El nacionalismo es una ideología que busca dominar todos los ámbitos sociales.
Dicen que el nacionalismo es el amor a la nación. No es cierto. El nacionalismo es un amor egoísta y desordenado a una construcción ideológica. Como toda ideología, el nacionalismo se apodera y deforma todos los ámbitos de la vida social. Ningún espacio comunitario o personal puede quedar al margen de la ideología: política, deporte, cultura, arte, gremios, universidades, justicia, medios… y también la religión.
Especialmente esta última, pues el nacionalismo funciona como una religión y no admite competencia. No se puede servir a dos señores. Por eso en las regiones donde el nacionalismo es vigoroso, la religión pierde fuerza. Los primeros nacionalistas utilizaron la religión para difundir su ideología. Ahora se trata de eliminar el significado trascendente de la misma, poblándola de símbolos ideológicos que remitan a lo único que para el nacionalismo debe ocupar los corazones y mentes de los ciudadanos: «la nació».
Este año, a medida que aumenta la virulencia nacionalista, la manipulación ideológica de la Navidad se hace más evidente. Por ejemplo:
– Felicitación «navideña» de Mas, presidente de la Generalitat: nada de motivos navideños; una ilustración del sitio militar de Barcelona en 1705. ¿Se desea paz y bien, o se enerva el resentimiento?
– Felicitación «navideña» de la ANC y otras organizaciones independentistas que son consejeras áulicas de la Generalitat: la estrella de Navidad, que indica el lugar del nacimiento de Jesús, es ahora la bandera estelada, protagonista ella misma de la Navidad. ¿Es la Navidad un momento de alegría espiritual o una excusa más para la movilización política?
– Navidad de los políticos en los cementerios, recordando el 80 aniversario de la muerte de Macià apelando a la «raça catalana». ¿Ignoramos el nacimiento de Dios para soñar con el «naixement de la nació», y de paso crispar el ambiente?
– Los símbolos navideños más inocentes, como el belén, trufados de esteladas y papas o Vírgenes de Montserrat haciendo de «caganer». ¿Recordamos con alegría el suceso de Belén, o montamos un irreverente diorama independentista?
– Concierto de villancicos de San Esteban en el Palau de la Música, convertido en un acto separatista. ¿Cantamos al nacimiento del Hijo de Dios, o al nacimiento de la «nació»?
La colonización nacionalista de la Navidad destruye un momento anual de trascendencia y paz familiar, alejada de la tensión ideológica a la que nos están sometiendo los políticos catalanistas.
Y, paradójicamente, destruye las mismas raíces culturales de Cataluña.
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Mezcláis demasiadas cosas… La navidad la destruye el laicismo, que quiere borrar cualquier rastro cristiano de la sociedad; y está especialmente presente en el estado liberal español. No generalicen, por favor.
Pues yo encuentro el artículo muy bueno. Está claro que los que mezclan cosas son los nacionalistas. Y el que generaliza es andresbellodeharo. El estado liberal español es laicista; en Cataluña toma una forma especialmente virulenta, pues la ideología nacionalista (ve la nación como un absoluto) acelera el proceso de secularización. Más claro, agua.
Hasta la fecha el Estado liberal español no ha propiciado que la Virgen de Montserrat aparezca de caganer en un Belén estelado. Tampoco creo que el Orfeó, con Coros y Danzas de nens, eclosione de manera liberal y espontánea en el Palau de la Música Catalana.
Todo parece directamente diseñado por los ideólogos de Convergencia i Uniò Tradicionaliste y de les CUP. Una «navidad modélica de Movimiento Nacional, como los de antaño». Lo único que falta, no es por dar ideas, son los turrones estelados.