El 11-S no es la fiesta de Cataluña.
Al centre turístic de Barcelona, al carrer del Bisbe Irurita, han penjat un rètol per anunciar la Marmotada: «Racistas. Diada excluyente de la minoría catalanohablante».
Hombre, pues sí, perquè l’11-S no és pas la festa dels catalans, sinó dels nacionalistes i prou.
Y no, porque los catalanohablantes no son todos nacionalistas, y hay muchos hispanohablantes charnacionalistas. Que quedi clar.
Que quede claro también que es un divertido montaje.
Dolça i exclosa Catalunya…
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Me hubiera gustado que fuese real, no un divertido montaje. XD
Por cierto, desde hace varios meses, veo muchos grafitis de «Coll.bo.ni sub.nor.mal» en contenedores grises de basura.
Y también dentro de un vagón de metro de la L3 (verde): «Coll.bo.ni, paga tu el bitllet. Bat.lle, deixa de pagar segurates. Sub.nor.mals.» (grafiti con letras de color rosa). Y, además, «Fck PSC!» (grafiti con letras en color negro).
A mí, lo que me parece fatal es que se llame «sub.nor.mal» a un político, aunque sea de izquierdas. (Juan Carlos «Billetero» sería una excepción, por supuesto, pues es más malvado que Satanás). Y, sobre todo, me parece extremadamente fatal que se ensucie así, tan alegremente, contenedores de basura y vagones de metro. Haz grafitis en las paredes de tu p* casa. No ensucies lo que es de todos. El verdadero sub.nor.mal es el grafitero.
Para mí, Coll.bo.ni es el alcalde invisible. Barcelona la veo igual o, incluso, peor que antes. En los últimos 12 meses, se han nonuplicado los robos con fuerza en locales comerciales. Doy por hecho que los robos de móviles y relojes de lujo son el pan de cada día. Eso sucede diariamente, con cien mil víctimas diarias en la ciudad condal.
La calle del «Consell de Cent» convertida en peatonal no me parece tan preocupante. Lo que sí me parece preocupante es el destrozo de la calle dels «Almogàvers», pues era una calle por donde circulaban camiones y furgonetas que soltaban un humo negro contaminante. Y esto siempre me ha molado muchísimo en el Poblenou. Dicha calle ha perdido totalmente su gracia. Era muchísimo mejor antes y no ahora, con esas estúpidas y gigantescas macetas negras colocadas en medio de la calle. ¿Calle peatonal? ¡Qué va! Con tantos obstáculos, eso es una yincana.
Y, cada vez que se derruye un edificio antiguo en la ciudad condal, desaparece para siempre un gran pedazo de la historia de Barcelona (España). Esto es un auténtico «genocidio».
«No confíes en todo lo que ves. La sal también parece azúcar.»
El charnego agradecido es peor que el peor de los catanazis.