L’Espanya del 78 és un estat disfuncional.

Los sucesos inmediatamente posteriores al prusés, en los que un partido político cambió las leyes penales y borró los delitos cometidos por los delincuentes condenados, a cambio de su apoyo para llegar al poder, aclararon a muchos la filosofía política que sostiene el Sistema del 78, también conocido como «lademocraciaquenoshemosdado».

La filosofia política és aquesta:

• el pueblo es «soberano».
• el pueblo ejerce su soberanía durante 5 minutos en las elecciones cada 4 años, mediante el voto a una lista de un partido político, que él no ha elaborado, a cuyos miembros no ha visto jamás, los cuales no tienen otro criterio que el del cabeza de lista, y cuyo programa no es vinculante.
• el votante forma su criterio de los votados a través de los medios de comunicación (llamados «el 4º poder», todos a sueldo de los votados amb els calers dels votants), que crean una opinión pública según ordenen los que pagan.
• tras las elecciones la soberanía se traslada de facto a los jefes de los partidos políticos. El representado debe seguir lo que disponga el representante.
• dichos jefes no tienen ningún límite legislativo ni moral porque ahora son los «depositarios de la soberanía popular». I lo propi de la sobirania és no tenir cap poder per sobre.
• en nombre de la soberanía popular, dichos jefes hacen las leyes que les conviene para seguir en el poder. Por consiguiente, el llamado «imperio de la ley» es sustituido por la voluntad de la oligarquía política.
• en nom de la sobirania popular, els kapos nomenen els jutges i fiscals que els convé per tal de continuar en el poder. Per tant, la divisió de poders desapareix, si és que mai ha existit.

Senzill, oi? Soberanía popular, partidos políticos, elecciones, opinión pública, imperio de la ley, división de poderes… conceptos sacramentales cuyo verdadero funcionamiento se parece mucho al que hemos explicado arriba.

Bien, ya podemos entender que el Tribunal Constitucional haya bendecido la amnistía a los golpistas promulgada por el Gobierno del PSOE (con los magistrados votados también por el PP) a canvi dels 7 vots de JxC para agarrarse al poder.

Es lo que lleva sucediendo desde 1978, desde el aborto a Rumasa o lo de anteayer: jueces nombrados por los partidos avalan las leyes promulgadas por los partidos para lograr el poder, apelando al «principio democrático» o soberano ilimitado. La igualdad, el imperio de la ley, la seguridad jurídica… todo era mentira.

No importa que hasta un obispo diga que «la ley de amnistía viola los principios morales«; ni que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) afirme que «La amnistía supone la abolición del estado de Derecho en España», «genera una casta jurídicamente irresponsable e impune» y «convierte la justicia en una quimera»; ni que la Comisión de Venecia dictamine que esa ley «ha aumentado una división profunda y virulenta en la sociedad española»; ni que centenares de instituciones españolas hayan dictaminado contra esa ley. Tot això que diu el poble no importa: lo que importa és lo que diu un grapat de jutges posats pels polítics per cohonestar les seves malifetes.

Senyors, el Sistema no funciona. O millor: funciona contra els espanyols senzills, la decència, el sentit comú i els principis de la vida social justa. Ha degradado en una tiranía donde la voluntad del Poder es ley, donde los partidos pueden hacer lo que les peta porque se amnistían entre ellos mientras se lo llevan crudo. Hora de cambiarlo.

Y por favor, señores politiquenyos, intelectualetes, tertulerdos, telesiervos y acaendémicos: no se lleven las manos a la cabeza con esta sentencia mientras aplauden el sistema que la ha parido.

Ah, y prepárese para lo siguiente: el butifarrèndum 3 que ya nos preparan.

Dolça i disfuncional Espanya…

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Tags: Amnistía, Tribunal Constitucional