Avui és Sant Sever, i té una cosa a dir-li al bisbe Omella.
Lo adelantó hace semanas La Cigueña de la Torre, también Germinans Germinabit. Hoy, con semanas de retraso, lo explica ya toda la prensa: Barcelona cambia de obispo y viene monseñor Omella, un aragonés.
Catalunya ja és la regió més secularitzada d’Espanya. 40 años de nacionalismo ha conseguido cambiar la rica vida espiritual de los catalanes por una ideología de chichinabo, que reduce nuestro mundo interior al servicio del idolillo cuatribarrado. Y como la cultura viene del culto, resulta que nuestra expresión cultural se ha enanizado en una asfixiante declinación del espanyansroba, somcollonuts y Catadisney. De la fe que vivificó nuestra existencia y dignificó nuestra convivencia apenas queda algún rescoldo que obispos como Novell se empeñan en apagar y birlibirloquearnos por un diosecillo de papelmaché y TV3.
De la saharización espiritual de Cataluña se ha encargado con especial empeño el nacionalcatalanismo y la tropa de obispetes funcionarios que nos han traído los de «Volem bisbes catalans», más preocupados por complacer al poder político que por apoyar a las familias que todavía creen que hay Dios, que les ama sin condiciones y que se hizo hombre para hacerles como Dios.
Ahora llega Omella a Barcelona. A pocos les importa ya que no sea catalán, porque aquí el cristianismo no pinta nada y es sólo un apéndice de la ideología de la Generalitat. ¿Será él quien contribuirá a reverdecer la antaño vibrante fe de los catalanes? No se sabe. Sí parece que el nacionalismo no será su prioridad.
Y como hoy es San Severo, obispo mártir de Barcelona, pues estaría bien que se fijara en su figura. Sobre todo por lo de mártir. Sí, monseñor Omella: volem bisbes màrtirs. Bisbes que posin la fe per davant de la ideologia del poder. Bisbes que no ballin el ritme dels polítics i llepasubvens. Bisbes sense por. Obispos que cenen con las familias, que acompañen a los pobres y que nos pongan a rezar. Obispos que nos recuerden que tenemos alma, que valemos mucho y que el amor es lo más importante. Obispos que, si es preciso, estén dispuestos al martirio por amor al bien, la verdad y la belleza, por amor de Dios. Obispos santos, que en Cataluña significa obispos mártires.
Bienvenido, monseñor Omella. Que tingui una dolça pastura.
Dolça i cristiana Catalunya…
Categories: Alma, Huid del nacionalismo
Teniendo al Obispo Novell, ¿Quién necesita al anticristo?????
Zenaida: problemas he tenido en Francia para poder ir a misa, y cerca de la frontera española. Templos que sólo abren una vez a la semana: el sábado por la tarde o el domingo y ambos con una misa. Bagneres de Luchon está próximo al Valle de Arán, en esta pequeña ciudad sólo hay una misa dominical el sábado por la tarde; eso sí durante el día tienen la parroquia abieta para que los fieles visiten el Santísimo, lo mismo ocurre en Hendaya. En el Santuario de la Grâce, en Marsella sólo hay 2 misas diarias. En fin, aún podría seguir escribiendo.
En el 3/24 están pegándole caña a la elección del obispo cuestionando si no habrán obispos catalanes como para que tenga que venir un obispo no catalán (¿xenofòbia?), y criticando que haya declarado que, en su opinión, el conflicto entre Cataluña y España tendrá solución (un gerifalte de la pastoral crítica que el obispo no sea permeable a la opinión del pueblo). Sin comentarios.
Cuando dicen Volem bisbes catalans! en realidad quieren decir Volem bisbes convergents!
Pues yo creo que menos martirio y más misionero.
Y si ante el pueblo es el representante de Cristo,que intente ser otro Cristo, que es el ejemplo que atrae y que Cataluña necesita.
Reblogueó esto en Crónicas de Murchante City.
Somos muchos catalanes y en muchas ocasiones, los que nos hemos visto obligados abandonar el acto religioso y el templo, ante las arengas nacionalistas del sacerdote de turno, que anteponía al evangelio de aquel domingo, sus intereses políticos.
La imagen satánica apostata de Setién en las Vascongadas, se ha repetido en toda Cataluña y cuanto más reducidos fueran los feligreses del burgo que iban a misa, más enérgico era el sacerdote fiel apóstol del separatismo.
Casos hay cientos y Vaticano está lleno de cartas protestando por unos ministros de la iglesia, que en Cataluña eran y son todo, menos ministros.
Martínez Sistach no se lo deja fácil a Monseñor Omella, que el primer paso sería y con urgencia, obligar abandonar a todos los frailes Montserrat o cerrar el templo convertido en el símbolo profanador del cristianismo.
Hay mucho más.
Yo he sido una de las personas que me he alejado de las iglesias…entró si la encuentro abierta, que no siempre lo están… Otra cosa…que ha cambiado…en Francia están abiertas…aquí cerradas…pero a misa no voy…
Los curas hacen política y a mi la política que siempre en sucia en Cataluña NO mi interesa …
Por desgracia, no tiene competencias para meter mano a los de Montserrat, ni siquiera territoriales: cae en la diócesis de St. Feliu. Y ojalá meta mano a los curas renegados y los envíe al paro (es curioso cuán correlacionado está el ser separatista con modernista, ¿quizá como «hecho diferencial» para distinguirse de los «carcas y oscurantistas “españoles”»?), aunque me conformo con que haga una limpieza de herejes en el seminario en los pocos años que le quedan, que no es poco; claro que si viene de francisquista…
Zenaida: iglesias en Barcelona abiertas todo el día, y curas que no se metan en política, haberlos haylos. La parroquia de mis padres, sin ir más lejos. No sé si decir cuál es, no sea que a algún testículo del anticristo de esos que abundan en Barcelona le entren malas ideas.
Nota: denunciar el aborto, las costumbres disipadas y cosas por el estilo, pese a lo que digan por ahí, NO es meterse en política.