Uno de los efectos más perniciosos del separatismo es que ha erradicado la imagen que teníamos los catalanes (gente seria, trabajadora, discreta, en la que se podía confiar) y ha conseguido que muchos nos vean como unos plomos, obsesivos, egoístas, mentirosos, chantajistas; el típico invitado que no sabes cómo sacarte de encima. Aunque solo fuera por esto (y hay mil motivos más) es urgente que los catalanes sensatos, els catalans de seny, enviemos a los separatistas a su casita, a que continúen con sus labores y dejen de socavar nuestro prestigio.

Viene esto a cuento del artículo que firma Javier Marías en El País, Marrullería y timo. Marías no es precisamente sospechoso de pertenecer a ninguna caverna y en reiteradas ocasiones nos recuerda que España es en muchos aspectos muy, pero que muy mejorable. Pero no está ciego, lo que le lleva a poner el dedo en la llaga: “El disparate catalán ha alcanzado cotas grotescas, y de una zafiedad intelectual sin límites. En el llamado “proceso” todo es confuso, puro chafarrinón y marrullería, puro timo. Unas elecciones autonómicas en las que ya no se vota del todo lo siempre votado en éstas, sino también –de rebote– la independencia, que, según los resultados, se declarará unilateralmente, fuera de la legalidad y de todo acuerdo: no ya con el resto de España y su Gobierno, sino con cualquier organismo europeo”.

Y añade sobre los métodos tramposos de los separatistas: “Tampoco se sabe bien cuáles han de ser esos resultados, los que llevarían a la independencia. Al parecer, a los promotores les bastaría con conseguir una mayoría de escaños para su esperpéntica coalición, desdeñarían que la mayoría de votos fuera contraria a sus propósitos. ¿Dónde se ha visto semejante fraude? “Usted vota una cosa”, se le está diciendo al elector, “pero en realidad está votando otra; y, según lo que convenga, computaremos de un modo u otro”. El chiste no es ya propio de la peor España, sino de las repúblicas bananeras de las películas (ni siquiera de las de la realidad, me temo); de la Venezuela chavista y la Rusia putinesca”.

Para acabar, algunas consideraciones sobre la naciona-llista del president, esa coalición que Marías no duda en calificar de esperpéntica:

– “encabezada por un ex-eco-comunista y por 2 señoras engreídas a las que nadie ha elegido nunca (pues nunca se han presentado a cargos políticos), sino que se han erigido ellas mismas en encarnaciones de la “sociedad civil”, es decir, de la sociedad a secas”;

– “el cuarto lugar de la estrafalaria lista lo ocupa el actual President de la Generalitat… que, no se sabe por qué arte de trilero, pasaría al primer puesto en caso de salir triunfante”.

– “y en quinto lugar aparece el “jefe de la oposición” al propio Mas, Junqueras, líder de un partido que lleva 80 años aventado y dando tumbos. Es digno del españolísimo Torrente que el jefe del Gobierno y el de la oposición se ofrezcan juntos en la misma lista el 27 de septiembre. Es difícil incurrir en mayor número de contradicciones y embrollos”.

Tramposos, marrulleros, esperpénticos… así son los separatistas. Los catalanes somos otra cosa. Cuanto antes quede claro, mucho mejor.

Dolça i esperpèntica Catalunya…