Una festa que el nacionalisme ha esborrat.
Que un santo madrileño sea patrono de los campesinos catalanes, merece al menos una explicación. Mucho tememos que el separatismo se busque otro santo distinto al que hasta ahora se había manifestado tan eficaz para nuestros campos: un santo que vivió entre los siglos XI y XII, y fue canonizado en 1622 por Gregorio XV. Oficialmente fue declarado patrono de los campesinos españoles en 1960 por Juan XXIII. Sin embargo, mucho antes de su canonización, el santo madrileño ya fue acogido por los payeses catalanes como patrono.
Según nos cuenta Joan Amades, destacado etnólogo y folclorista catalán: “A principios del S. XVI, los “payeses” catalanes adoptaron como patrón de los frutos de la tierra al Santo madrileño, en sustitución de los santos que hasta entonces habían venerado, algunos de ellos, “payeses” catalanes: san Galderic, “payés” rosellonés; san Medín, “payés” vallesano; san Fausto, del llano de Lérida, y los santos reyes armenios Abdón y Senén”. No deja de ser curioso que en aquellos tiempos la fama del santo Isidro llegará a Cataluña en fechas relativamente tempranas, sobre todo si tenemos en cuenta que tal fenómeno no ocurrió en toda España. La actitud de los payeses catalanes parece que no fue seguida por los campesinos del resto de España, que seguían venerando en cada región o comarca a sus respectivos patronos.
Al año siguiente de su canonización, en 1623, las parroquias rurales barcelonesas de Sta. Mª del Mar y del Pino, obtuvieron unas reliquias del santo madrileño y celebraron unas solemnes fiestas, con procesiones, para su traslado. El patronazgo no fue impuesto por la Iglesia, sino por voluntad de los fieles. Así, los payeses y hortelanos del Raval, cercanos al portal de San Antonio, de San Pablo y de Sta. Madrona, que ocupaban una gran extensión de la ciudad y que hasta entonces habían venerado a los santos armenios Abdón y Senén, admitieron el copatrocinio de San Isidro, cuya imagen colocaron en un altar de la parroquia del Pino.
Los hortelanos de La Ribera (barrio barcelonés) veneraron a San Isidro en la iglesia de San Pedro, la cual se consideró, durante muchos años, como el templo propio de los payeses, y por dicho motivo se la conocía popularmente como “l’esglesia del tronxos”.
En el mismo año 1623 se le dedicó un altar en la iglesia rural de Santa Creu d’Olorde, llavors de Sarrià. También muy tempranamente los campesinos de Gracia, cuando era sólo un barrio extramuros de Barcelona, celebraban una gran fiesta en honor de San Isidro. Según nos dice Amades: “Els pagesos sentien més devoció per Sant Isidre que per la Mare de Déu, tinguda per patrona de la barriada”. Otros pueblos que luego se incorporarían como barrios a la Gran Barcelona como Sants, San Gervasio, Horta o San Andrés de Palomar, también veneraban a San Isidro.
Se’n recorda de l’Isidret Lluçà, el Tambor del Bruch, que el nacionalismo aborrece por haberse enfrentado a la francesada guillotinesca? Es solo uno de los catalanes universales llamados como el labrador madrileño,
No eran tiempos de nacionalismo, sino de tranquila convivencia. I Sant Isidre, que es feia llaurar els camps per angelets i feia miracles com qui sembra llavors, és un exemple per aquells a qui ens agrada la terra, i no la confonem amb la «terra lliure» que ens venen els adoradors de lanació.
¡Feliz día de San Isidro a nuestros hermanos madrileños, y a nuestras familias de la terra!
Categories: Tradiciones
Hubo una época en que los catalanes eran normales. Sí, sí, normales. Gente normal que trabajaba, formaba una familia, y llevaban una vida digna con los pies en la tierra.
Llegó el separatismo a la vez que el espiritismo; la masonería a la vez que el anticlericalismo; el anarquismo a la vez que el nihilismo. Y Cataluña hizo kaput. Y hasta ahora, pese al interludio del franquismo. Y en el kaput colaboraron todos los ácaros de La Moncloaka.
En fin, que Cataluña y las Vascongadas, necesitan un exorcismo generalizado, como hizo San Patricio en Irlanda.
Feliz San Isidro para todos, labradores, agricultores, ganaderos, agentes forestales, y madrileños asilvestrados o no.