Espanya s´apropa a l´abisme.

Al abismo, sí. No es un titular exagerado. Lo hubiera sido hace dos años y medio. Ya no.

En verano de 2017 el separatismo avanzaba al galope hacia el golpe. Los ciudadanos estábamos asombrados ante la falta de respuesta de Rajoy y la impavidez bizcochable de la Justicia: desaparición de la Policía Nacional y Guardia Civil tras los atentados de agosto, chulería de la Genestapo, acoso al Rey en la manifestación de Barcelona, condescendencia con el Buti 2, pasividad de la Justicia que se limitaba a mandar requerimientos ante la mofa de los políticos que posaban junto a ellos… La impunidad golpista y la ausencia del Estado era escandalosa.

Pere, encara et dura l’efecte de la ratafia?

Però -ens dèiem- el Estado hará algo. «Se está cargando pacientemente de argumentos, y cuando actúe, será suficiente«. Suficiente para castigar a los golpistas, suficiente para desmontar el entramado económico que les ha permitido llegar tan lejos, suficiente para evitar que algo parecido vuelva a suceder.

Y actuó el Estado -espoleado pels catalans que vam sortir al carrer el 30 de setembre, por el discurso del Rey y por la manifestación monstruo del 8 y 29 de octubre-, y se detuvo a los golpistas y se intervino la Gene y… Y nada más.

Y después se dejó huir al Motxo y a otros tantos kapos golpistas, y vivir como sátrapas en el extranjero y tener escolta de la Genestapo y manejar grandes cantidades de dinero.

Y después se permitió que partidos golpistas pudieran presentarse a las elecciones.

Y después se limitó la intervención de la Gene a una cosita superficial, blanda y de algodón, sin intentar siquera una mínima deslazificación, pasando simplemente las carpetas de unos golpistas a otros y desapareciendo de Barcelona tan pronto como fue posible.

Y después se facilitó que los golpistas presos vivieran como narcos en prisión, recibiendo hasta 50 visitas al día y saliendo cuando les apetecía.

Y después se permitió concurrir a elecciones a imputados por delitos gravísimos y a fugados de la Justicia.

Y después se forzó a la abogacía del Estado a rebajar la gravedad de los delitos en el juicio, y los magistrados afirmaron en la sentencia que lo del golpe no fue más que una «ensoñación«, y se negaron a obligar al cumplimiento mínimo de penas.

Y después de dejó que Europa -amb un ínfim nivell jurídic- le pasara la mano por la cara a la Justicia.

Y ahora el Gobierno de España ha puesto alfombra roja a los golpistas, accediendo a todas sus exigencias, entregándoles competencias para una secesión de facto en Cataluña.

Per això dir que Espanya -i Catalunya a primera línia- está al borde del abismo no es exagerado. Porque el Estado, del Rey abajo, ha demostrado que no quiere, no puede y no sabe hacer lo que la mayoría de españoles esperábamos de él: defender el bien común, que eso y no otra cosa son la concordia y la unidad de todos. El Estado que surgió de 1978 ha fracasado en su objetivo primero y principal.

¿Por qué ha sucedido? Tres motivos evidentes:

1-La arquitectura constitucional dio por sentado que los partidos no volverían a las andadas, que habían aprendido del pasado. No blindó la concordia, amenazada siempre por la tentación del cainismo (contra la unidad nacional) y la irresponsabilidad de los políticos (contra la separación de poderes). Tras dos Guerras Mundiales, la constitución alemana prohibió sus demonios particulares, nazismo y comunismo; la Constitución de 1978 no garantizó algo similar, montada en las buenas vibraciones de la Transición lo volvió a fiar todo a los políticos y les otorgó inmenso poder. Y los políticos han acabado volviendo al cainismo territorial y a la irresponsabilidad. No, no es lo que han votado los españoles (los partidos nacionales han tenido siempre, hoy también, una inmensa mayoría), es lo que han querido los políticos basándose en sus intereses particulares.

2-El nivel intelectual se ha despeñado. No hay autoridad moral en España: ni els polítics, ni la Iglesia, ni los empresarios, ni los trabajadores, ni pensadores… nadie. El nivell és patètic. No hay aplomo, sensatez, ejemplos y vidas intachables que muevan y a los que recurrir en tiempos difíciles. Quizás… el Rey.

3-No hay un proyecto conjunto ilusionante. Lo hubo en 1978 y se llamó «Europa y libertad«. Ese proyecto murió de éxito, conseguido hace 20 años. Ningú ha estat capaç de cercar-ne un altre. Ni siquiera se lo han planteado seriamente: ni los partidos, ni los think tanks (quina vergonya, Real Instituto Elcano), ni los intelectuales…nadie.

Así que ya tenemos aquí el monstre de la divisió i de la irresponsabilidad. Pere Sàntxes ha negado tres veces: sus palabras antes de las elecciones contra un pacto con comunistas y delincuentes separatistas; el bien común de los españoles; la supuesta vocación de igualdad entre todos que su partido afirma abanderar.

¿Tiene arreglo? Por supuesto. ¿Se arreglará? Pinta mal. Els dolços som optimistes, pero no somos idiotas. Ni la concordia, ni la convivencia ni el bienestar están garantizados, siempre están a unas pocas generaciones de desaparecer. Y han pasado ya varias, erosionándolos; el estado de putrefacción es avanzado. Lo que tenga que cambiar, deberá hacerse rápido. Por nosotros no quedará.

Ven, 2020, sin tardanza. Ven y hiélanos la sangre. Que som aquí, dempeus i amb ganes de lluitar per la concòrdia y el seny.

Dolça i negra Catalunya…

Categories: Pensando bien

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