Cosas que no cuentan los medios del Règim.
Con 61 años Carlos Sainz ha vuelto a ganar -es la 4ª vez- el rali Dakar, 2 semanas en el infierno de 8.000 km de arena, piedra y grava.
En su equipo iba el joven cura Marcin Jablonski, legionario de Cristo que se ordenó y vive en Barcelona (vegi ací la gran diada en que esdevingué sacerdot de Crist, i la joia dels seus pares). Lo coló como chófer de autocaravana el ingeniero Dani Gratacós porque al cura del colegio de sus hijos de pequeño le encantaban los coches de carreras.
Ya en África, Carlos Sainz le pidió que bendijera el Audi:
«Fue el único que bendijo. Me regaló una medallita que fue todo el Dakar dentro del coche… y la verdad es que ha funcionado (…) Cuando te digo que nos han silbado las balas es que ha habido situaciones que han sido casi milagrosas, que hemos librado por los pelos. Nos han silbado las balas por todos lados y yo creo que ahí el ángel de la guarda que nos destinó el padre a cuidar al coche y a cuidarnos a nosotros ha trabajado de lo lindo, cosa que agradezco enormemente. Ha funcionado todo genial».
Carles Sainz és creient. Com tothom. Solo que él cree en Dios, y no en idolillos como Lanació, el género, la mujer, el planeta o la alfalfa.
L’enhoradolça, Carlos i equip, especialment al pare Marcin!
Dolça i beneïda Catalunya…
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Los sacerdotes deberían dedicarse a otras cosas que a las carreras de coches. Así va la Iglesia…
¿Acaso no puede ejercer su ministerio en el Dakar?
Cuanto estuve en Asturias muchos coches tenían una pegatina de la Virgen de Covadonga con la frase:
«Yo conduzco, ella me guía»
Curiosamente De la Rosa la tenía en su paddock y Fernando Alonso se hizo 200 km en bici para ir a Covadonga.
https://formula1.lne.es/general/293/la-santina-guia-a-de-la-rosa.html
https://www.lavozdeasturias.es/noticia/viral/2020/07/27/fernando-alonso-turismo-activo-asturias-visita-covadonga-inseparable-bicicleta/00031595864200654193930.htm
Enorme, Carlos Sáinz. Por ganar Dakar a base de esfuerzo y talento. Y por calificar al Felón como se merece, y luego, negarse a ir a verle.
El mosén Marcin Jablonski, paisano de San Juan Pablo II, también ha venido del frío vacunado de nacionalsocialismo. Grande, por dar protección espiritual a Sáinz.