La historia del PSC que sus votantes ignoran

La servil txatxa del nacionalisme.

El historiador Manuel Acosta, uno de los diputados más activos de Vox, ha publicado en la Fundación Disenso un breve ensayo acerca de la historia del PSC que és força aclaridor. Vet ací algunes de les claus que confirman la tesis dolça de que el nacionalismo está en el ADN del PSC:

«El PSOE fundado por Pablo Iglesias en 1880 era un partido socialista marxista (…) Consideraba que los obreros no tenían patria, ya que las naciones eran una superestructura “burguesa” que debía abolirse. Precisamente por considerarlo un movimiento “burgués”, despreciaba al incipiente nacionalismo catalán (…) En 1882 (…) es el momento de la creación de la Federación Socialista Catalana del PSOE (…)

Un grupo de militantes de la Federación Socialista Catalana del PSOE capitaneados por Manuel Serra y Moret, Rafael Campalans y Joan Comorera se escindió y formó la Unió Socialista deCatalunya (USC) en 1923, incorporando en sus bases programáticas la defensa de un Estado para Cataluña (…) pretendían reactivar el adormecido y minoritario socialismo catalán intentando captar a los nacionalistas. (…) 

Durante la Segunda República, la USC quedó como un pequeño grupo “obrerista” coaligado con la Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) hasta que desapareció en 1936, cuando optó por integrarse en el PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña), afiliado a la Internacional Comunista. (…)

Finalizada la Guerra Civil, el socialismo catalán se organizó en el exilio, creando en 1941 el Partit Socialista Català, en México, y el Moviment Socialista de Catalunya (MSC) el año 1945, en Francia. (…) pretendía canalizar un movimiento orgánico permanente que se debería convertir en el partido socialista de Cataluña, de cariz nacionalista, para acabar así con la preponderancia del PSUC y la CNT. (…) 

la Federación Socialista Catalana del PSOE (FSC-PSOE), irrelevante e inactiva hasta el momento, que se había mantenido al margen de cualquier colaboración con el MSC al considerarlo catalanista antes que socialista, empezó a reorganizarse de la mano de Josep Maria Triginer (…) en mayo [de 1976], el Grup d’independents pel socialisme, inspirado en el documento de Obiols “Pel socialisme”, creó el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC-C), mientras que Pallach reaccionó con la creación del Partit Socialista de Catalunya (PSC-R) (…)  la Internacional Socialista presionó al PSOE para que lograra que los tres sectores del socialismo catalán organizados -PSC-C, PSC-R y FSC-PSOE- concurriesen juntos [a las elecciones de 1977]. (…)

Ya en los años 80 el PSC tenía dos almas, como en la actualidad. Por un lado, las bases, los dirigentes orgánicos territoriales y los votantes socialistas que se sentían catalanes y españoles, seguidores de Guerra y González, enemigos de Pujol y del nacionalismo en general, con mucha capacidad de movilización en las elecciones generales. Por otro, el aparato del partido, dominado por un catalanismo lacayo de Pujol, que ninguneaba a las bases, a los cargos orgánicos, pero que no tenía eco entre el electorado en las elecciones autonómicas. La fractura en el PSC era evidente, insultante: la dirección se aprovechaba de sus bases, de sus militantes para mantener unos principios antitéticos al sentir de la mayoría de sus votantes. (…) 

Marta Mata, del PSC, presionó a Pujol para que impusiese la inmersión lingüística en la escuela, cuando este aún no contemplaba su aplicación. (…) Maragall empezó la campaña del Estatuto guiado por ERC, quien anhelaba vengarse del nacionalismo de derechas de Pujol. A cambio le cedió a ERC el control de los medios de comunicación públicos (CMAC). (…) Iceta fue nombrado consejero personal de Sánchez (…) 

el PSC ha sido la útil y dócil muleta del separatismo que ha provocado la actual división de la sociedad catalana (…) «.

¿Alguien entiende cómo todavía hay catalanes libres de nacionalismo que votan al PSC para hacer de chachas del nacionalismo?

Dolça i timada Catalunya…



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13 comentarios

  1. LOS VOTANTES NO SON SEPARATISTAS . SE LES PUEDE ENGAÑAR PERO LA MENTIRA TIENE LAS PATAS CORTAS LLEGADO EL CASO.

  2. La Charnegada que quiere dárselas de integrada (y veranea en los pueblos fanfarroneando de su superioridad y pone a sus hijos nombres baskos) vota ahora a ERC. El PSC aglutina la charnegada servil, arrastrada, ante sus dirigentes que también proceden de la casta superior burguesa proindepe. PSC=Pro Separatistes Catalans, dicho en plata, las chachas de las chachas.

    • Exacto, en verano andan los Ander y las Izaskun en las piscinas de los pueblos de Castilla, en la casa de los abuelos…. claro, mientras sus padres sacan un billete de 50 euros en la terraza de la pisci entre cocacola y cocacola para que lo vean los lugareños, para la playa se ve que nos le da….

  3. Mientras no haya un partido de centro izquierda limitado a Catalunya sin ser independentista, y sin complejo de inferioridad, el PSC se llevará todo ese ámbito de votos.
    Hay que entender que muchísima gente NUNCA votará ni a Vox ni al PP.

    Ese partido podría haber sido Cs pero:
    – Se convirtió del centro izquierda a ser de derechas
    – Se hizo de ámbito nacional en vez de ser únicamente catalán

  4. Buscar historia en quien no la tiene es errar en el vacío de la realidad.
    La historia del PSC es una acumulación de incongruencias, que más que historia es un camino de desaciertos, donde siempre, entre bastidores, se han movido apoyando a los otros partidos que considerasen más rentables.
    Hoy, analizarlo con rigor al PSC nos llevaría a emplear palabras mal sonantes sobre hechos que avergüenzan a propios y a extraños y no quiero caer en vejaciones.
    Lo triste es que haya personas que conoces, que por tradición, no por convicción, los apoye y vote al PSC, e incluso hasta presuman de un socialismo, que al apoyar al PSC pierde todo sentido.
    Hoy que el Ayuntamiento de Barcelona, con los votos del PP esté gobernando, es para rasgarse las vestiduras tal oprobio.

  5. CORRUPSOE entre 1961 y Sánchez

    La táctica de aliarse con quien compartía el medio -el derribo-, aunque no el fin, hizo que entre 1961 y 1977 se recuperase la idea de la confederación republicana de nacionalidades ibéricas como «realidades políticas»; esto es, naciones como sujetos de soberanía no reconocida.

    Renovaron el argumento con la teoría del socialista Anselmo Carretero, exiliado en México, que definía España como un «estado plurinacional» o una «nación de naciones».

    De hecho, en el congreso de 1972 se aprobó que el PSOE apoyaría las «legítimas aspiraciones de los pueblos de las diversas nacionalidades ibéricas».

    En el Congreso de Suresnes, en 1974, el PSOE adoptó una «abierta actitud filonacionalista de signo periférico», según Andrés de Blas. Se reconoció el derecho de autodeterminación de las «naciones» del «Estado español» como estrategia de la clase obrera para su «completa emancipación». Ese PSOE hablaba de España como un conjunto de «nacionalidades y regiones marcadamente diferenciadas», que debía ser resuelta por una «República federal».

    El cemento del Estado no era la nación española, sino la unidad de la clase obrera. Esta fue la razón de que Felipe González y Alfonso Guerra, ya en 1977, cambiaran la resolución (Suresnes 1974) del partido apostando por «poderes autonómicos en las nacionalidades y regiones».

    Ese fue el camino del PSOE hasta el año 2000, cuando Zapatero llegó a la secretaría general, y se volvió a las estrategias anteriores de alianza con los nacionalistas por compartir un enemigo común, la derecha. Si para eso había que cuestionar la nación, «discutida y discutible», y retorcer la constitución, se hacía.

    El sanchismo es un giro de tuerca a esta política de Zapatero. Orillada la generación del PSOE que hizo la Transición, el partido socialista ha vuelto a la estrategia de 1917, a sus raíces y esencias, y por eso a los viejos socialistas les ha costado tanto reaccionar. No se quitan de encima el maldito patriotismo de partido. El sanchismo de hoy es el mismo que en 2016, el de un oportunista sin escrúpulos, capaz de sostener la «confederación de naciones autodeterminadas» como la fórmula ideal si ello le procura la alianza con los nacionalistas y el poder. (Jorge Vilches)

    • El PSOE originario, hasta 1917, entendía la nación como un artificio burgués que sería superado por la construcción de un Estado obrero. Ese año consideró la oportunidad que le ofrecía la crisis del sistema de la Restauración, y participó en la pantomima de sóviet español junto a catalanistas, anarquistas y republicanos variados.

      En el XI congreso del PSOE, en 1918, hablaron de la «Confederación republicana de las nacionalidades ibéricas», propuesta por socialistas catalanes y apoyada por Julián Besteiro. Aquello era apoyar la idea que en España existían naciones oprimidas sin Estado.

      El PSOE, brazo político de la UGT, en torno a la cual debía erigirse el Estado obrero, solo pensaba en confluir con otros elementos revolucionarios. Se trataba de propiciar el derribo de la monarquía liberal para ir construyendo el socialismo, y si compartían con los nacionalistas el mismo medio, el derribo, eran compañeros de viaje.

      En la 2º República el Psoe defendió el estado integral, pero no dudó en aliarse con ERC para el golpe de 1934, ni en mercadear con el Pnv y su estatuto de autonomía para conseguir que los nacionalistas vascos, los de Vizcaya, no cumplieran su acuerdo con los sublevados de Mola y Franco.

      La preocupación de los socialistas en el exilio fue que las «veleidades nacionalistas», escribió Rodolfo Llopis en 1946, no perturbaran la unidad ni la disciplina del partido, no de España.

  6. El PSC, el PSOE, el PP, VOX, los nacionalistas, los independentistas, los etarras, los…¡Estamos arreglados con esta caterva de gente!

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