Mascarell actúa con el sectarismo del que acusa a quien discrepa con él.
Vieja historia, que se repite una y otra vez. Los nacionalistas repartiendo carnets de buenos catalanes, y claro, los catalanes que escriben en castellano son malos catalanes, traidores, botiflers, condenados al ostracismo o el exilio si por ellos fuera.
En esta ocasión, tal y como explica Crónica Global, «la portavoz del Grupo Parlamentario de Ciutadans, Carina Mejías, ha criticado este lunes el «sectarismo» del Gobierno de la Generalidad en el nuevo portal de la Institución de las Letras Catalanas (ILC) en internet, lletrecatalanes.cat, porque este ignora a los autores catalanes que escriben en castellano.»
El sectarismo de la iniciativa es flagrante, pues en la propia definición de la web se afirma que ésta «És un recurs propi de què es dota la Generalitat de Catalunya que vol incorporar tot el sistema literari català.».
O sea, que Juan Marsé, Eduardo Mendoza o Enrique Vila-Matas, por citar a algunos escritores vivos, no forman parte del «sistema literari català». Más allá de lo que esto signifique (lo de sistema suena a escritores del Partido, al estilo estalinista), si los literatos citados no forman parte de ese «sistema literari català», ¿a qué se dedican? ¿A la cría del caracol? ¿O es que se les niega la catalanidad por escribir en castellano? Porque o se les niega que se dedican a la literatura, o se les niega que sean catalanes: alternativas a cada cual más sectaria.
A la Generalitat solo le ha faltado decretar la «damnatio memoriae» de Josep Pla y Pere Gimferrer, de lo más talentoso que haya tenido Cataluña en el siglo XX… pero culpables de escribir en castellano (y en el caso de Gimferrer, aún peor, en francés y en italiano, ¡qué horror!). Todo se andará.
Categories: Catalanes universales, Catalunya de tots
Alguien preguntaba hace unos días qué había sido del burro catalán; por cierto, cedido por la Remonta de Ejército español como semental, de forma que todos los burros eran descendientes de aquél. Ante la presente noticia, habría que preguntarle al señor Mascarell si el burro catalán no se habrá refugiado en algún departamento de la Insrtitución de las Letras Catalanas.
¡Diana! Pero Mascarell, como buen tránsfuga y adicto al régimen, dudo que sepa contestar…
Cada uno es muy libre de hacer el ridículo como quiera y mucho mejor si se hacen de forma colectiva, lo único que no me parece bien es que lo hagan a costa del erario público.
Por eso, si no fuera porque reciben subvención del dinero público, a mi me parecería muy bien que los «iletrados» de Cataluña tengan también su propia asociación. Por sus deshechos se conocerán.