Los viernes de Cuaresma pasan cosas que no salen en los periódicos.
Es bonito acompañar a alguien que sufre. Y si encima sufre por ti, para hacerte mejor y para librarte de tus miserias, además de bello es justo. Cada viernes, en centenares de parroquias de Cataluña, la gente acompaña a Jesús en su camino hacia la cruz. Están con Él un ratito, recordando lo que hizo por nosotros, las veces que cayó al suelo bajo el peso del madero, los cariños de Verónica, el encuentro con su Madre, la ayuda del Cirineo… Ayer volvió a pasar en la catedral de Barcelona. Los portantes sacaron al Cristo de las Ánimas y caminaron junto a Él, y junto a ellos decenas de personas de todas las edades y orígenes. Haciendo compañía al que tanto les quiere que por ellos se dejó matar.
Se acerca la Semana Santa.
AL CRUCIFIX (Jacinto Verdaguer)
¿Qui sou, oh Vós, que trobo sempre seguint mos passos
en hores de tristesa i en dies d’amargor?
¿Qui sou, oh Vós, que sempre los amorosos braços
m’obriu, sent Vós santíssim i jo vil pecador?
(La Gleva, 17 octurbre 1894)
Categories: Alma
Pues recordarnos que todos hemos de morir y que todos podemos salvarnos. Pero que para ello hay que llevar la cruz cada día, con la paciencia y la entereza con que el Señor la portó.
Gracias por recordarnos el vía crucis, que yo creía extinto y gracias por traernos una vez más al gran Verdaguer, que siempre nos recuerda con su belleza las raíces cristianas de la tierra y que no todo en este mundo es bajeza, vulgaridad y fealdad.