«El nacionalismo es un egoísmo colectivo, un proceso éticamente degenerativo»

Un acadèmic nascut a Barcelona ens dona la clau per entendre-ho tot.

Delictes sexuals rampants, división familiar, pobreza, casta, cultura de la muerte, esterilidad, vida descendente, hiperhedonisme, oligarquización… són fets que presideixen la vida dels catalans sota l’autogovernet. El resultat de 45 anys de Nacionalistada. Pero ¿de dónde sale todo esto? Que parli l’Acadèmia.

Los Anales de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas publicaron en 1994 un estudio del académico Gonzalo Fernández de la Mora titulado Ética del nacionalismo, y la imprescindible Razón Española recuperó la pieza en uno de su número de septiembre-octubre del año pasado.

És força interessant la seva distinció entre nacionalisme i patriotisme: cuando -dice el académico-  aparecen

«egoísmos y xenofobias se trata del momento en que el patriotismo se convierte en nacionalismo político y traza una línea geográfica allende la cual algunos decretan que ya no hay solidaridad, sino hostilidad. Es un proceso éticamente degenerativo. (…) el nacionalismo político siempre es una invención de una oligarquía manipuladora. Hay que diferenciar nítidamente en arraigo geohistórico [patriotismo] y el egoísmo colectivo [nacionalismo], aunque los políticos nacionalistas se esfuercen en confundirlos. El patriotismo es un sentimiento muy antiguo mientras que el nacionalismo es una actitud moderna, posterior a la revolución francesa de 1789″.

L’acadèmic nascut a Barcelona explica com apareix el nacionalisme:

«En el origen de los sentimientos nacionalistas hay un grupúsculo que trata de apoyarse en datos más o menos reales, como el territorio, la lengua, la raza, la religión, los usos, la tradición o las instituciones (…) ¿Por qué esas minorías fabrican naciones? Por voluntad de poder. Esto acontece no solo en los anexionismos, donde se supone que cuanto más territorio y más gentes, más poder, sino en los secesionismos, donde el subalterno aspira a convertirse en principal (…) El nacionalismo estricto (…) se reduce a la voluntad de institucionalizar un egoísmo colectivo (…) con frecuencia ese egoísmo, supuestamente ventajoso, es una invención de los dirigentes independentistas (…) Los egoísmos nacionalistas constituyen no sólo aberraciones morales, como todos los egoísmos excluyentes y monopolistas; sino reaccionarismo involutivo; son un regreso en el túnel del tiempo. El egoísmo nacionalista es una actitud que una mente razonadora y lúcida no puede contemplar sin repulsa y, en ciertos casos próximos, rubor. (…) La simple tolerancia de los egoísmos nacionalistas es una grave deformación de la conciencia actual«.

Tot. Tot cert.

Dolça i involucionada Catalunya…



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3 comentarios

  1. Es decir, que el nacionalismo es una manipulación de la oligarquía.

    Para tener más control (de ella sobre nosotros)

  2. Efectivamente, los «indepes» son egoístas. Se quieren adueñar de una parte de España. Se comportan como niños pequeños en una guardería. «Este juguete es mío y no lo quiero compartir con nadie más».

  3. Iluminador.

    «La voluntad de poder «, manipulado por Elizabeth Nietzsche, fue libro de cabecera nazi.

    Ideas terribles que desencadenan tragedias.

    Me quedo con el Dios del Amor.

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