La fuerza de las leyes no necesita una sobreactuación ni una sobrerreacción.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha hecho unas declaraciones muy sensatas. Tras inisistir en que «el referéndum no se va a celebrar y es un fracaso político de la Generalitat«, la vicepresidenta ha recordado que «No son admisibles las presiones a los medios de comunicación, ni condicionar la publicidad institucional en función de la línea con respecto al referéndum y tratar de endosar sus responsabilidades a los alcaldes«. De momento, ha continuado, «vivimos de anuncios«y esa anunciada ley del referéndum es «contraria a la legalidad internacional, a la Constitución y al propio Estatut«.

«Es la antítesis de las recomendaciones de la Comisión de Venecia en materia de referéndum«, ha incidido Sáenz de Santamaría, quien, por estos motivos, considera que «si esa ley, si alguna vez, es capaz de firmarla alguien para presentarla en algún sitio«, tiene motivos de ser impugnada.

Pero la frase de puro sentido común para enmarcar es la que encabeza esta entrada: «La fuerza de las leyes no necesita una sobreactuación ni una sobrerreacción».

Muy cierto. La fuerza de las leyes no necesita pasarse de rosca, simplemente se requiere aplicarla y punto. Sin aspavientos, sí, pero tampoco sin dejaciones.

Eran declaraciones de Soraya el lunes. El martes nos topamos con este titular: «Otra sentencia del TC que Cataluña no da muestras de querer cumplir«.

Otra sentencia firme de las muchas que la Gene no cumple… y aquí no pasa nada. Porque la Gene se puede pasar por el forro las sentencias, pero los pepets i les maries hem de complir amb la llei fins el més mínim detall.

Como explica ABC, «tras más de una década de entrada en vigor de la Ley de Restitución a la Generalitat de Cataluña de los documentos incautados con motivo de la Guerra Civil custodiados en el Archivo de la Guerra Civil de Salamanca –convertido hoy en Centro Documental de la Memoria Histórica– y de tres años de que el Tribunal Constitucional (TC) sentenciara que los legajos no entregados a sus legítimos propietarios tenían que retornar a Salamanca, el Gobierno catalán persiste en su actitud de mirar para otro lado».

La fuerza de las leyes no necesita una sobreactuación ni una sobrerreacción. Bien. No hacer cumplir una sentencia del Tribunal Constituacional, ¡pasados tres años!, ¿es sobreactuación, sobrereacción o sobrepasividad, doña Soraya? ¿De verdad el Estado no tiene mecanismos para hacer cumplir una sentencia firme, Soraya? ¿A qué estamos jugando, Sori? No s’assembla molt això a allò de l’Evangeli: feu lo que els hipòcrites us diuen, però no feu lo que fan ells?

Y así, fantasmeando por la boca y haciendo después lo contrario, es como hemos llegado a esta situación. Apaguem el puro, Soraia, o seguim jugant a la farisea i la Ramoneta?

Dolça i desemparada Catalunya…

Categories: Dando el golpe, Huid del nacionalismo, Mejor juntos

Tags: ABC, catalan nationalism, Dolça Catalunya, dolcacatalunya, Nacionalismo catalán, Soraya sáenz de Santamaría, TC, Tribunal Constitucional