L’imparable fuga de talent de Catalunya.
«Trabajé de camarero, de librero, de robot en una cadena de montaje de artículos de regalo, como monitor de colonias, como corrector y lector editorial, y dos años muy largos y penosos en una empresa de publicidad (…) He publicado en El Periódico de Cataluña con secciones fijas en opinión; en El País de las Tentaciones, de donde salí por la ventana (…); en Papel de El Mundo, (…) y en un porrón de revistas muy bonitas como Ethics, Vice, 5W, El Mon d’Ahir, El Cultural y muchas otras muy buenas que ahora mismo no recuerdo (…) con El Confidencial empecé a vivir de la escritura. Mi lucha es la libertad de expresión». También escribe novelas y ensayos.
Se llama Juan Soto Ivars, tiene 39 años, 2 hijos y vive en Barcelona. Bueno, vivía, porque nos enteramos por Miquel Giménez de que ya no:
«Leo con tristeza que ese gran periodista que es Juan Soto Ivars se marcha con su familia de Cataluña. Las razones son obvias. Juan tiene hijos y no quiere que crezcan en una sociedad desesperadamente monocolor, monotemática, triste, irascible, autoritaria e implacable con la disidencia. (…) no han sido solo cuatro mil empresas las que han decidido volar de aquí, ni tampoco la infinidad de negocios que prefieren instalarse en otras partes de España más acogedoras y normales. El auténtico drama del exilio de todo ese ingente capital humano es que se ha ido para nunca más volver. Se cuentan por miles los jóvenes que instalan sus primeros negocios, tan cargados de ilusión como de entusiasmo, en Madrid, principalmente, pero también en Valencia o en Sevilla o en Málaga. (…)
Debo reconocer que yo mismo siento algunas veces un pinchazo que me susurra al oído que estaría mucho mejor en cualquier otra parte que en el sitio en el que nací, en el que me casé y en el que tengo enterrados a mis padres y a mis suegros. Pero entonces, un cornetín de órdenes resuena en mis adentros y me da las razones para quedarme. Porque soy tan catalán como esos separatistas. Porque no me da la gana de darles el gusto de ver como uno de los que tenemos una tara en el ADN, según ellos, recoge armas y bagajes y se retira. Porque la obligación de un demócrata es plantar cara allí donde la libertad está en juego. Porque todos tenemos la obligación de dejar este mundo mejor de cómo lo encontramos. Porque no podría volver a mirar a los ojos a quienes se quedan en la Resistencia a pesar de los pesares. Porque, aun sintiéndome en mi casa en cualquier lugar de España, pues español soy, añoraría este lugar. (…)
Añadiré otro motivo: cumplir modestamente con el Espíritu de Combate del Credo Legionario que dice que la Legión pedirá siempre, siempre, combatir, sin turno, sin contar los días, ni los meses ni los años. (…) Así pues, y repitiendo que comprendo la postura de quien se va debo decirles a los puigdemones variopintos que ni me rindo ni me voy. (…)».
Los dolços también nos quedamos, y enviamos un abrazo a Juan.
Com mola Catadisney, terra d’acollida.
Dolça i foragitada Catalunya…
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Rufianeitooooooooooooooooooor
¿dónde estás?
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sábado, 18 de mayo de 2024 • 2:37
Aquí os dejo un coloquio, de Periodista Digital, sobre el tema: «La libertad de Prensa», con Alfonso Rojo, Álvaro Nieto y Bieito Rubido, moderado por Albert Castillón.
Muchas parejas jóvenes se marchan de Catalufia, la educación y el futuro de los hijos es lo que cuenta. Eso le pasó a Inés, Inesita, Inés: no quería tener hijos en Catalibania.
Miquel Giménez tiene razón, si la gente se va ¿ganarán los lazis?, ¿ocurrirá como en Vascongadas?. En esta última sólo quedan borrokaris, viejos e inmigrantes que viven de paguitas.
No puedo tomar partido por una opción u otra porque no estoy en la piel de ninguno de ellos y, supongo, que las razones para irse serán poderosas. Tengo familia en Tabarnia y es un drama, son de todos los colores y en las reuniones saltan chispas. ¿Quedarse o irse?, ¿cara o cruz?, ¿lo decidirá al final una moneda?.
Lo malo en el caso de Juan Soto es que no sólo será él, muchos periodistas se acogerán al teletrabajo y se irán también y, de los que queden, pronto tendrán que callarse o autocensurarse porque el panorama que viene es tremebundo: Sanchinflas le dijo ayer a 3 pares de calzoncillos que tras las elecciones europeas vendría el punto y aparte.
Lo que se aproxima es para aguerridos legionarios, como Miquel Giménez.
Aquí os dejo un coloquio sobre el tema: «La libertad de Prensa», con Alfonso Rojo, Álvaro Nieto y Bieito Rubido, moderado por Albert Castillón.
Yo me fui. Creo que habría sido peor quedarme. Se trata de una decisión muy personal. En todo caso creo que los que nos hemos ido también podemos contribuir a que algo cambie en Cataluña. El éxodo es una llamada de atención. Es como la «secessio plebis» de los antiguos romanos, cuando el pueblo se retiraba de la ciudad de Roma y amenazaba con no volver para protestar por las injusticias de los potentados y obtener más derechos políticos. Por otra parte, fuera de Cataluña en muchos lugares no se conoce lo que de verdad pasa allí. Los que nos hemos ido damos testimonio de lo vivido y explicamos cómo son las cosas de verdad, ayudamos a desmontar la propaganda nacionalista que fuera de Cataluña también está activa.
Mientras no gobierne VOX y haya un 155 en Cataluña, sin complejos ni clsudicaciones interesadas, y se ilegalice a todos los partidos separatistas: Cataluña será una tierra incompatible con poder vivir en ella con normalidad.
Los nouscatalufos van a parte.
Si hay suerte y eso se da la vuelta, pasaremos cuentas con estos malnacidos que han destrozado Catalunya.
Respecto a este escritor, sólo lo conozco por sus geniales participaciones comentando li ros con Iker. Me parece un tipo majo, inteligente, agudo, … no creo q se quiera clasificar en ningún vando, pero no le queda otra que ir in poco de progre, no se si por necesidad o convicción.
Pero ya seas progre o no, si te sales del redil estas condenado, y supongo q alguna crítica al los gorrinos le habrá hecho tomar esta decisión. Supongo q cuando defendía las politicas progres de la 1zm13rda no veía venir todo esto…
Pues alabado sea el progre que se cae del guindo!
Yo he dicho varias veces que una «Primitiva» tiene la culpa de que yo siga aquí, en la tierra de mis padres, abuelos y algún bisabuelo…. Pues bien, rectifico (cambio de opinión que diría P. Falcon). Si me tocase la Primitiva, me quedaría luchando aquí. Suponiendo que fuese un premio importante, me iría un mes de vacaciones por esos hermosos pueblos que tiene España para oxigenarme e intentar quitar la mala leche que llevo acumulada encima con esto del pruces. Pero volvería a mi tierra, Tabarnia aunque ahora vivo en Tractoria. Y si el premio de la primitiva fuese realmente grande, a Dios pongo por testigo que invertiría gran parte del mismo en crear escuelas privadas en Cataluña, subvencionadas al 100% para todos aquellos padres que quieren que sus hijos estudien en una lengua que hablan más de 500 millones de personas en el mundo. Y yo no pondría nunca comisarios lingüísticos en el recreo para controlar si algún niño suelta una palabra o se comunica en catalán. Esa es la diferencia entre los españoles y los catalinazis de la Cataluña actual. (ahora es cuando me tocan 2.500 millones euros en la Primitiva y me marcho a vivir a un hermoso pueblecito de la hermosa España, dejando a su suerte a los pobres catalanes verdaderos- pues no, yo soy persona de palabra y honor. Que me toque esa Primitiva y veréis)
Qué grande que eres. Si me lo permites, un abrazo.
Hace ya unos cuántos años, antes de que Artur Mas empezara con el procés conocí en un curso a un Señor catalán de pura cepa que estaba agobiado en Barcelona con la hipoteca y el trabajo y compraron tirada de precio una casa con corral y demás que les vendió un amigo en un pueblo a 43 km de Sevilla (pero conectado con la capital con tren) y estaba bastante contento.
Ya no es sólo el separatismo, sino los barrios degradados, la ocupación, la delincuencia, la islamización que se ve clara en muchos colegios.
Hace unos meses topé con un vídeo de una chica nieta de gallegos emigrados a Cataluña que se había vuelto a la alcea de sus abuelos en Galicia y sus padres jubilados se habían ido a vivir en una ciudad gallega. Se ha acostumbrado tanto al campo que cuando va a ver a sus padres a la ciudad gallega hasta se agobia y no echa de menos Barcelona.
Hay millones de españoles que se empeñan en malvivir en Madrid y Barcelona y pagar 300.000 o 400.000 € por un piso, cuando en Badajoz capital (y no digamos ya si cruzas a Elvas en Portugal), algunos pueblos cercanos a Córdoba o Sevilla, la propia Granada capital o cualquier pueblo de la España vaciada puedes comprar una casa sin esclavizarte de por vida. Sobretodo las personas que trabajan telemáticamente, los jubilados o las personas que tienen pequeñas empresas fácilmente trasladables no sé como prefieren malvivir hacinados en ciudades degradadas antes de irse a la España vaciada o a ciudades con una calidad de vida superior por clima, coste de vida, seguridad, etc.
Esta reflexión me la he hecho yo muchas veces, y es tentadora, ahora que estoy jubilado: te vendes el piso de Barcelona (lo mismo están haciendo muchos bilbaínos) y por la cuarta parte de lo que obtienes te compras una bonita casa en muchos pueblos de España. Encima, además del colchón económico que te ha dejado cambiar un piso carísimo por una casita mucho más barata (la mitad o incluso menos), resulta que el poder adquisitivo de tu pensión se multiplica por entre 1,1 y hasta incluso 1,6, depende de a dónde vayas a parar.
Sí, pero no lo haré hasta que Cataluña esté estabilizada, si llega a estarlo, y se pueda prever esa estabilidad a muy largo plazo (mayor, en todo caso, que mi esperanza de vida). En mi primer comentario explico el por qué.
Pues también yo estoy pensando en irme de aquí. Pero no sé si después de haberme ido no me remorderia la conciencia. En cualquier caso cada día intento seguir haciendo cosas para que Cataluña sea la que fué hace cuarenta años.
En una granja, cuando hay una plaga o hay que desinfectar, hay que salir, echar zotal, aislar para que no salga el veneno ni la plaga, y cuando ha muerto la plaga, ya se vuelve a trabajar con normalidad. Cataluña es lo as parecido a una granja, aunque la solución no es tan sencilla.
Otra analogia: cunado un miembro se cangrena, hay q cortar para salvar el resto y al individuo. En este caso empezaría por cortar Gerona, q esta peridida.
Yo he tenido siempre esa tentación de largarme; no sólo por el prusés, sino porque desde hace treinta años, Barcelona se ha vuelto inhabitable y los pueblos catalanes -así, en general: hay excepciones y particularidades- llevan una vida demasiado pueblerina (mucho más pueblerina que el mundo rural del resto de España, tan denostado y ridiculizado por nuestros canallas locales). Pero pienso como Giménez: ¡¡¡NO!!! No hay que darles ese gusto, no hay que dejar a la resistencia a la intemperie, no hay que dejar solos y sin respaldo a los que dan la cara y reciben por ello las correspondientes bofetadas que soportan con estoicismo y propósito de reincidencia.
Yo no fui legionario, solamente un humilde quinto de Infantería, y de ella me quedó un lema grabado a fuego en mi espíritu: el Deber, la Patria y el Honor. Más una bandera a la que libremente juré fidelidad (nunca me sentí obligado a hacerlo), juramento que me he negado siempre a renovar porque, cuarenta años después, permanece fresco y vigente en mi corazón.
No traicionaré ese juramento ni faltaré a los tres mandatos de mi vieja Infantería.
No desertaré.