L’escàndol dels capellans nacionalistes esberla l’Església a Catalunya.

El nacionalismo es la degeneración del patriotismo, una ideología del siglo XIX que diviniza lanació, a la que se debe prestar culto desde todos los ámbitos sociales, desde el deporte a la economía. Como todas las ideologías, nació con la aspiración de sustituir a la religión como instancia última de lealtad. Allí donde el nacionalismo arraiga se extingue la vida espiritual, suplantada por el sucedáneo ideológico del una nació, una bandera, una llengua.

Per això aquesta ideologia ha estat a Catalunya un actiu catalitzador de l’ensorrament del cristianisme, en molts casos convertit en eina de difusió nacionalista per capellans que van fer un idolet de galindaina de la seva estimada Catalunya.

¿Cómo funciona? Igual que sucedió en el País Vasco. Lo explica muy bien Fernando Aramburu en la novela Patria, cuando el cura del pueblo se acerca a hablar con Miren, la desorientada madre del etarra Joxe Mari:

«Quítate las dudas y los remordimientos de la cabeza. Esta lucha nuestra, la mía en mi parroquia, la tuya en tu casa, sirviendo a tu familia, y la de Joxe Mari dondequiera que esté, es la lucha de un pueblo en su legítima aspiración a decidir su destino. Es la lucha de David contra Goliat, de la que yo os he hablado muchas veces en misa. No es una lucha individual, egoísta, sino ante todo un sacrificio colectivo y Joxe Mari, como Jokin y como tantos otros, ha asumido su parte con todas las consecuencias, ¿entiendes? (…)

Sobre nosotros recae la misión cristiana de defender nuestra identidad, por tanto nuestra cultura y, por encima de todo, nuestra lengua. (…) ¿Tú crees que Goliat, con su tricornio en la cabeza y sus torturadores de sótano de cuartel, va a mover un dedo en favor de nuestra identidad? (…) Son los mismos que nos maltratan los que luego hablan de democracia. Su democracia, la suya, la que nos oprime como pueblo. Por eso te digo yo, con el corazón en la mano, que nuestra lucha no sólo es justa. Es necesaria, hoy más que nunca. Es indispensable, puesto que es defensiva y tiene por objeto la paz. ¿No has oído alguna vez las palabras del obispo de nuestra diócesis? Ve tranquila a tu casa, pues. Y si un día (…) encuentras a tu hijo, dile de mi parte, de parte del párroco de su pueblo, que tiene mi bendición».

Doncs és literalment, amb les mateixes paraules, el discurs nacionalista a Catalunya que difunden sus ideólogos y repite la parte de la Iglesia enferma de nacionalismo. Miri, miri:

• Artur Mas insiste en «que recuerden la cita bíblica de David contra Goliat«.
• Pujol profesa que el catalán es «el ADN de Cataluña».
• El exmonje de Montserrat Jordi Vila-Abadal, predica que Espanya es «una nación que hace centenares de años que oprime políticamente a Cataluña, la explota económicamente y la ahoga culturalmente».
• El abad de Montserrat, Josep M. Soler, predica que «Catalunya té dret a decidir el seu futur».
• Más de 300 curas firman un manifesto porque consideran «legítima y necesaria» la realización del referéndum ilegal.
• Sor Lucía Caram dice sobre los manifestantes del pasado 11-S que eso iba de «Catalunya per la Pau i la llibertat».
• El obispo Novell felicita a la Generalitat porque al saltarse la ley y convocar el buti2 «han fet una cosa digníssima».

Es igual que en Patria. Es deleznable.

¿Resultado de esta adoración de lanació por parte de los clérigos? Pues no precisamente el llenazo de las iglesias, sino al contrario: la pérdida masiva de la fe. Porque si quien me salva es lanació, Dios ya no pinta nada en mi vida. Y menos si quien preside el nuevo culto son los mismos curas.

Sí, el prusés se ha cargado a CiU, CDC, el PSC, la convivencia, la economía, el Barça… y la Iglesia. Y como «diablo» significa «división», ya sabemos quién está detrás del mayor triunfo del prusés, que la división de la Iglesia. Gràcies, nacionalisme.

Dolça i secularitzada (pels capellans) Catalunya…

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