Este viernes Luis del Pino presenta su libro en Barcelona

Una cita dolça.

Luis del Pino és un dels pocs periodistes lliures d’Espanya, de los que no teme decir lo que piensa. Lo conocimos con los «peones negros» y sus ganas de saber lo que de verdad había tras el atentado de Atocha; ahora dirige el programa matinal de Radio Libertad… y escribe libros. El viernes a las 19:00h presenta su Yo, el difamado, en el Hotel Catalonia de Barcelona, acompañado por Sergio Fidalgo y Joan Garriga. Seguro que a más de uno se le queda cara de hoja al saber que Fernando VII no fue tan malo como nos pinta la historiografía ideológica.

Bon pla per encetar el cap de setmana.

Dolça i literària Catalunya…



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2 comentarios

  1. …»Seguro que a más de uno se le queda cara de hoja al saber que Fernando VII no fue tan malo como nos pinta la historiografía»…

    No he leído el libro de Del Pino, pero recuerdo que Fernando VII pasa a la historia por boca de sus enemigos, los masones, y de los que se benefician del régimen liberal, la restauración alfonsina y su turno de partidos (el corrupto PP-SOE de la época).

    Y sirve para justificar una época desastrosa en España que va desde la invasión francesa, que tuvo como colaboradora a los ilustrados, muchos de ellos enrolados en logias bajo el gran maestrazgo de José I Bonaparte el Invasor, hasta las guerras civiles provocadas por estos mismos ilustrados pasando por la pérdida de toda la América continental española, liberada al librecomercio inglés gracias también a las logias.

    Esto en China lo llamarían «el Siglo de la Humillación».

    Hay que recordar que la invasión francesa destruyó totalmente la economía española.

    Cuando este señor vuelve a España desde su prisión francesa, le hacen jurar la Constitución de Cádiz. Constitución que no ha votado nadie, no lo olvidemos.

    Parece ser que, como el Papa prisionero de Napoleón en Francia, al que le hacen aceptar todo lo que le ponen por delante, entiende que el juramento de ese documento está viciado porque no es libre para aceptar o rechazarlo.

    Simplemente un grupo de personas, que no ha votado nadie, pero que como Pujol dice hablar como si ellas fueran la «nación», le están dando un golpe de Estado delante de sus propias narices.

    Él entiende que debe conservar íntegro lo que Dios le ha dado y transmitirlo a sus herederos y en cuanto puede se rebela.

    Mientras tanto ya ha tenido la ocasión de observar que ha perdido el poder.

    Realmente lo que le están haciendo a él es lo mismo que le hicieron antes a su pariente francés Luis XVI y que acabó en una revolución que destruyó Francia y el asesinato de él y su familia, además de cientos de miles de muertos.

    Bueno, yo no sé qué hubiera hecho yo en su lugar, pero tiene sentido que él hubiera reaccionado e intentado recuperar su trono tal y como había existido, que en general había sido muy exitoso para España.

    Hay que recordar que muchos españoles tampoco querían la Constitución (que, no lo olvidemos nunca, daba poder y libertad a las oligarquías del momento; nunca al «Pueblo» para ejercerlos sobre el mismo Pueblo sometido).

    Son los que luego defenderán durante un siglo la Patria y la Iglesia contra estos impíos ladrones de las desamortizaciones (copiando también lo que antes habían hecho en Francia).

    La represión que hizo es lo normal, nos guste o no, cuando una parte de la población se levanta en armas contra ti, que es la legalidad vigente y la legitimidad histórica.

    Todos los países tienen sus mitos; esto es normal e inevitable.

    Pero sólo debe mantener los mitos que tengan algo de verdad y que le interesen al país.

    Pelearse por el poder (obsesión de los ilustrados para «ilustrar» a España a palos y robar a mansalva) hasta llegar a guerras no le interesa a ningún país.

    Los países prosperan con la paz; nunca con la guerra.

    En Inglaterra no existe ningún mito ilustrado, lo que confirma que no son necesarios.

    Tampoco hemos aprendido la lección de que para «hacer progresar un país», lo único que se necesita es actividad económica (más bien industrialización) y estabilidad social (paz) para invertir, fabricar, vender, obtener un lucro y volver a empezar.

    Esto, que lo inventan los ingleses y lo copian los demás países que han prosperado, es lo que hace Franco -y lo que antes había hecho Barcelona desde Felipe V y Carlos III. ¡Funciona!

    Los mismos idiotas engreídos dispuestos a volver a chupar de la teta del Estado nos la han vuelto a dar con queso en cuanto han podido. Y ahora nos quejamos del PP-SOE y de Pedro Sánchez….

    ¡y seguimos echando la «culpa» a Fernando VII!

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