Pero según Carlton Hayes, «no trae la paz, sino la espada».
«Todos los periodos de duda y escepticismo se han caracterizado por otro tipo de culto: el culto del Estado Político. (…) La Revolución Francesa fue un hito en el desarrollo de nacionalismo como religión. (…) La Asamblea Legislativa decretó en junio de 1792 que «en todas las comunas se levantará un altar a la Patria, en el que se grabará la Declaración de Derechos con la inscripción: ‘el ciudadano nace, vive y muere por la Patrie'» (…).
«Los intelectuales revolucionarios redoblaron sus ataques al catolicismo histórico y trataron de sustituirlo por varios cultos nacionalistas. (…) El nacionalismo como religión representa una reacción contra el cristianismo histórico, contra la misión universal de Cristo; reconsagra la antigua misión tribal del pueblo escogido. (…) El nacionalismo como religión no inculca ni la caridad ni la justicia; es orgulloso, no humilde; y sobre todo no logra universalizar las aspiraciones humanas. (…) El reino nacionalista es claramente de este mundo, y su consecución comporta el egoísmo y la vanagloria tribal, una intolerancia particularmente ignorante y tiránica, y la guerra. El nacionalismo no trae la paz, sino la espada.«
Carlton J.H. Hayes: Nationalism as a religion, 1926
Categories: Alma, Pensando bien
Un revelador fragmento de la patrística del siglo I:
«Los cristianos … no habitan en ciudades que les sean propias, ni emplean un lenguaje diferente del que usan los demás, ni profesan un género de vida que se haga notable por alguna cosa que sea peculiar de ellos, ni proponen para que sea aprendido nada que haya podido ser pensado por hombres curiosos; ni patrocinan dogma humano alguno … Toda región, por apartada que sea, es su patria, y toda patria es para ellos pasajera … lo que el alma es en el cuerpo, esto mismo son los cristianos en la tierra … así los cristianos habitan en el mundo, pero no son de él … así los cristianos son conocidos, mientras viven en este mundo; pero es invisible su culto divino … así los cristianos son seguramente estrechados por el mundo, como si estuvieran presos, pero ellos conservan el mundo.» De la Carta a Diognetes
Un sacerdote nacionalista no sirve para nada.
En Cataluña hemos visto que nada hay más estèril para la Iglesia que un cura nacionalista. Pronto sustituye la fe en Dios por la fe en la Gran Cataluña hasta vaciar el templo y llenar las manifestaciones de la Forcadell. Crean forcos y destruyen cristianos. Con razón estaba el gran Torres i Bages preocupado por esta idelogía radical y destructura.
Totalmente de acuerdo. La demostración la tenemos a la vista: tanto en el País Vasco como en Cataluña en nacionalismo ha devorado y devora la fe cristiana de sus gentes.