Ni el món s’acaba a l’Ebre ni hi ha cap conxorxa per acabar amb el català. Uno de los rasgos del nacionalismo es la paradójica combinación de victimismo y supremacismo. Por un lado somos los mejores, un pueblo escogido que… Leer más ›
Ni el món s’acaba a l’Ebre ni hi ha cap conxorxa per acabar amb el català. Uno de los rasgos del nacionalismo es la paradójica combinación de victimismo y supremacismo. Por un lado somos los mejores, un pueblo escogido que… Leer más ›