El intelectual William T. Cavanaugh lo tiene claro: porque es exclusivo.
«El nacionalismo se viene considerando una y otra vez como religión desde el clásico ‘Nacionalismo: una religión’, publicado en 1960 por Carlton Hayes, hasta los trabajos más recientes de Peter van der Veer, Talal Asad, Carolyn Marvin y otros. (…) El sentimiento de lealtad nacional excluyente sustituye a las difusas lealtades previas debidas a la región, el grupo étnico, la clase y la iglesia. Según Carlton Hayes, esta exclusividad es la que separa al nacionalismo de los otros tipos de lealtades previos. (…) El nacionalismo se clasifica como religión debido a su exclusividad. A causa de esa exclusividad -de su celo- la nación se convierte no en un simple sustituto de la iglesia, sino en sustituto de Dios» (William T. Cavanaugh: El mito de la violencia religiosa, Granada, 2010, p.217).
Esta reflexión nos ayuda a entender 2 cosas:
1) La pretensión de reducir nuestra identidad europea, española y catalana únicamente a la dimesión catalana corrobora la idea de Cavanaugh, y es muy empobrecedor;
2) El obispo Novell y los capellanes del Front Nacionalista deberían pensárselo más cuando predican la devoción al idolillo de la «nació», pues debilitan la fe del pueblo sencillo y adulteran su ministerio.
Dolça i idolatrada Catalunya…
Categories: Alma, Huid del nacionalismo, Pensando bien
Enhorabona per la cita, el llibre és molt bo i allò que diu s’ha de saber. El nacionalisme no té arguments.
Coger una cita del libro El mito de la violencia religiosa de Cavanaugh es un ejemplo tipico de la manipulación de esta web.Precisamente despues de esta cita el libro critica el nacionalismo Frances y de Estados Unidos como religiones civiles.Por lo tanto no es una cosa de los malos nacionalistas catalanes sino de una tendencia de las sociedades occidentales y su secularización
¿Manipulación? No veo dónde. Lo que dices no contradice lo que leo, y no veo que dolça limite la crítica al nacionalismo catalán.
¿Te puedes explicar o sólo lo dices para darte notoriedad?
Mal de muchos… consuelo de tontos… ergo… piensa Oscar y no seas tonto
Aquí pasará como en la Venezuela de Maduro… Literalmente: Han creado el nuevo padre nuestro, donde el golpista Hugo Chavez es el nuevo «dios».
Y en Colombia, Pablo Escobar: el asesino narco hecho Santo en Medellín.
Nacionalismo: cáncer de la humanidad.
Como ya comenté aquí anteriormente, el nacionalismo es una perversión para todas las religiones, usurpa su función, sus sentimientos, su razón de ser…
Aunque aparentemente el nacionalismo favorezca a veces a otras religiones sólo lo hace para quitarle fuerza al cristianismo y luego usurparles todo también a ellas, si es que no lo está haciendo desde el principio.
Recomiendo la lectura de este magnifico capítulo de Frithjof Schuon: USURPACIONES DEL SENTIMIENTO RELIGIOSO
Puede leerse aquí http://www.angelpascualrodrigo.com/usurpaciones_del_sentimiento_religioso.pdf
Comienza así:
UNO DE LOS ABUSOS que indirectamente nos legó el Renacimiento es la confusión, en un mismo culto sentimental o en un mismo «humanismo», entre la religión y la patria. Esta «amalgama» es tanto más deplorable cuanto que se produce por parte de hombres que se supone representan los valores tradicionales y que de este modo comprometen lo que deberían defender. El creyente, sin duda, no siempre tiene el deber de predicar la verdad que da un sentido a la vida, pero nunca tiene el derecho de adulterarla con razones completamente humanas que dejan de ser válidas a algunas leguas de distancia; a fuerza de querer justificar semejantes pasiones por medio de la religión no se llega sino a hacerla ininteligible y a veces incluso odiosa. Este efecto prueba que su causa está lejos de ser anodina y que debe merecer, como crítica, algo más que una indulgencia despreocupada y cómplice.
El nacionalimo convierte la identidad en una ideología.
Bastantes veces he escrito aquí sobre la sinonimia entre la «inmersión» y el rito cristiano del bautizo. Ambas palabras significan «sumergir». El inmerso, como el bautizado, es un individuo que, no por propia voluntad en los más de los casos, dada la temprana edad, entra en un sistema que le dice que es bueno o malo, que es cierto o falso. Luego será su propia madurez la que le tiene que llevar a discernir eso, pero de joven eso se carece. Luego, en edad madura, se dividirán en dos grupos: los que buscan un medro político, económico o de fama, y aquellos que simplemente no dan más de sí y no son capaces de leer o aprender. Y también entre los primeros los hay de una mediocridad y falta de luces que resulta hasta hilarante. Leáse un Tardá, una Marta Rovira y su delirante explicación sobre que ocurrirían con la economía catalana con la independencia ante la pregunta de una periodista de France 2 y muchos otros que por ahí andan.