El nacionalismo no es bueno para los catalanes.
El profesor de Filosofía de la Universidad de Friburgo, François Xavier Putallaz, escribe en su iluminador ensayo sobre El mal algo que nos es muy familiar:
«En el campo político hay quien elige candidatos con el único propósito de bloquear el camino a sus oponentes. Hay programas de gobierno, construidos a la defensiva, que se justifican por la exclusión, la crítica y la denuncia del chivo expiatorio, más que por la edificación del bien común. En palabras de Sartre: «si el judío no existiera, el antisemita lo inventaría», hasta tal punto el odio viene a ser un proyecto político. En otros lugares, será el extranjero. (…) La idea misma de comenzar por los ‘problemas’ se inserta en esta perspectiva equivocada: hay personas que solo tienen esa palabra en la boca y pasan la mayor parte de su tiempo hablando de ‘problemas’. Ahora bien, lo principal es el impulso hacia el bien».
A Catalunya coneixem bé aquesta degeneració política en el ressentiment que ens ha portat el nacionalisme, cuyo proyecto político es el odio a «Aspanya» y los «aspanyols».
El proyecto de los dolços es otro: la primacía del bien, de la vida juntos, de lo bueno que hemos conseguido y podemos conseguir, de la mejora de la persona humana, de la vida bona, la veritat i la justícia.
Dolça i xaificada Catalunya…
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Es lo que tienen estas abominables asociaciones de izquierda o los grupos separratistas, que portan unos programas de estado totalitario donde si hay algo que no existe, es por supuesto la democracia y la libertad de nadie. Por eso para promulgar sus ideas tienen que recurrir continuamente al engaño, a la farsa, a la venta de un mundo inexistente que solo forma parte de su imaginación. Y la mejor forma de ganarse la voluntad del pueblo, es jugando con su ignorancia, presentando un mundo ficticio cargado de fantasía, que obligue a las mentes más catetas a creerse todo cuanto oigan, y una vez superada esa primera fase, todo es cuestión de poner en marcha el odio, de crear elementos palpables que se conviertan en enemigos, para potenciar de esta manera el radicalismo de los seguidores y conseguir por lo menos su voto, que es lo que buscan y de hecho consiguen los separratas y las agrupaciones de izquierda, el voto que les permite seguir manifestando que ellos
por encima de todo son democráticos y defensores de la libertad. Un marketng perfecto para los que ejercen la política de la estafa.
Recordad Tabarnia!
El objetivo de todo nacionalismo, como el totalitarismo que es, no es otro que excluir a todos, absolutamente a todos. Solo una pequeña élite realmente sale beneficiada y solo temporalmente hasta que las intrigas hacen caer incluso a esos frente a otros. es un método mafioso de poder y control permanente de sociedades enteras. Cuando no hay judios, se inventan, se crean divisiones entre la población por otros motivos para ir reduciendo a los «buenos/integrados/verdaderos ciudadanos» hasta que, en realidad nadie está integrado, porque los motivos para señalarte o excluirte son multitud y se inventan nuevos cuando hace falta.Cuando te das cuenta lo has dado todo por un régimen criminal y no has obtenido nada más que frustraciones y ruina.
Totalmente de acuerdo.
De hecho, a través del estudio de experiencias revolucionarias, Marx descubre o, mejor, refina lo que crea las revoluciones; y le da una formulación (es la «praxis revolucionaria»).
Marx no descubre el comunismo, que es tan viejo como el mundo; Marx descubre la manera de manipular a la población para que cree las situaciones para que los políticos del partido puedan dar el golpe de Estado y, una vez en el poder, imponer a todos su dictadura.
Esa píldora mágica es el ODIO.
La praxis revolucionaria no es otra cosa que crear odio en la población manipulandola con la envidia y el resentimiento y creando un enemigo común.
El odio es algo humano; siempre esta ahí escondido esperando su oportunidad; y por eso es tan efectivo.
Y así es cómo los ingenieros sociales de Pujol han fabricado el proces independentista: fabricando odio
La manera pues de desmontar la manipulación, además de demostrar las mentiras y la manipulación es justamente no entrar en el juego y hacer exactamente lo contrario:
Frente al odio, el amor, el perdón y hacer el bien.
Yo de todos modos lo acompañaría con otra arma de destrucción masiva:
La risa y el humor.
(siempre que no sean otra excusa para humillar a otros o sentirse superior, porque entonces se cae en la misma trampa que ellos)
Lamento tener que recordarlo, pero el mejor antídoto a las ideologías del odio es la religión del amor, como es evidente.
Y para ello nada mejor que rezar el rosario.
No es que yo crea en las indulgencias ganadas por rezar la cuerda de cuentas -eso sólo lo sabe Dios-.
Pero lo que si sé es que practicando lo contrario a lo que se quiere combatir, se logra evitar el contagio y se consigue la victoria final.
Cada vez que uno voluntariamente practica algo vinculado con la Iglesia, naturalmente con la intención debida, está aceptando y absorbiendo de una manera o de otra los principios y fundamentos de esa religión, que son: «ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo»
Es decir, exactamente igual que participar en una cadena del proces, pero al revés.
(«nihil novum sub sole»)
Y la verdad es que el futuro de nuestros hijos, nuestras pensiones y la misma paz mental merecen no un rosario, sino dos o tres de los buenos.
(en latín es el no va más )