Las obras maestras de Ramón Casas Carbó.
Ramon Casas Carbó fou un pintor nascut a Barcelona el 1866, i viscut a Madrid i París, creador del modernisme català. Sus cuadros son maravillosos. Arriba ve su autorretrato, puro en mano. Le encantaban los toros, com a la majoria de catalans del seu temps. Aquí tiene su famoso cuadro Plaza de toros, pintado en 1884, expuesto en el museo de Montserrat:
En torno a 1900 pintó Toros, el magnífico lienzo que también custodia Montserrat:
Los catalanísimos toros, fuente de cultura, noble combat, hontanar artístico, espectacle lluminós, metàfora vital de la que ens vam assadollar els catalans abans no arribés el nacionalisme, l’animalisme i ses ideologies mariatxis.
Però recordi: els toros són anticatalans.
Dolça i taurina Catalunya…
Categories: Arte dulce
Si queréis defender la tauromaquia hacedlo, pero no lo mezcléis con la política. Eso se hace por interés, no por buscar la verdad o por que prevalezca la ética o la razón.
Ningún problema con que en 1884 un artista se inspirara en la tauromaquia, pero el circo romano hoy día no tiene sitio.
La tauromaquia no es ningún circo romano.
Y si la política la quiere hacer desaparecer, aunque es verdad que sólo por ser española, se convierte automáticamente en un tema político.
Me temo que hoy, después de 50 años de farsa democrática y revanchas frentepopulista y masónica, la verdad, la ética y la razón se han convertido en especies en peligro de extinción y hay que protegerlas.
Aunque sólo sea para evitar que con su falta nos puedan manipular, engañar y robar mejor.
«Centrifuga a su gato en la lavadora y lo comparte en Instagram».
Esta noticia es muy habitual. Pero no basta con denunciar al dueño (o a la dueña).
Si acabas con la vida de tu gato o de tu perro, mereces 100 años de prisión (como mínimo).
Para presumir de españolidad, para eso mejor me pongo a escuchar cintas de casete de Juanito Valderrama, El Fary, Rafael Farina, Pepe Marchena, Manolo Caracol, Manuel Agujetas, Enrique Montoya, La Niña de los Peines, etc.
Estar en contra de la tauromaquia no es de izquierdas, sino de sentido común. Lo siento, pero, para mí, es igual que matar a un gato dentro de una lavadora. ¡Dejad a los toros en paz!
Además, desde hace muchísimos años, yo solo consumo carne de aves, no carne de mamíferos.
Las plazas de toros sirven para montar una carpa de circo. Un circo sin animales. «Un circ sense lleons», como el título de un CD de Lli.bert For.tu.ny Quar.tet. Un circo con enanitos y payasitos.
¡Ah, no, que la Yoli quiere prohibir el alquiler de enanitos en despedidas de solteros y también el «bombero torero»!
Como ese quin.te.to de ni.ñas ve.ne.zo.la.nas que, en 1980, cantaban el temazo «Los e.na.nos». Se llaman Las Hi.jas del S.ol. No confundir con el grupo homónimo, ecua.to.gui.ne.a.no, de afro.pop, conformado una sobrina y su tía.
Bueno, pues payasos que den miedo. Todo el público con miedo. Nadie del público se va a reír. Jajaja.
Se LLAMABAN Las Hi.jas del S.ol.
Conformado POR una sobrina y su tía.
Sé que opinión puede resultar muy hispanófoba, ya que estoy infinitamente en contra de esta tradición española.
Hasta el año 2000, lanzar una cabra viva desde lo alto un campanario, fue una tradición muy española. Al menos, para un municipio -el cual no voy a mencionar- de la provincia de Zamora (España). Desde entonces, lo que se lanza es un peluche con forma de cabra.
Mis padres iban siempre a la plaza de toros de la Monumental de Barcelona. Y siempre me obligaban a acompañarles.
Y, como soy de O.ran.ge, puedo ver Ca.nal S.ur. Y no veas la cantidad de corridas de toros que emite Ca.nal S.ur. Prefiero otro tipo de «corridas» (encerrado en el cuarto de baño). Ya me entendéis.
Sé que MI opinión (…).
Perdón, pero, con tanta imposición del catalán de «Plata-o-Plomo-forma per Lallengua», se me están olvidando algunas palabras de nuestra querida lengua española. Lo siento. XD
Para saber si es bueno o malo tirar una cabra viva desde un campanario o correrte encerrado en el cuarto de baño, es necesario acudir a la Ciencia. (Psicología, Sociología, Etnología)
Como todo en esta vida, eso trae consecuencias; unas buenas y otras malas. Se trata de que nos favorezcan unas y no nos perjudiquen demasiado las otras.
Por cierto, para un adulto, correrse encerrado en el baño es más bien cosa de perdedores («loosers») y que además impide con sucedáneos que la naturaleza te espabile como debe ¿no crees?
Ya me entiendes.
Estoy hasta los put.s coj.n.s que POLÍTICOS como Pedro Sánchez, Rajoy o Pujol y multimillonarios como SOROS y los de los clubes DAVOS y BILDENBERG nos metan por las narices lo que tenemos que creer, lo que tenemos que comer, lo que nos tiene que gustar…¡¡¡lo que tenemos que cag.r!!!
Esto no ha pasado nunca en la larga Historia de la Humanidad.
Tampoco ha pasado que esta dominación total nos la traguemos todos de muy buena gana al ritmo de los eslóganes «libertad, igualdad, fraternidad»; «librependamiento»; «tolerancia», «educación»; «laicismo anticatólico» y «espíritu republicano antidemocrático», «Europa «; «modernidad»…
Para gustos ya están las religiones, copiar a los ricos y el libre mercado.
Como siempre desde la Revolución Francesa, cualquier cosa se convierte en instrumento para oprimir y robar al Pueblo.
Es que, como los toros son «españoles» y Cataluña «no es España», de ahí se sigue que «los toros no son catalanes».
O dicho de otra manera mucho más práctica:
Para fabricar la nación catalana, primer paso para ser un Estado independiente, es necesario fabricar un «hecho diferencial» y un «enemigo nacional»
Por tanto hay que erradicar los toros (y el idioma español etc) y poner a España como el enemigo «nacional», a pesar de que la riqueza de Cataluña y su modernidad vienen directamente de España y su mercado cautivo.
Es decir, que todo es una gigantesca manipulación.
El problema que yo veo no es que todo esto sea falso, que lo es.
El verdadero problema es que estas mentiras promocionadas masiva y obsesivamente por la Generalitat no tienen a nadie que se rebele y diga la verdad.
Se supone que vivimos en una democracia, pero los hechos desde 1978 demuestran que vivimos en una dictadura política muy parecida a la de Hitler, de la que además se copian sus métodos probados.
Con la ayuda y la financiación de Moncloa, es verdad.
Mi abuelo paterno vivió las corridas de toros con intensidad, en la Barceloneta, Las Arenas y Monumental, yo seguí sus pasos hasta que llegó la censura autoritaria de Catalunya.
A José Antonio Primo de Rivera NO le gustaban los toros, y eso no influye en mi aprecio y admiración por José Antonio.
Los, toros son tan malos como comer langostinos metiéndolos vivos en una olla con agua hirviendo. Si te gusta lo segundo te aguanta con el primero.
Yo, a favor de los langostinos cocidos, y a favor de los toros.
Hay tradiciones buenas y tradiciones malas. Yo opino que la tauromaquia es mala. Se puede estar contra el nacionalismo y el separatismo y también contra la tauromaquia. No hagamos lo mismo que los lazis, que todo lo mezclan y son fundamentalistas totalitarios. Que no se nos contagie, por favor.
Es verdad que hay arte y belleza en los toros, pero también barbarie. Se extinguirán las corridas, mejor antes que tarde. Pero si en Cataluña han prohibido las corridas, no es por lo que acabo de decir, es por cortar con lo español, porque igual crueldad hay en los «correbous» y estos no los han prohibido. Odio la hipocresía.
¿Dónde está la barbarie?
Codificar y canalizar los impulsos agresivos que tiene toda sociedad humana y darles una salida artística no tiene nada de bárbaro.
Al contrario: es liberador para esa sociedad.
Barbarie es el comportamiento de los hooligans del fútbol.
Los animales, en la naturaleza, nunca mueren de viejos.
En cuanto pierden facultades son cazados y comidos por otros animales.
Eso hace que, al contrario que con los humanos modernos, siempre mantengan sus instintos a punto y no pasen genes defectuosos a su posible descendencia.
Estos animales viven una vida de lujo en el campo.
Y cuando van a ser toreados en la plaza, se enfrentan con sus cuernos, su instinto y su fuerza a un hombre con un paño y su arte.
El toreo es la religión del valor y la belleza.
Señala y premia en nuestra sociedad al que tiene valor para hacer lo que no es necesario y que le puede costar la vida para luchar con el animal según las reglas del arte, que excluyen el maltrato gratuito.
No es de extrañar pues que los antiespañoles de siempre, como la masonería internacional, quieran erradicar el toreo.
No por nuestro bien o por el del animal, que se extinguiría, sino porque nos quieren uniformes y capones, para que no les hagamos daño.
A mi no me gustan los toros y no los veo.
Pero creo que ya va siendo hora de participar en esa liturgia de sangre y muerte tan española como nuestra historia.
Pues yo soy español, católico, bastante tradicionalista, nada masón y sin embargo considero que la tauromaquia es una atrocidad que se debería acabar. Todos tenemos buenos y malos hábitos que forman parte de nuestra personalidad, tanto individual como colectiva, nos somos perfectos, pero estamos llamados a buscar un acercamiento a la perfección. Si nos enorgullecemos de nuestros vicios porque son nuestros ¿adónde iremos a parar? Y conste que no niego que en la tauromaquia hay aspectos bellos, pero el resultado final es vergonzoso.
Hubo una época en que los catalanes eran normales.
Llegó la Logia Occidente con el invento catalanista, y se jorobó todo.
Pues exactamente lo que antes hizo en la América española y Filipinas.
No para que cada región fuera más libre, sino para convertirse en colonias mercantiles inglesas y americanas y culturalmente francesas.
Y naturalmente no para que los ciudadanos fueran más libres, sino para que estuvieran más oprimidos por las oligarquías locales, que ya no tienen el control del Rey y de la Iglesia.
Lo extraordinario es que caigamos con la misma piedra una y otra vez.
Seguramente porque tenemos el cáncer con metástasis dentro, no fuera.
Entonces no hay ningún Blas de Lezo que pueda con el engaño de «libertad, igualdad y fraternidad»
Y ta ves que, después de 200 años de opresión secreta y expolio, no somos ni más libres, ni más iguales ni más fraternos, sino todo lo contrario.