Acabar con España es acabar con la libertad: este es el verdadero asunto.
Escribe José F. Peláez en El Debate de Hoy sobre Sabino Méndez… y Cataluña. Un Sabino que nos recuerda que existió otra Barcelona, otra Cataluña, infinitamente más talentosa y decente que la que han construido los nacionalistas. Porque, como escribe Peláez, «uno recorre con Sabino la Barcelona de los 70 y 80 y nota el viento de la libertad en cada página«.
Y añade:
«Era una Barcelona que Carmen Ballcells convirtió en sede internacional de la escritura en castellano. Imagínense, una nueva Florencia con Bolaño, Vargas Llosa, García Márquez, Cortázar, Gil de Biedma, Carlos Barral, Juan Marsé, Eduardo Mendoza, Goytisolo, Vila Matas, Vázquez Montalbán, Terenci Moix y otros tantos que no voy a citar para no desensibilizarnos como en una pinacoteca, en la que pasas por Rembrandts o Tizianos como quien pasa por delante de las hojas de un calendario de neumáticos. Pues todo eso se lo han cargado en una hoguera inquisitorial en la que han puesto una estrellita ciega y paleta junto a la dignidad de las barras viejas.»
Lo que le lleva a reflexionbar sobre el penoso estado en que se encuentra nuestra tierra:
«Lo peor es cuando cierras el libro, abres el periódico y ves en qué se ha convertido Cataluña, el grado de degradación moral de esa sociedad, el olor a cerrado, a estiércol y a retroceso de un lugar en el que se acepta con normalidad que cuatro paletos decidan ponerse por encima de las leyes, es decir, por encima del pueblo del que emanan, es decir, de la democracia misma, mientras el propio pueblo, humillado, los jalea y el sanchismo los protege…
Cataluña no tiene solución a corto plazo y, de tenerla, no es política. Necesitamos a muchos Sabinos, necesitamos que la elite sea intelectual y no un calçot con flequillo inflado a mejillones. Necesitamos que se abandone la putrefacción de una sociedad autoparodiándose en sus supuestas diferencias, como sintiéndose superiores en el baile de disfraces, en una permanente actitud cosmética… La democracia no es solo votar. La democracia es, entre otras cosas, garantizar que los bárbaros no puedan votar acabar con la igualdad, con la libertad o con la propia Cataluña, que es acabar con España. Y acabar con España es acabar con la libertad. Este es el verdadero asunto. La democracia es leer a Sabino Méndez el 14 de febrero y, sobre todo, celebrar el día de los enamorados sacando a pasear el dedo corazón a toda esta panda de trogloditas».
Pues sí, els atacs contra Espanya dels separatistes són atacs contra la nostra llibertat i els nostres drets. I sí, la nostra decadència provocada pel nacionalisme és evident.
Dices que Cataluña no tiene solución a corto plazo, y es verdad, pero si superamos el nacionalismo te aseguro que la solución vendrá muy rápido. Porque, por mucha tabarra que nos dan, hay muchos, muchísimos catalanes libres, y hartos, de nacionalismo, con mucha energía y ganas de hacer de su tierra un lugar infinitamente mejor. Basta que todos los resortes del Estado, utilizados vergonzosamente por los nacionalistas, dejen de socavar estas iniciativas para que volvamos a ver aquella Cataluña atractiva y dinámica que ahora lucha por regresar.
Y dices que la solución no es política… mejor no es solo política. Es social, cultural, legal, incluso espiritual… cuando todo ha sido corrompido por el nacionalismo, todo ha de ser regenerado. Pero un cambio político, aunque solo sirviera para detener la maquinaria de propaganda y adoctrinamiento nacionalista, tendría efectos rápidos e importantes. El nacionalismo, que se basa en esto, se deshincha como un suflé cuando su maquinaria se detiene. Malgrat que molts a Madrid encara pensin que el suflé baixa quan cedeixen a aquesta ideologia letal.
Dolça i rocker Catalunya…
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Junts:
Sí, señor, ahí quería yo llegar. Todo es cultura, leer mucho, bueno y variado, mantenerte informado, y a partir de ahí, reflexionar serénamente y pensar por tu cuenta.
Tampoco hay que dejarse manipular ni tener fe ciega en nadie. En los políticos, menos todavía.
Una persona culta tiene muchas más armas. Ya sabemos el poder de la pluma…
La solución es sobre todo cultural. Una sociedad culta será una sociedad dueña de sí misma, capaz de desarrollarse espiritualmente y capaz de otorgarse unas leyes que sean herramientas de justicia, y no de corrupción. Pero la cultura consiste, básicamente, en alimentar un pensamiento crítico competente y apto para alimentarse por sí mismo, al margen de dogmas y prejuicios. Mientras manejen a su antojo la educación de nuestros niños y los medios de comunicación dedicados no a contar la verdad, sino a crear corrientes de opinión entre los adultos que fueron educados más para creer en las soflamas de cualquier giliflautas que en buscar la verdad, no habrá nada que hacer. La construcción de una moral sólida lleva mucho tiempo: hay que leer, y asimilar las lecturas; hay que acercarse a la filosofía, a las religiones, a un concepto de justicia recto y ponderado que excluya los axiomas basados en prejuicios y mentiras. Cada individuo es responsable de su ética: mientras aceptemos sin más las etiquetas que administra a su antojo la gentucilla sin escrúpulos que trata de dirigirnos para su exclusivo beneficio, no seremos nada.
Yomismo
viernes, 21 de mayo de 2021 • 15:10
Muy bien Garriga
IGNACIO GARRIGA VOX se DESCOJONA y LOGRA que PERE ARAGONES SIENTA MIEDO el DEBATE de su INVESTIDURA
Mejores momentos de Ignacio Garriga en el Pleno de Investidura
García Márquez*
Perdón.
Pablito:
¡Y qué suerte la tuya de conocer a García-Marquez y poder haber hablado con él!
Culturálmente, por cómo te expresas, de igual a igual.
Agradezco tus reflexiones y tu forma tan correcta de escribir.
Se nota que lees mucho y bueno.
Un saludo.
Buen discurso, Pablito.
Da gusto oir a un comentarista tan sensato, hablando tan claro, tan bien, tan realista, y sobre todo sin ser tendencioso y sin insultar.
Con nostalgia todos recordamos cuando Cataluña era la imprenta en Español de todo el planeta. Millones de ejemplares circulaban diariamente, y las mejores plumas te las encontrabas por las calles de nuestras ciudades. Yo tuve en Calafell de vecino a Gabriel García Márquez y tomaba café y hablaba con él.
Hoy las sombras y la opacidad del golpismo, con su negro manto lo envuelven todo. Lo secuestra todo denostándolo, desfigurando, aunque ellos, han sabido enriquecerse con lo que han buscado destruir. Hoy con el Covid, todas las empresas y negocios tienen crisis en Cataluña, menos las relacionadas con los nacionalistas, más conocidos por golpistas. Esas nunca han ganado más, y, ellos, que les digo, en palacetes viven todos, aunque por falta de clase casi no sepan entrar.
Valorar la trascendencia que ayer pueda tener en Cataluña y en España, tanto el monólogo temerario de Aragonés, como el discurso pesado del golpismo, en general, entra más en la desgana, por previsto y por escuchada ciento de veces. La inútil tozudez de elementos metidos en un laberinto, donde en lugar de buscar salida, se complican la vida dando vueltas en él.
No han hablado enmendar sus desmanes, xenofobias y prepotencia. No. Con torpe monólogo se han limitado a una renovación, sin aportación a la convivencia entre catalanes, tan necesaria, tan urgente. Han hablado para sus acólitos de gorra y mandil tan fáciles de embaucar.
Será este gobierno de Aragonés o como quieran llamarle, una vez más un sin sentido, que no representa a nadie y ofende a casi todos.
Aragonés ayer supo ser un Torra repetido, algo mejor de presencia pero con igual desatino.
Era la región más rica de España y eran más ricos que nunca fueron, desde antes del siglo XVIII.
Era la región más rica de España y eran más ricos que nunca fueron, desde el siglo XVIII.
Cataluña pudo haber sido la región más próspera de Europa, con la gustosa ayuda del resto de España, y todos los españoles nos habríamos sentido orgullosos y hubiésemos viajado hacia allí, cuando hiciera falta, siempre con placer y satisfacción.
Por el camino que lleva se convertirá en la región más pobre de España, y con tal de no tropezarse uno por la calle con Rufián, Colau, o cualquiera de esos, será cuestión de evitar el viaje siempre que se pueda.