Otro catalán universal que reconoce la fractura social.
El autor de La ciudad de los prodigios afirma en una entrevista en El Mundo que «cada vez hay más divisiones», y que en las reuniones sociales
«Hay más silencios, más rodear el tema, para no tener una cena … ‘mejor hablemos de fútbol’ (…) Hay una auténtica esquizofrenia. Madrid, Cataluña, Barcelona…, quien más quien menos vive a caballo, con familia, trabajo y amigos en los dos lados, va y viene. Barcelona está llena de gente de todas partes. Pero cuando el tema se convierte en abstracto, ‘la nación’… No hay cuestión de vivir sin complicarse la vida. (…) Aquí tenemos ganas de vivir con conflictos«.
Nosotros no. Nosotros tenemos ganas de vivir en paz, disfrutando tranquilamente de nuestra identidad catalana y española. Como hacíamos hasta que llegó el nacionalismo.
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Ahora no podría ponerle el nombre de La ciudad de los prodigios a su novela.
Naturalmente que tenemos ganas de vivir en paz y en libertad y de tener un país dirigido por políticos honrados, eficientes y con sentido de estado.
Lo que ocurre es, en parte, por no denunciar que el nacionalismo es conflicto siempre. NACIONALISMO=CONFLICTO. En el caso de Cataluña es un nacionalismo mafioso. .