Los políticos social-nacionalistas destruyen nuestra convivencia.

En Cataluña no nacen los suficientes niños para reponer la población. El 1975, l’últim any d’en Franco, la taxa de natalitat a Catalunya era de 2,72 fills per dona, totes catalanes. En 2023 a tasa de natalidad fue de 1,1 nacimientos por mujer en edad fértil, la peor cifra histórica desde que hay datos, i això que inclou una xifra enorme de mares que no tenen origen català; lo necesario para que la población no decrezca está en torno a 2,1 nacimientos. Algo tendrán que ver 45 años de nacionalismo con la negativa de los catalanes a reproducirse.

Cuando se hizo necesario acudir a la inmigración para corregirlo -animar els catalans a tenir fills ni es considera- había 2 grupos principales: la población americana, de cultura cristiana e hispanoparlante, y la población magrebí, islámica y ajena al idioma español. El nacionalismo lo tuvo claro: lo primero era “protegir la catalanitat”. Se decidió favorecer la inmigración musulmana porque no hablaba español y aprendería el catalán. Con eso se garantizaba la continuidad del “ADN català”, que como saben para el nacionalismo consiste en hablar la lengua de la Generalitat. Nadie se preguntó por las consecuencias culturales profundas de esta decisión.

Aquesta setmana ho hem començat a veure a Salt.

Pero los políticos nacionalistas y de la izquierda pop siguen licuándose con el islam. En 2023, por ejemplo, el alcalde de Blanes Ángel Canosa Fernández (sisplau passi pel catalanitzador de cognoms i l’islamitazador de cervells), llepaire d’ERC, se fue a la mezquita de su pueblo y dijo esto a sus inquilinos:

«Tenemos que combatir a aquellos que os miran diferente, a los que no os quieren dejar hablar, y ahí es donde el ayuntamiento tiene que estar a vuestro lado. Vosotros sois una parte importantísima de nuestro pueblo, y nadie os tiene que decir que no, nadie. Por eso es muy importante el que vuestro alcalde esté con vosotros, el que con todo respeto os presente este agradecimiento que queremos, como decía antes,  a las mujeres que os han traído la comida a la mezquita, a las familias que se hacen cargo del mantenimiento, y ahora todos tenemos un objetivo común, que es tener esa nueva mezquita, el conseguir que las obras que se hagan se hagan bien y rápido (…) y ahí el ayuntamiento tiene que estar a vuestro lado (…) es es nuestro compromiso (…) que nadie os diga que no tenéis que estar orgullosos de vuestra religión, de vuestras familias y de vuestros hijos. Por eso muchas gracias, muchas felicidades y que tengáis mucha salud».

Parece que ni ERC ni los ideólogos nacionalistas tienen mucha idea de lo que es el islam, ni de lo que es una mezquita. ¿Se lo preguntamos a Samir Jalil Samir, egipcio profesor en Beirut?

El islam “es un proyecto socio-político-cultural-religioso. (…) Hacia el siglo XI se estableció un acuerdo tácito según el cual todo lo que había que aclarar sobre el islam ya había sido explicado por los grandes maestros de las escuelas jurídicas. Este ijma, consenso, le ha impedido prácticamente al islam renovarse y hacer frente al reto del tiempo. (…) La violencia está claramente presente en la vida misma de Mahoma. (…) El problema es que (…) los musulmanes no han admitido nunca que algún versículo del Corán haya dejado de tener valor hoy. (…) De este modo, hay dos opciones diferentes en el Corán: una agresiva y otra pacífica, y ambas son aceptables. (…) Cuando algunos fanáticos matan a niños, mujeres y hombres en nombre del islam (…) nadie les puede decir: ‘Vosotros no sois verdaderos y auténticos musulmanes’. A lo sumo se puede afirmar: ‘Vuestra lectura del islam no es la nuestra’ (…) La violencia forma parte del mismo, aunque también sea lícito optar por la tolerancia. (…)

La mezquita no puede ser asimilada a una iglesia islámica, sino que representa algo absoluta y radicalmente distinto. (…) La mezquita es el lugar donde se reúne la comunidad para ocuparse de todo lo que tiene que ver con ella: la oración, pero también las cuestiones sociales, culturales, políticas. Todas las decisiones de la comunidad tienen que ser tomadas en esta sede. (…) Considerarla un lugar de culto es erróneo y limitativo; del mismo modo que es introducir confusión, al hablar de la construcción de mezquitas, hacerlo en nombre de la libertad religiosa, dado que éstas no son sólo edificios religiosos, sino lugares que tienen una función que es asimismo cultural, social y política“ (Cien preguntas sobre el islam, Encuentro, 2003).

Estos son algunos aspectos importantes de la nueva civilización que nos trae el nacionalismo y sus chachas pop, aunque al lazismo sólo parezca interesarle que los “nous catalans” hablen con acento de Manlleu. Extraña cosa que el nacionalismo favorezca la erosión de los cimientos culturales catalanes… o potser no tan extranya. Esta vez con consecuencias imprevisibles y -mirando a nuestros vecinos- muy poco halagüeñas.

Sort que alguns com Vox sembla que ho entenen i ya han dicho que esto no puede seguir así.

Dolça i acomplexada Catalunya…

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