El líder nacionalista destrozó la Capilla de Sant Jordi, en la actual Generalitat.
Hoy los pocos que conocen la historia se la callan.
Durante la Guerra Civil. Prohibido el culto católico en Cataluña. Capilla de Sant Jordi, en la vieja Diputación (actual Palau de la Generalitat). Esa joya arquitectónica e histórica hubo de ser reparada en 1939, cuando las tropas nacionales entraron en Barcelona.
«Toda Cataluña deseaba ya a Franco», dijo exagerando algo el general Vicente Rojo, encargado de la defensa republicana de Cataluña. ¿Por qué? Porque los desmanes ocurridos bajo mandato de la Generalitat de Companys habían sido descomunales para los catalanes de a pie: chekas, reparto de armas, prohibición del culto, exterminio de religiosos, robos, expolio, saqueo de bancos, paseos, violaciones…
La capilla de Sant Jordi se volvió a abrir al culto el 20-21 de Junio de 1939. ¿Qué funcióna había tenido hasta entonces? Pues Companys mandó construir en ella duchas y retretes para su guardia personal. Los «patriotas» catalanes así trataron el patrimonio y la historia de Cataluña.
En el fondo, al nacionalismo le da igual la historia y las manifestaciones artísticas de Cataluña. Sólo valen porque «son» catalanas. Y como la Generalitat «es» la más alta encarnación de Cataluña, puede permitirse pasar por encima de casi todo.
Quizá algo más grave esté pasando ahora, cuando la insensatez separatista de la Generalitat no pone en juego el patrimonio cultural de Cataluña, sino la convivencia y armonía de sus ciudadanos.
Categories: Arte dulce, Historia, Huid del nacionalismo
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