Los catalanes le van perdiendo el respeto a la ideología que nos ha despeñado.
Se les escapa, lo han ido confesando, se sabe, no se puede ocultar: sabien que ens enganyaven, que «jugaven de farol», que todo era mentira. A ellos les da igual, que todo vale para traernos el paraíso cuatribarrado a la tierra y tienen vacaciones pagadas en Formentera. Pero quienes sufrimos las consecuencias del timo somos los catalanes, todos, dolços i forcos.
Cualquier persona decente se da cuenta de que el nacionalismo es nefasto para Cataluña. Los dolços, perquè coneixen sa natura perversa; els forcos, perquè si tenen seny s’han adonat que els han pres el pèl.
Por eso pasa lo que pasa en el mural del Bajo Campo tarragonés.
Dolça i resistent Catalunya…
Categories: Resistiendo
Menos mal de las novedosas redes sociales, que van sacando a la luz toda la hipocresía política de la que alguna vez todos hemos sido víctimas.