Juan Marsé ponía de los nervios a los empobrecedores lazis.
Esta semana nos llegó la triste noticia del fallecimiento de Juan Marsé, uno de los escritores catalanes más renombrados y leídos, però com que escrivia en espanyol, pels lazis era un enemic de Catalunya. Tanto que los ejemplares de sus obras aparecieron en una biblioteca pública de esta guisa:
I això que en realitat es deia Juan Faneca Roca, pero tras la muerte de su madre en el parto fue adoptado por un matrimonio, de quienes tomó sus apellidos, pasándose a llamar Juan Marsé Carbó. Vaya, que no tenía necesidad de pasar por el catalanitzador de cognoms, como tantos lazis.
Una gran pérdida que los lazis no han llorado. Se comprende, porque Marsé era un espíritu libre que nunca quizo someterse a nadie, y menos a los nacionalistas y su limitante visión de la vida. Algo que los lazis no pueden soportar.
Lo explicamos aquí en su día: Marsé «no necesita de las subvenciones de la Generalitat para salir adelante en la vida. Y se nota. No necesita tampoco formar, prietas las filas, cada vez que el nacionalismo toca a rebato con la economía, la cultura o la lengua. Tampoco tiene que seguir los dictados de quienes dan de comer a muchos otros escritores orgánicos del separatismo.»
Y citábamos unas gloriosas declaraciones de Marsé:
“Cataluña es un país de fantasía. Las aspiraciones de los adictos al prusés están proyectando una Cataluña que no existe. Todo es un disparate. Estoy harto y aburrido de hablar tanto del asunto. Lo último, este manifiesto de 250 hombres sabios y doctos para eliminar el bilingüismo. ¿Quién puede negar que es mejor tener 2, 3 ó 4 lenguas que una? ¿Cómo en una familia donde se mezclan el catalán y el castellano van a renunciar al segundo? ¿A quién se le ocurre? ¿Con qué derecho? Yo hablo y escribo la lengua que me sale de los huevos”.
Otra de sus declaraciones no aptas para lazis:
«Nos han incrustado recuerdos falsos. Están creando imágenes de un pasado histórico que en un porcentaje bastante elevado es pura filfa. Están creando un pasado de fantasía en un país de fantasía. A la gente le emociona y le gusta mucho como una película de Disney«
Pues sí, Juan Marsé no se cortaba y, además, tenía sentido del humos, como lo demuestra este pasaje de una obra suya aparecida en 2016:
«¡Selectas Varietés! (…) PROFESOR FASSMAN, mago internacional y adivino. RUFIÁN Y TARDÁ, afamada pareja de payasos volatineros y saltimbanquis...»
¡Qué magnífico, y desternillante, retrato!
Marsé recibió numerosos premios a lo largo de su carrera, entre los que destacan el premio Planeta 1978, el premio Ciudad de Barcelona 1985 y el Premio Cervantes 2008.
Una trayectoria que, obviamente, fue ignorada por el nacionalismo en el poder en Cataluña. El mismo nacionalismo que denuncia Rafael Bruguera y que ahora, ya sin disimulo, excluye a todos los escritores catalanes que escriben en español del «pla nacional del llibre llazi»:
Si es que es lo único que saben es excluir y generar odio. De lo demás, de la gestión de la pandemia, por ejemplo, ya se sabe, la culpa siempre es de los demás.
Como decía Marsé y recoge elCatalán.es:
«El nacionalismo, en cualquier parte del mundo, no ha causado más que odio, confrontación, burricie y desdicha».
Pues eso.
Descansa en paz, Juan, nos quedan tus libros y tu ejemplo para seguir resistiendo, sin complejos y con sentido del humor, a la burricie lazi.
Dolça i escriptora Catalunya…
Categories: Catalanes universales, LlenguaLibre
Oficialmente no es un escritor catalán. Lo que asusta es que después de tantos años de sumisión mediática hay mucho ágrafo que está de acuerdo con la consigna de los tarados.
Que descanse en paz, además de agradecerle sus verdades como puños.
Lo de «botifler» en el libro de una biblioteca pública es el mejor autógrafo de estos tiparracos: destruyen el bien común apelando a un idioma, desprecian a otro idioma en nombre de «su» idioma, y dicen que lo hacen por alcanzar el bien común.
Lean a Marsé, y no lo olviden. Es el mejor homenaje que merece.
Eso ya lo hicieron los nazis cuando señalaban autores y luego quemaban sus libros.
«Yo hablo y escribo la lengua que me sale de los huevos”, que canto a la libertad!
Curioso esto del catalanitzador de cognoms, por que soy catalan de 3a generación pero no tengo ni un cognom català, ni soy lazi……. y lo feliz que vivo…..
Gente que no existe para tv3, pero con talento, que triunfa, reconocidos en el mundo entero, que les acompaña el éxito y la fortuna, que no dependen de una subvención para vivir, Juan Marsé como Salvador Dalí como Rosalía como Rosa María Sardá como Carlos Ruiz Zafón como Albert Boadella como Pau Donés como Álvaro Soler como Manolo García como Montserrat Caballé como Ricardo Bofill.
Un gran hombre. Una gran personalidad.
Orgullo para los catalanes (incluso indepes, aunque no lo reconozcan) y resto de españoles.
Descanse en paz este gran escritor, él sí, intelectual, porque para ser intelectual, además de cultura, hay que tener sentido común y no dejarse comprar, es decir, ser libre. El nacionalismo sólo genera engendros, intelectuales de pacotilla, gente insulsa, sin valía ninguna, mediocre a más no poder, que no destacan por sí solos sino a base de subvenciones y de venderse al mejor postor. Por eso, los grandes catalanes, los catalanes universales, gente con valía de verdad, excelsa en sus áreas y como personas, espíritus libres que jamás han necesitado ni querido el dinero de esta gentuza, ninguno ha sido nacionalista. Y por ello los lazis, que no les llegan ni a la suela de los zapatos, no pueden hacer otra cosa que despreciarlos. Es el desprecio del ignorante, del memo, del inculto, del enajenado, del infeliz, del ruin.
Magnífic comentario. Descripció més que oportuna del dubtós estat de la raó, el país i la seva cultura des que el fantasma de la fantasia indepe ha repartits els seus esforços entre comprar i/o oprimir. Que descansi en pau qui tantes bones pàgines ens ha deixat.