Mentre l’artificial, avorrit i ultrasubvencionat «rock català» segueix mort.
El nacionalismo es una ideología del siglo XIX que somete todos los ámbitos de la vida social a lanació, un idolillo de porexpán diseñado en las tertulias de ideólogos aburridos de la realidad. En el mundo nacionalista todo se subordina al fantoche totémico: deporte, religión, cultura, sindicatos, patronales, medios, gastronomía… y música.
El 14 de junio de 1991 se llenó el Palau Sant Jordi para escuchar a 4 grupos de «rock català». El concierto lo había organizado la Generalitat mediante la oficina de promoción musical del Departamento de Cultura, i ens va costar a tots els pepets i maries uns 25 milions de pessetes. El concierto fue divulgado en directo, cómo no, por TV3. Antes la Generalitat había subvencionado a la sala Zeleste con 9 millones más para programar «rock català», en el que la administración «censaba» a 47 bandas.
Gerard Quintana, líder de Sopa de Cabra, dijo que el concierto era «un montaje de la Generalitat para ponerse medallas», y que «el rock català no existe y sólo es un invento de los medios de comunicación». No Gerard: te vamos a explicar que era un invento de la Generalitat divulgado a través de los medios del Règim.
El 24 de junio La Vanguardia dedicó un especial al «rock català» que es para enmarcar. Allí nos cuenta el ambiente de los conciertos:
– Se escucha «¡Boti, boti, boti, espanyol qui no boti».
– Preguntan a unos espectadores qué grupo les gusta más: «Es igual, nos gustan todos, nos gusta todo lo que sea en catalán».
– Otros espectadores: «Tendría que haber más grupos, pero que no cantaran en castellano».
– Preguntan qué tiene que ver el rock con el nacionalismo: «¡Mucho, mucho, todo!»
También se recoge la opinión de Jaume Escala, presidente de la Associació de Cantants i Intèrprets en Llengua Catalana: «Quizás este público no tiene criterio musical (…) Representa ese sentimiento tan catalán de ir reafirmándonos continuamente como nacionalidad». Y es que según La Vanguardia lo de menos era la calidad de los músicos, «muy baja para competir con grupos españoles comparativamente igual de populares. Tanto que a nivel estatal (…) no tendrían nada que hacer».
El crítico Karles Torra afirmaba: «el determinante ha sido el apoyo de la Generalitat», que desde mayo de 1989 ordenó la creación de 2 programas de TV3 «con especial atención a la música catalana» (Èxit y Sputnik, que recibieron de la Gene 75 millones por producir 15 vídeos), la imposición a las emisoras de la CCRTV de una cuota de 2 canciones en catalán cada hora, «la movilización de los medios de prensa bajo su influencia y el inicio de una política de subvenciones a la organización de festivales, ciclos de conciertos, cursos de formación de músicos y edición de discos», además de la creación de un organismo de promoción que llamaron Ressons, con un presupuesto de 72 millones sólo en 1991, que organizó conciertos como el mencionado del Sant Jordi. Ressons se encargó de insertar publicidad en emisoras privadas como Los 40 Principales, para que grupos como Sopa de Cabra sonara 5 veces al día en las 61 emisoras de la SER.
El especial de La Vanguardia se cierra con un titular para enmarcar: «La Generalitat sostiene el disco catalán a golpe de subvención». ¿Cómo? En diciembre de 1988 «el Departament de Cultura sentaba las bases de un sistema de subvenciones de amplio espectro»: los catalanets -a través de la Gene- pagábamos el 60% del PVP de los discos «de intérpretes catalanes que se expresen en catalán». La Vanguardia comprobó que con un presupuesto de 1 millón para un tiraje de 1.000 copias la Generalitat pagaba una subvención de 800.000 pts sin ni siquiera pedir facturas.
El cantautor Jaume Escala -conegut a ca la mare el dia de cobrar la setmanada- lo explicaba mejor: «Los que cantan en castellano tienen que saber que su mercado está en ‘Espanya’. Que se vayan a Madrid». Puro nacionalismo, escolti.
Y así, a golpe de subvención pública y siguiendo un programa de ingeniería social diseñado en los despachos de la Generalitat, se montó el «rock català» y se expulsó a los catalanes que querían cantar en la lengua habitual de la inmensa mayoría de sus paisanos.
Ayer hubo otro concierto en el San Jorge lleno hasta el pararrayos. Esta vez no iba de nacionalismo disfrazado de cultura: anava de música de debò, de la que roman a la vida de milions de catalans que van ser joves el 1980, quan Madrid explotava de creativitat i a Catalunya Pujol començava a anorrear la cultura.
Hombres G la petó anoche. Sin subvenciones, sin propaganda, sin cultureta, sense La Vanguardia, sin alpiste. Només música lliure i diversió. Pase y vea cómo empezó la fiesta.
Dolça i abandonada Catalunya…
Categories: Mejor juntos
HOMES G?????
Que cony es esto de HOMES G??? Hombres G!!! Igual que Lleida y Girona son Lérida y Gerona en la lengua de todos los catalanes que somos españoles!! Para lo demás ya están los chifalos de la ONG subvencionada Plataforma per la llengua…..
Jerome-I de Costa España
Es.jncreible q me Mecano y Hombres G sean revolucionaruos, y esos grupos de rock apesebrados los titiriteros del regim.
Esto no es seriously jajjaja kakaluña esquizoide
¡sufre mamón! ja, ja, ja, co*!
Lo diferencial hasta en la MUSICA en la cat de la geneSTAPO es la politica de la SUBVENCION contante y sonante hacia todo lo que huela a cat. Ya se sabe que el boi-CAT tiene muchos mas seguidores y CONSECUENCIAS en el mercado de los CASI 50 millones enfrentado a un mercado de CENTENARES de LOS miles patas negras de tv3%. Se nota en las EMPRESAS cat y en la LETRA muy pequeña de su PROCEDENCIA en las etiquetas y que cuando ya empienzan por GI o LLE salen muchos SARPULLIDOS en la PIEL y obligan a buscar ALTERNATIVAS de consumo responsable de otra procedencia ¿o no?
Jo recordo quan sopa de cabra va treure el disc en castellà, que als concerts els dèien «la sopa estrangera, ens fa vomitera». Y se la envainaron y se hicieron de la corda para seguir currando. Tengo unos principios, pero si no os gustan tengo otros.
La mayoría de grupos, salvo alguna excepción, eran muy malos.
Y el Palau cantó en masa sin ningún complejo ”…voy a vengarme de ese marica…”, en honor, sin duda, a las sueltavioladores Pam e Irene. 👏🏻
Rock català como rock vasco y paletadas parecidas, es válido para proetarras, descastados y resentidos. Viven del cuento, de la subvención, apenas venden discos, las entradas para sus conciertos se acaban regalando… ¡Algunos de ellos acabarán presentando telediarios en TV3% o acabarán sodomizando niños en Montserrat!!
Me acuerdo de cómo Hombres G lo petaba cuando yo era niño. David Veranos era un ídolo para las chicas porque estaban locas por él. Recuerdo que mi prima y sus amigas jugaban a ser Hombres G y cantaban y tocaban en playback. Poco femilocas eran entonces. Y a mí que los Hombres G ni fú ni fá, participaba en ese juego, por el placer de estar junto a ellas, que ya no eran las tablas de planchar de las de mí edad. Machirulopresor desde mi más tierna infancia. Con el tiempo, he aprendido a valorar el enorme talento de David Veranos y de Hombres G. A mí mujer y a mis hermanas les encanta. Me alegra saber que siguen en plena forma llenos de éxitos.
Mi barcelonesa contraria me dice que Sopa de Cabra, los únicos con un poco de talento bilingües, ya se pasaron al lado oscuro catalanista hace mucho tiempo, poniendi el cazo a la Yieneralitat. Rogamos confirmación o un mentís.
Y, bueno, el rock en catalán es como el cine en catalán, la literatura en catalán, la música en catalán, o el secse en catalán: unas auténticas 💩💩💩💩💩💩 subvencionadas.
Porque ese es el drama. Todo lo subvencionado es artificial y hueco. Sin subvenciones algo más brillaría la lengua catalana, como durante el franquismo. Mal que les duela.