Un filòsof sevillà sistematitza les mentides del nacionalisme.
«Una falacia es un argumento que viola las reglas de la lógica. Los profesores de filosofía las explicamos en clase a nuestros alumnos para que estén atentos a los malos hábitos de nuestros políticos y tertulianos». Así explica Alejandro Martín en su blog Albayalde lo que es una falacia. Pero lo mejor está en su aplicación al separatismo catalán, que resumimos aquí:
«La falacia de la ventana rota. (…) un niño rompe la ventana de un comerciante y, aunque lo lógico sería compadecer al comerciante, el argumentador falaz convence a la gente de que, en realidad, la acción del niño obliga a comprar una ventana nueva, lo que es bueno para el cristalero, que a su vez comprará otras cosas con ese dinero y, finalmente, redundará en beneficio de todos. (…) la infracción es presentada como un bien social, de la misma manera como los procesistas tratan de convencernos de que la violación de la ley responde a una acción bondadosa cuyas consecuencias serán estupendas.
Ad nauseam. Tal como suena: la técnica consiste en repetir mil veces algo hasta el agotamiento, de manera que se produce la certeza emocional de que ese algo es así, sin aportar un argumento verdadero que lo sostenga. (…) Del “España nos roba” al “nada más democrático que poner las urnas”, las grandes consignas del independentismo no aguantan la confrontación con la realidad: tributar más por producir más no es ser robado, y la democracia no consiste en votar sobre cualquier cosa de cualquier manera.
Ad populum. (…) Consiste en basar la verdad en la convicción de un grupo cuantitativamente numeroso. Si tanta gente considera que tiene derecho a crear un nuevo estado vía referéndum, debe ser verdad. Obviamente, esto es tan arbitrario como afirmar que un municipio de seiscientos habitantes tiene derecho a eso mismo. En los estados democráticos, los procedimientos de toma de decisiones están legalmente determinados.
Ad ignorantiam. Razona así: “No vamos a salir de Europa, no vamos a dejar de usar el euro, no vamos a perder nuestra nacionalidad, no vamos a hundir el país en el caos administrativo ni la economía va a verse dañada, y la razón de todo ello es que nadie ha demostrado lo contrario”. En efecto, basar una afirmacion –especialmente sobre futuribles– en el hecho de que nadie ha demostrado lo contrario permite defender fenómenos paranormales tan diversos como el independentismo, los extraterrestres y la vida inteligente en Gran Hermano.
El hombre de paja. (…) Consiste en convertir al adversario –tergiversando la realidad– en un pelele fácilmente vapuleable: así, en lugar de afirmar que el gobierno autonómico tiene límites en el ejercicio del poder, puedo decir que “los catalanes somos inquilinos de un casero hostil” (Artur Mas), o en lugar de decir que hay un conflicto de competencias, puedo afirmar que “España ha declarado oficialmente la guerra a Cataluña y a partir de ahora los combates serán directos, feroces y diarios” (Víctor Alexandre), y también puedo, en vez de reconocer la realidad tributaria de un país, exclamar indignado que “no tenemos que pedir limosna a los ladrones” (Alfons López Tena).
Post hoc ergo propter hoc. (…) un tipo en taparrabos mueve unas maracas, después cae la lluvia, ergo… el tipo en taparrabos es un poderoso chamán capaz de hacer llover. La razón de que Cataluña quiera la independencia es el hecho de que una vez fue un reino autónomo. (…)
Petición de principio. Es un argumento circular que da por supuesto aquello que pretende demostrar. El nacionalismo –y su fiel aliado, el autodeconstruido socialismo catalán– afirman que la necesidad de la independencia viene causada por las acciones del gobierno central, pero ocultan que esas acciones a su vez fueron causadas por una política que buscaba deliberadamente el conflicto. La estrategia nacionalista es: crear un problema, provocar una reacción y luego decir que la reacción ha provocado el problema.
Falsa analogía. (…) los independentistas argumentan que la relación entre España y Cataluña es como un matrimonio en el que uno de los cónyuges quiere forzar al otro a mantenerse en una relación que ya no desea. La analogía podría hacerse con un padre que quiere romper el matrimonio sin hacerse cargo de los hijos, con una aldea que decide prenderse fuego con el cincuenta y tantos por ciento de los votos o con cualquier otra ocurrencia que, en realidad, no hace más que desvirtuar la complejidad del problema y llenar las cabezas de la gente de una indignación injusta.
Incoherencia. (…) Incurren en ella quienes pedían respeto a la legalidad y a las instituciones cuando el pueblo indignado cercaba el Parlamento de Cataluña pero ahora afirman, en nombre del pueblo, que no tienen que respetar la legalidad ni las instituciones.
Conceptos abstractos o metafísicos. (…) Que a los nacionalistas la voluntad popular les importa bastante menos que una concepción metafísica de lo que son España y Cataluña lo evidencia el hecho de que Joan Tardá afirmara hace solo un año que “cuando hayamos proclamado la república en Cataluña seguiremos viniendo al Parlamento español, por supuesto; porque hay dos territorios, el País Valenciano y las Islas Baleares, dos territorios de los Países Catalanes, que seguirán siendo todavía territorio del Estado español”.
Falacia de la alegación tendenciosa. (…) Identifica a Cataluña –o al País Vasco o whatever– como un territorio ocupado, colonizado por una potencia imperialista. La falacia consiste en seleccionar los datos que confirman la propia tesis (…) mientras se obvian aquellos hechos que desmienten la propia tesis (por ejemplo, el abrumador apoyo de Cataluña a la Constitución del 78 o el hecho de que fue una guerra –imperialista, ¿o esta no?– la que llevó a Jaime I el Conquistador a conformar eso que ahora los nacionalistas asumen como su nación, la de losPaïsos Catalans).
Falacia del chivo expiatorio. (…) Se trata de coger a un pueblo en un mal momento –económico, social, político– y convencerlo de que sus males tienen un culpable fácilmente identificable: el chivo expiatorio. Toda la frustración, el descontento y la rabia –hasta entonces metidos en la olla exprés del resentimiento colectivo– ya pueden salir al exterior en una dirección bien dirigida.
El independentismo no nacionalista (…) Decir que odias a tus vecinos y que te sientes superior a ellos es políticamente incorrecto, algo que uno no puede reconocer ni ante sí mismo, y solo pensable en conflictos bárbaros como los de Palestina o Ruanda, donde la gente termina tirándose granadas y amputándose miembros con machetes. Así que se dice: “no tenemos ningún problema con el pueblo español”. O, en palabras de la CUP, “no somos nacionalistas, sino independentistas”. Pero a menudo los argumentos son la superestructura intelectual que oculta la estructura emocional de la repulsa etnicista. Esto se ve en el hecho de que Barcelona y su cinturón industrial no piden independizarse de Cataluña a pesar del enorme dineral que invierten en subvencionar la Cataluña rural».
Doncs sí, amic Alexandre. Hi és quasi bé tot l’argumentari separatista: una monumental falacia.
Dolça i fal.laciada Catalunya…
Categories: Huid del nacionalismo, Pensando bien
Porqué el independentismo no habla de su participación en la dictadura? porque tenemos que remontarnos a la historia, cuando tenemos hechos recientes que demuestran que Franco estuvo muy cómodo con los poderes catalanes? Porqué no hay quien cuente que cuando llegamos a esta tierra en la posguerra nos tenían como ciudadanos de tercera, a los cuales ni les alquilaban pisos? Porque nadie habla de que los niños buenos eran los hijos de los que ostentaban el poder? es decir los catalanes privilegiados eran considerados los «buenos» los demás, eramos los indios los «malos». Porqué en las escuelas sólo pegaban a los «malos». Hoy todos éstos Nacional Independentistas, son igual de fascistas, pero necesitan aglutinar el voto y la adhesión de los «otros» catalanes. Que ocurriria si volviesen a mandar? Yo lo se, la élite volvería a campar a sus anchas. Que importa la historia, hay que conocerlos para afirmar que hay odio, odio a todo aquello que no les deje manejar el poder.
La cuestión clave es valorar si el Imperio Carolingio, al caer en decadencia, se deshizo de Catalunya (como se deshizo de otros territorios) pasó a ser territorio independiente o no. Pues no, porque los diversos condados, cuyos primeros condes eran visigodos procedentes del sur de Francia (el Languedoc y la Provenza) mantenieron su total autonomía respecto del condado de Barcelona, como el condado de Urgell, el de Conflent, el de la Serdanya, el de Pallars, etc) que tenían su propia dinastía, A parte de que lo de «nación catalana» no tiene ningún sustrato histórico, ya que este término no aparece hasta el S. XIX. Y podríamos seguir con muchos más hechos históricos.
Breve corrección:
Ad populum: adular al auditorio para atraerlo a nuestra posición. Ejemplo: Ustedes, seres inteligentes, saben perfectamente que nuestro mayor problema se llama España.
Ex populo: intentar hacer creer que la verdad corresponde con la opinión mayoritaria. Ejemplo: Si tanta gente considera que tiene derecho a crear un nuevo estado vía referéndum, debe ser verdad.
Pero … eso que explica Alejandro Martín …
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¿no es el Decálogo Manipulador y Propagandístico de Goebbels, o sea, el mismo Decálogo que usa el nazionalismo?
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Por lo menos es muy pero que muy parecido.
Hola dolços:
Felicidades, Alejandro Martín, me ha encantado (a pesar de las matizaciones que te han hecho algunos dolços un poco más abajo). Desde mi ignorancia, siempre me he preguntado cómo es que a cualquier abogado o juez partidario de la secesión no le entraba dolor de barriga cada vez que oía (desde años ha) al delincuente (ahora ya oficialmente) D. Artur Mas proclamar que «convocaremos un referéndum legal o ilegal» (palabras literales a partir de la noche electoral de un lejano 25/11/2012, tras ganar las elecciones, pero perdiendo 12 diputados). En mi supina ignorancia, ese dolor de barriga debería ser todavía más agudo en el caso de los profesionales de las diferentes enseñanzas de Derecho que son partidarios de la secesión.
Ahora, el dolço Alejandro Martín me ha abierto los ojos de que el dolor de barriga es extensible también a los profesionales de la Filosofía.
Un saludo.
Fantástico artículo…Y terrible.
Completamente de acuerdo con el árticulo pero os olvidais que el NACIONALCATALANISMO INDEPENDENTISTA se nutre de los feligreses creyentes y conversos enamorados de su fe en el prusés. Y como todas sabeis obras son amores y no buenas razones.
Da igual lo que haya sido o no haya sido Cataluña, a estas alturas es irrelevante si fue un reino, un condado, si fuimos churras o merinas o qué se yo, lo que ya fue es materia de los historiadores y de los lectores interesados, lo importante es lo que los NACIONALISTAS QUIEREN QUE SEA CATALUÑA AHORA (con los separatas por delante para que el burro no se espante) y para eso les hace falta un golpe de fuerza que nos conduzca a una dictablanda que se convertiría al día siguiente en una dictadura clásica con todos los ingredientes, por razones excepcionales como siempre. Confían en que si la venden bien la Falacia hasta podría ser asimilable para las instituciones Europeas, y se podrían comer el sapo de un coto cerrado manejado por los caciques que serían los nuevos demócratas que «quieren poner las urnas». Y la justicia también poniendo los jueces a dedo, y la pasta, todo por la pasta. En fin, que lo importante no es lo que haya sido, sino lo que quieren que sea Cataluña y que seamos todos los que vivimos aquí. Lo que quieran los señoritos, si hombre si, y dos huevos duros Junki. Hasta los ídems nos tienes.
Estupenda lección de filosofía. No está al alcance intelectual ni de Rufián ni de los rufianes separatas en general porque incorpora unas dosis de ética que ni se les pasan por la cabeza, y de donde no hay no se puede sacar. Muy útil para no caer como vulgares ceporros en estas falacias filosóficas de tres al cuarto y de cuarto de bachillerato, que me parece que ahora ya no se imparte en los institutos. La Falacia, esa es la madre de la gran chingada. Para desmontar la tramoya hay que hacerse con un maletín de herramientas: el estilete de la lógica, un destornillador para atornillar si hace falta, a veces un trabuco para estar en igualdad de condiciones con los carlistones y siempre un hacha de bombero por si hay que darle algún hachazo al alcornoque o abrirl alguna puerta en la sesera cerrada a cal y canto a cualquier tipo de razonamiento. En fin, que es muy útil esta lección de filosofía y voy a compartirla y a guardarla en PDF para releer.
El del puro se arriesga a una querella por dejar desmontar España.
Prefiero la palabra «pelele». Un hombre de paja puede significar otra cosa, un testaferro.
Vale ,muy bien!!!
Pero qué?? Acabamos con ellos o les seguimos el cuento???!!!!
El nacionalismo tiene los pies de barro sobre un charco de mentiras.
Muy bueno, pero son 14, no 13.
A las mentiras, falsos conceptos y la deformación del lenguaje de la ideología sedicionista se la enfrenta con cultura, rigor y verdad basada en los hechos.
Eso lo sufrimos mucho en el País Vasco.
Y otras cosas, que no suelen decirse en los medios del régimen;
-La segunda plaza de toros más antigua de España es la de Olot, de 1859.
-La primera capital de la Hispania unificada por los godos fue Barcelona.
-El monasterio de Montserrat tuvo monjes castellanos durante cuatro siglos y dependía de la Congregación de San Benito de Valladolid.
-La sardana moderna, fue ideada por el jienense de ascendencia ampurdanesa José Ventura a mediados del XIX.
-La primera letra oficial del Himno de España, fue compuesta por el barcelonés Eduardo Marquina.
-La SEAT es acrónimo de Sociedad Española de Automóviles de Turismo, creada en pleno franquismo en Martorell empleando a miles de personas tanto de Cataluña como del resto de España.
…etc.
«En Cataluña se forjó la idea de hispanidad aunque le pese al nacionalismo» (Javier Barraycoa, entrevistado por Libertad Digital, noviembre 2013)
Tarraco Nova (Tarragona) también fue capital de la Hispania del Rey Leovigildo que era arriano en la guerra que mantuvo con su hijo Católicoi San Hermegildo que tenía fijada su capital en Hispalis (Sevilla). Al final San Hermegildo murió en una batalla a manos de su padre Leovigoldo y éste por remordimientos dejó el arrrianismo y proclamó el Reino Hispánico Visigodo como un Reino de confesión católica.
DIEZ MENTIRAS DEL NACIONALISMO CATALÁN
1- Existe un sustrato étnico catalán
Catalanistas como Prat de la Riba o el historiador Ferran Soldevila, insistían en un sustrato ibérico que compondría el fundamento étnico del pueblo catalán. Pero el historiador Vicens Vives afirma en su «Noticia de Catalunya», publicado en catalán durante el franquismo: «Somos fruto de diversas levaduras y una buena parte del país pertenece a una biología y a una cultura de mestizaje. No remontándonos más allá de la época carolingia sabemos que el núcleo de nuestra población campesina la formaban los «homines undenque vinientes», es decir, «los hombres que venían de cualquier parte».
2-El mal de Cataluña es el centralismo madrileño
Barcelona fue una de las sedes de la Corte de los Reyes Católicos o la ciudad de España donde más cómodo se sintió Carlos I. En ella recibió el título de Emperador. El Arzobispado de Tarragona obtuvo el título de Primado de las Españas y aún lo mantiene compartido con el Primado de Toledo. La construcción de un Estado jacobino en el siglo XIX impidió que el Estado español se forjara al estilo francés. La ausencia de una administración fuerte permitió que Cataluña dedicara sus esfuerzos a enriquecerse e intentar liderar el Gobierno español.
3- Cataluña fue una «nación» gracias a la negativa de Borrell II de rendir pleitesía al rey franco Hugo Capeto
El imperio Carolingio se desmoronaba y le costaba mantener su influencia sobre los Condes de Barcelona. Sin embargo, el Conde Borrell II no proclamó la independencia sino que se sometió en vasallaje al Califato de Córdoba, regido por Alhaquem. Su sucesor, Almanzor, arrasó media Península y de paso Barcelona. Borrell II, atemorizado, pidió ayuda a Hugo Capeto. Debían encontrarse ambos personajes para que Borrell II le rindiera vasallaje, pero ese encuentro nunca se produjo. Los nacionalistas interpretan que aquello fue un acto de independencia. Pero nadie sabe lo que pasó. Los Condes catalanes no tuvieron reparo en casar su descendencia con la aristocracia y la realeza castellana.
4- La Generalitat es originalmente catalana
La Generalitat fue una institución provisional de la Corona de Aragón, instituida en las Cortes de Monzón en 1289. En el Palacio de la Generalitat se puede ver una placa que anuncia que se fundó en Cervera en 1359. Este desfase en el tiempo se refiere a unos acuerdos sobre la composición (provisional) de la Generalitat, concebida como mero órgano recaudador de impuestos. La constitución política de la Generalitat se debe al primer Trastámara que ocupó la Corona de Aragón: Fernando I. Los Trastámara llegaron a ser algo en el Reino de Castilla gracias a los apoyos de Pedro IV de Aragón.
5- Cataluña ha tenido una espiritualidad diferente
El centro espiritual de Cataluña rara vez fue independiente. Gracias a los Reyes Católicos, Montserrat pasó a depender del Monasterio de San Benito el Real de Valladolid, llegando a florecer como nunca. Durante cuatro siglos, hasta las persecuciones del siglo XIX, Montserrat estuvo llevada por mayoritariamente por monjes castellanos. El más famoso fue García Ximénez de Cisneros (hermano del famoso Cardenal) que ahí redactó «El exercitatorio de la vida espiritual».
6- Los catalanes no participaron en la Conquista y el «genocidio» americano
Algunos nacionalistas se empeñan en que sólo gracias a los catalanes se pudo iniciar la conquista de América; otros se quejan de que no se dejó participar a los catalanes. Cataluña participó, a su ritmo, en la conquista de América. Desde el batallón de voluntarios catalanes que participaron en el descubrimiento de California, al Tercio de Miñones catalanes que defendió Buenos Aires del intento de invasión inglesa, hay miles de ejemplos.
7- «Nación» catalana nada tiene que ver con «nación» española
En los dietarios de la ciudad de Barcelona, se recogía en 1492 las celebraciones «más grandes jamás vistas» con motivo de la toma de Granada, en la que participaron numerosos catalanes. En la sublevación de las Alpujarras miles de catalanes participaron en su sofoco. De ellos Don Juan de Austria dijo que eran «los súbditos más leales del Rey de España». La participación catalana fue clave en la Batalla de Lepanto o en el dominio hispano del Mediterráneo. De los 400 primeros legionarios de Millán Astray, 200 provenían de Barcelona; en 1909, Alfonso XIII pidió varias letras para el himno de España al catalán Eduardo Marquina; durante la Guerra de Melilla en 1893, en la que participaron muchos voluntarios catalanes, hubo en Cataluña fervor españolista.
8- Castilla oprimió la lengua catalana y el nacionalismo la salvó
La mayoría de disposiciones legales contra el catalán emanaron de miembros de la masonería. Para ellos el castellano debía ser la lengua modernizadora a imagen del francés que había liquidado buena parte las lenguas que se hablaban en Francia. La lista es inequívoca: el Conde de Aranda, el Conde de Floridablanca, Manuel Godoy, Manuel José Quintana, Mendizábal, Claudio Moyano, OŽDonell, Sagasta o Romanones. No fue Castilla, sino una elite ilustrada, liberal y de izquierdas la que fue generando leyes y decretos para minimizar las otras lenguas españolas. Por el contrario, el falso «renacimiento» del catalán, se logró con la práctica «invención» de una gramática a manos de Pompeyo Fabra.
9- Companys fue un modelo para todos los catalanistas
La memoria histórica de Companys se ha salvado por su trágica muerte que le convirtió en un mártir para los catalanistas. Sin embargo, fue uno de los personajes (en vida) más odiado por los catalanistas más radicales. Un diputado de ERC, durante la II República, Puig y Ferreter, lo define así: «Companys era pequeño, voluble, caprichoso, inseguro y fluctuante, sin ningún pensamiento político, intrigante y sobornador, con pequeños egoísmos de vanidoso y sin escrúpulos para ascender». Otro diputado de ERC, Joan Solé Pla, lo describía así: «Es un enfermo mental, un anormal excitable y con depresiones cíclicas; tiene fobias violentas de envidia y de grandeza violenta». En 1917, al ser elegido concejal por Barcelona, del Partido Radical, Companys obligó al catalanista Carrasco y Formiguera, también elegido concejal a gritar un «Viva España».
10- El fin del catalanismo radical ha sido siempre la independencia
En el primer número de «Alerta», órgano del grupo terrorista Terra Lliure, se dejaba claro que la independencia no era un fin en sí misma, sino un instrumento para construir un Estado socialista. La caída del muro de Berlín borró de un plumazo este hito socialista y la independencia dejó de ser un medio para convertirse en un fin.
Excelente comentario Lobivalentian. Muchas gracias.
Me ha sorprendido que digas que en el pasado se desarrolló legislación en contra del catalán (y del resto de lenguas regionales), porque yo había leído que había sido precisamente la clase dirigente catalana (pero también la gente más humilde de las grandes ciudades) la que había abandonado el uso del catalán (también la literatura catalana) embelesados (y también para pillar cacho, evidentemente) por el dominio aclaparador del español o castellano (http://ferrandantequera.blogspot.com.es/2014/02/las-mentiras-del-nacionalismo-el-idioma_22.html?m=1). ¿Qué opinas?
Muchas gracias de nuevo y un abrazo.
Exhaustivo y acertado análisis
Ahora, eso sí, no debemos caer en las trampas de su falaz argumentario. (Que alguna «perla» se ha colado).
Está bien desmontar las mentiras del catalanismo, pero no a costa de dar por buenas algunas que no tienen ningún fundamento.
Para empezar, Cataluña nunca fue un Reino y, además, nunca fue autónomo. Aceptar eso es haber caído ya en la propaganda revisionista del catalanismo.
En segundo lugar, Jaime I no «conformó» nada que los nacionalistas puedan asumir como su nación. Jaime I conquistó los Reinos preexistentes de Valencia y de Mallorca, y los mantuvo como Reinos independientes como parte de la Corona de Aragón. Cataluña en esos momentos solo era una referencia geográfica y Barcelona un condado. Esos «paísos catalans» solo existen en la mente del nacionalismo pancatalanista que nació a finales del XIX y principios del XX.
No se puede pretender desenmascarar al independentismo asumiendo como ciertas muchas de sus falacias y manipulaciones históricas.
Efectivamente!
Exacto. Totalmente de acuerdo.
Efectivamente, Catalunya jamás fue reino, ni nación, ni país, ni estado, no nada que se le parezca.
Solo existe una historia, la real.