Qué tío, escolti.

Arturu, el nen dels Pujol, se creyó mesías y solo llegó a delincuente. Malversó, recortó, endeudó, amenazó, asustó, dividió, arruinó y hundió la reputación dels catalans. Fue condenado por la Justicia en 2017 y desde que abandonó la Gene se embolsa casi €600.000 /año.

En 2018 Arturu se fue a veranear a Menorca, que parece le gusta descansar en otras tierras de España. El pobre no lo estaba pasando demasiado bien: en julio tuvo que salir por la puerta de atrás del Ateneo de Mahón para evitar a un grupo de manifestantes, y días más tarde un socorrista tuvo que darle una fuerte reprimenda en Cala Galdana porque a Arturu le dio la gana de bañarse con bandera roja.

-Salga del agua, atontao, que hay bandera roja -Sóc l´Arturu i ho he fet percatalunya

But the best was yet to come.

El 23 de agosto Artur estaba fondeado en su barco de 12 metros en el noreste de la isla. Un empresari català, en Juan Carlos Amich Tintorer, el va reconèixer , y así contó lo que ocurrió:

“Estamos fondeados en Cala Presili. Entre los barcos, el de Mas. He ido yo a verle en una pequeña lancha de goma. Advirtiéndole de viva voz que en aguas españolas debía llevar la enseña nacional. Acto seguido y en catalán, le he dicho todo lo que me ha parecido referente a mis sentimientos como catalán. Se han puesto muy nerviosos, mujer, hijas y otros. Para terminar y sin separarme de su embarcación, recordándole los pitidos en el Camp Nou al himno, al Rey y a todo lo español, le he dicho que yo le pitaba a él y a todo lo que representaba. Con el silbato de árbitro y bien fuerte he estado pitándole al menos un minuto. Cuando ya me he cansado he regresado a mi barco. Todos los barcos de alrededor dando vivas a España, aplausos a nosotros y pitadas a Mas y familia. Desde la playa también aplaudían.

Se han sentido muy presionados. Estaban en un barco de 12 metros aprisionados sin poder hacer nada. La mujer me pedía por favor tranquilidad. Ya le he dicho, la misma que pedía él en la pitada al Rey, al himno y a la bandera de España. Todo esto a 5 metros de distancia con un mar plato. Mas ni se ha movido de la proa, a pesar de que le he retado para que me mirase. Me conoce perfectamente, si tiene memoria. 

Cuando levó anclas salió escopeteado entre los abucheos de los barcos de alrededor.

Yo creo que todos los días tiene alguna por lo que se cuenta por aquí. A ver si se larga. Me he quedado muy a gusto. Lo mejor del verano.”

Pues Juan Carlos Amich, empresario catalán, alegre, tenaz, indomable, se fue el lunes al Cielo. Marchó en su casa, rodeado de su extensa familia y en paz con Dios. Dicen que vinieron amigos de toda España y que no había espacio para tantas flores. Dicen que en la Iglesia no se cabía y los empleados de la funeraria tuvieron que obligar a la gente a salir. Dicen que los celebrantes recordaron su generosidad, su tesón y su imparable energía. Dicen que los nietos han salido al abuelo, y que contaron a todos su alegría y cariño. Que había pena, pero era imposible estar triste. Que se pidió por España y por su paz y convivencia. Que quien siembra recoge, y que Juan Carlos ha cosechado a manos llenas.

Y que desde allá arriba, su amplia sonrisa volvió a iluminar a todos.

En el momento más oscuro, durante los días de odio de octubre de 2017, quan guardiacivils i policianacionals eren insultats pels lazis i abandonats dels polítics, en Joan Carles va voler recolzar-los amb una campaña als diaris. Simplemente rezaba “Gracias”.

Gracias a ti, Juan Carlos. Millones de catalanes no te olvidamos.

Dolça i agraïda Catalunya…

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