Lo que ens temíem.
El passat diumenge el bisbe José Ignacio Munilla Aguirre es va acomiadar dels seus fidels de Sant Sebastià. Munilla es el artífice de la resurrección de la fe en esa provincia vasca, arrasada por el nacionalismo de sus antecesores y las ideologías de acompañamiento: socialismo, comunismo, liberalismo, generismo, transexualismo, climatismo, homosexualismo, verdismo… en fi, les logomàquies de moda.
El primer obispo de esa diócesis, separada de la de Vitoria en 1949, fue el catalán de Vich Jaime Font y Andreu. Lo malo es que después vinieron Setién y Uriarte, amiguets del nacionalisme, y la que fuera una de las provincias más católicas de España cambió a Dios por la ideología con la complicidad de sus pastores. Lo mateix que hem vist a Catalunya, vaja. Suerte que llegó Munilla, aunque 12 años no da para mucho.
Munilla dijo ayer a los fieles que reventaban la catedral en su mensaje de despedida algo que nos hace pensar:
«Desde tantas experiencias vividas me atrevo a decir lo siguiente: con frecuencia, los conflictos aparentemente ideológicos encubren problemas psicológicos y espirituales, que son mucho más determinantes. Las ideologías son con frecuencia tapaderas de heridas no bien identificadas y acompañadas«.
Eso explica la actitud deforme, grotesca, desequilibrada y sufriente de tantos hieródulos de la superstición nacionalista que circulan por TV3%, el parlamento y los teatrillos del Règim. Piense en la Rahola, Novell, Albà, Caram, Puigdemont i tants d’altres. Segurament són gent ferida, amb problemes psicològics greus (complejos de superioridad e inferioridad, victimismo, frustración vital, oligofrenia identitaria, resentimiento…) y a los cuales hay que ayudar.
No lo olvidemos: detrás de cada nacionalista hay muchas veces un hermano herido al que hay que acompañar y ayudar a salir de la fosa séptica lazi.
Dolça i ferida Catalunya…
Categories: Alma, Pensando bien
Si pensáis que ya habíais oído todo tipo de delirios, falsedades, despropósitos y dislates por parte de los indepes, ahí va el último: El desembarco de Normandía iba a ser en Cataluña.
https://www.forocoches.com/foro/showthread.php?t=8964100
Más o menos eso es lo que decía Gustave le Bon al estudiar por qué surgió la Revolucion Francesa: Gente con problemas, mediodres, perdedores, «abogados sin clientes»…
De pronto se convierten en héroes; y en «patriotas» que ganan si arrastran a los votantes a ser tan neuróticos como ellos.
De hecho, si vemos la historia política de los paises que han seguido la pauta de Francia, dejando a parte golpes de Estado y guerras civiles que ha traído, vemos que no se vive mejor.
Los que viven mejor son los políticos que son votados gracias a los conflictos gratuitos que ellos mismos crean; conflictos respaldados por la conveniente «ideología», que fabrica opresores (los malos) y oprimidos (los buenos)
Si a alguien se le hace difícil verlo en Cataluña -por eso de la proximidad-, no tiene más que ver cómo los «progresistas» han montado la ideología WOKE en Estados Unidos contra la mayoría de la población o cómo en España están fabricando un nacionalismo asturiano utilizando el método Pujol de la lengua oprimida como hecho diferencial.
Porque sin ideología Pujol nunca hubiera podido robar 3.500.000.000 de € a la luz del día y seguir fuera del trullo.
De hecho, sin ideología engañabobos Pujol nunca hubiera sido Presidente y ahora estaría cumpliendo condena por la quiebra fraudulenta de Banca Catalana.
!Bravo por Munilla!, porque entró en una diócesis muy difícil y ha salido bastante bien del trance.
¿Se recuperará el catolicismo de Guipúzcoa?
Sólo Allah lo sabe, pero Munilla ha hecho todo lo que ha podido.
Hemos de estar agradecidos al obispo Munilla Aguirre por su tesón en dar a conocer el Evangelio. Allá donde vaya hará bien, pues es un hombre de bien. Yo no haría un diagnóstico tan rápido de estas personas para las que una ideología les es necesaria para revestir sus intereses y visión del mundo. Las personas necesitamos creer, y cuando se abandona la fe en Dios uno cree cualquier cosa. Sencillamente creo que están equivocados y vivir en el error es tremenda desgracia.