Lo explica Artur Masriera en su libro «Barcelona isabelina»
Nos han vendido que los «Jocs Florals» eran actos de resistencia cultural, medio clandestinos, un desafío a los gobernantes «castellanizadores», el renacimiento de la «nació catalana».
Puro mito.
Nos lo explica alguien que los conoció directamente, Artur Masriera y Colomer: catedrático de literatura, psicología y lógica, colaborador habitual de publicaciones como La Bandera Catalana, L’Aureneta (Buenos Aires), La Patria Catalana y La Vanguardia de Barcelona. Masriera participó varias veces en los Juegos Florales de Barcelona, ganando diversos premios y siendo proclamado Maestro en Gai Saber en 1905. Además tradujo al catalán, entre otros, el Prometeo, Los Persas y Hamlet.
Esta es la descripcion de un «floralista» sobre esos certámenes poéticos que nos han querido vender como actos de rebeldía nacionalista:
«Solían presidir el gobernador civil o el alcalde constitucional, llamado entonces corregidor. En castizo castellano estos señores pronunciaban un discurso, que no pasaba de página y media, abriendo el acto y ensalzando, etc. Las fuerzas vivas e intelectuales aplaudían con un candor verdaderamente paradisíaco. El 95 por 100 de los caballeros vestían de levita y ostentaban a la vez, casi todos, el bigote y la perilla a lo Napoleón III. En cuanto a las señoras, el miriñaque obligaba a que ocuparan dos sillas cada una. Las jovencitas iban con mantilla blanca, y las mayores la llevaban negra. La tercera parte del auditorio, por lo menos, hablaba en lengua castellana, pero aplaudía muy cortésmente cuando los mantenedores o cualquier grupo de poetas iluminados daban señales de entusiasmo».
Hoy los supuestos valedores de la cultura catalana como Òmnium Cultural están todos subvencionados y rezuman odio a «Espanya». Nada que ver con la delicada, rica y plural cultura catalana.
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Ja sabem que el nacionalisme sempre menteix. Va en el pinyol del seu ADN. Està construït amb mentides y confesa unes finalitas que els fets s’encarregan de desmuntar. Hi ha dues menes de recolçadors: els impulsors i creadors de mentides, grans beneficiaris, i el gran seguici d’aplaudidors, conformat per a gent ingenua que es complau sentin contes de fades.