la milicia.

    Indiferentes a los asuntos públicos, los romanos dedicaron su tiempo a juegos y perfumes y trasladaron del senado al circo la sede de la república. Las mujeres evitaron la molestia de los hijos, limitadores de los placeres, con lo que Roma se despobló de romanos. La felicidad de los ciudadanos pasó a depender del resultado de las carreras de cuádrigas, y el teatro, vieja escuela de virtudes, cedió su sitio a farsas licenciosas, musiquillas afeminadas y espectáculos pomposos. Y los que se alejaron de ello, encerraron en los claustros su resignación.

    Por eso prefirieron que de las cosas de la milicia se ocuparan los recién llegados. Para ponérselo fácil, se rebajó la estatura mínima y se relajaron la disciplina y los ejercicios, lo que condujo a que los soldados extranjeros se preocuparan menos de sus funciones que de su atavío. Carentes de apego por Roma y de respeto por sus leyes, inspiraban terror a los ciudadanos del Imperio mientras temblaban ante la presencia de los enemigos. Además, muchos de ellos no tardaron en demostrar que, por encima de juramentos y obligaciones, tenían fidelidades de sangre superiores a las legales. En no pocas ocasiones mantuvieron tratos con el enemigo, favorecieron sus movimientos o facilitaron su retirada. Y sus compatriotas cambiaron los arados por lanzas y se aprestaron a vengar pasadas injurias.

    De este modo, exactamente cien años después de que los visigodos cruzaran el Danubio, sus nietos, junto con el diluvio de bárbaros que siguió cayendo incesante sobre un Imperio impotente e inconsciente, rebanaron los últimos gaznates romanos. Y en aquel 476 la historia pasó página para adentrarse en los diez largos siglos de Edad Media.

  12. Anda, que… escribir «Cantàbria»… cuando Dolça Catalunya se nos pone kursi… 😧😧😧

    La FerruSSola no llora, moquea por los ojos (rasgo innegable de la raza superior). Sobre todo porque no tiene «ni cinc» (innegable rasgo moral de la raza superior). En Calella de Palafrugell ya no cantan, ahora rebuznan (a juego con la republiqueta de cuchufleta).

    El Régimen se supera año tras año.

  13. Jajajajajaja…. sacrilegi!! sacrilegi !!….que bien.. también cambiarán lo de pasar la cesta después de cantar para la propina como hacían en mi ex pueblo, a según qué casas ??…o habrá que dar el número de cuenta para que te saquen el dinero que ellos quieran para escucharlos por hologramas tipo mocho gobernador??.

    El creador de las habaneras cántabro y franquista, a ver cuánto tardan en cambiarle la procedencia los de las Novas Historietas Catalanas pero Fer Riure.

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