¿Por qué rabian los nacionalistas por la homilía del cardenal Rouco?

Las preciosas palabras de Rouco hacen añicos las ideologías. No se las pierdan.

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El cardenal Rouco con el hijo de Suárez.

A los nacionalistas y sus medios subvencionados no les ha gustado la homilía del cardenal Rouco en el funeral de Adolfo Suárez. Para Pere Macías (CIU), Rouco «justificó el levantamiento ilegal de unos militares fascistas». Aparte de su debilidad intelectual, ignoramos qué legitimidad tiene para decir que algo es «ilegal» quien promueve un referéndum ilegal e ignora las sentencias legales de los tribunales. Alfred Bosch (ERC) opinó que la homilía fue «muy poco cristiana»; son mucho más cristianos los insultos de su partido a la «ladrona Espanya», o sus mentiras en la TV mexicana. Francesc Homs, el metternich de Vic, dice que mencionar la guerra civil «es un estilo que nosotros no compartimos»; por eso su jefe envía postales de Navidad con motivos militares, vive obsesionado con la guerra de 1714 y repite comparaciones bélicas del estilo David y Goliat. Además -dice Quico– la homilía está «muy alejada del talante que ha tenido históricamente la Iglesia catalana»; ya saben, la Iglesia de las cruzadas de Reconquista, la del predicador cruzado Ramón Llull (que el nacionalismo se apropia como catalán), los cardenales Gomá y Pla y Deniel, la que fue exterminada durante la guerra civil y nutrió de cristianos las filas de Franco.

A los laicistas también les ha horrorizado lo que pasó en el funeral. A Rosa Díez (UPyD) le pareció «impresentable» lo que dijo Rouco, e «inapropiado» que durante la consagración sonara el himno nacional; quizás no sepa que para los cristianos es el tradicional acto de homenaje al Rey de reyes en el momento en que se hace carne. Soraya Rodríguez (PSOE) consideró «indignantes» las palabras del cardenal; ya sabemos que vive en permanente indignación. IU dice que Rouco «levantó muros»; les cuesta olvidarse del que levantaron en Berlín sus colegas comunistas. En realidad, parece que lo que hace rabiar a los anticlericales es haber tenido que asistir a un funeral católico de un político católico en un país cuya mayoría se declara católica.

¿Qué dijo Rouco? Aquí lo tienen:

«La concordia fue posible con él [Suárez]. ¿Por qué no ha de serlo también ahora y siempre en la vida de los españoles, de sus familias y de sus comunidades históricas? Buscó y practicó tenaz y generosamente la reconciliación en los ámbitos más delicados de la vida política y social de aquella España que, con sus jóvenes, quería superar para siempre la guerra civil: los hechos y las actitudes que la causaron y que la pueden causar.

Su vuelta a una vida de familia más intensa, dedicada al cuidado tierno y sacrificado de la esposa y de los hijos, después de la retirada dolorosa de la vida pública, y el asumir el largo tiempo de la propia enfermedad, humanamente hablando tan oscuro, haciendo propio el dicho de Jesús –«El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna» (Jn 12,25)– nos han dejado un testimonio ejemplar y, en su prolongado silencio, una advertencia elocuente de cuáles son y deben ser los auténticos y fundamentales valores, los absolutamente necesarios, si se aspira a edificar un tiempo nuevo para la esperanza de nuestra sociedad y de cualquiera otra.

La forma sobrenatural de su aceptación y de su vivencia del sufrimiento en la difícil y heroica temporada de la enfermedad de su hija y de su amada esposa y en los años crueles de la propia, que él asumió enteramente, hablan de un hombre de arraigada y profunda fe cristiana, muy consciente de que siguiendo y sirviendo a Cristo hasta la Cruz estaría con Él y con sus hermanos, amando en el tiempo y en la eternidad. (…) Sí, para nuestro hermano esperamos y pedimos fervientemente al Señor Resucitado que lo nuevo, la verdadera y eterna gloria, haya comenzado ya y que la inmarchitable novedad de Cristo vuelva a florecer en España. (…) La Virgen María (…) quiera acompañar nuestra plegaria en esta Eucaristía por nuestro querido hermano Adolfo y por España».

Ya lo ven: una homilía preciosa. Defensa de la concordia y la reconciliación. Huir de las actitudes que pueden causar guerras, recuerdo de que no somos perfectos y podemos volver a repetir nuestros errores. Valor de la entrega a la familia, a los enfermos, del sufrimiento paciente y del silencio abnegado. Fe cristiana vivida, no sólo creída. Amor y cruz. Plegaria para que el amor a Cristo florezca en España. Oración por España.

¿Alguien esperaba algo distinto en una homilía católica por un político católico que fue presidente de España? Puro seny. Eso sí: no lo encontrarán en TV3, en La Vanguardia ni en La Moncloa. Allí no les gusta que nadie les recuerde las verdades del barquero: ya tienen su ideología.

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Categories: Alma, Huid del nacionalismo

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1 comentario

  1. Nada que objetar y sí felicitar. Hay que ir a las fuentes originales, en este caso la homilía, porque si uno se hace un juicio con lo que dicen o escriben en los medios de comunicación, corre el riesgo de equivocarse. a mí me sucedió antes de leer la homilía y tan sólo valorar lo que decían los medios. Gracias por vuestra veraz información.

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