1 de mayo: así se pasaron PSUC, PCC, PSC, CCOO y UGT al nacionalismo

Els sindicats de l’esquerra catalana són la txatxa dels amos burgesos nacionalistes.

Salvador Caamaño Morado es uno de los pioneros en la lucha contra el nacionalismo en las comarcas de Tarragona: fue uno de los fundadores allí del Foro Babel, luego fue miembro de Convivencia Cívica Catalana y dirigió Societat Civil Catalana en Tarragona. Caamaño prové de l’espectre de l’esquerra comunista catalana (PSUC, PCC y CC.OO) i mai no ha marxat de casa seva, que és la coratjosa i lliure recerca de la veritat.

El seu testimoni sobre la vinculació de l’esquerra amb el nacionalisme val al pena, perquè ho va viure de primera mà: durante 23 años militó en el ámbito de la izquierda comunista. A los 18 años empezó en la pequeña organización izquierdista conocida como ‘Topo Obrero’ (luego, TAS). Un año después pasó al PSUC (en aquellos años el partido por antonomasia de la lucha antifranquista en Cataluña) y CC.OO. Mire lo que explica:

«Durante la dictadura los separatistas ni estaban ni se les esperaba. (…) Tras la escisión del PSUC (V Congreso) y cuando pasó a estar dirigido por «gent de casa bona» (y por gente que aspiraba a serlo), con un cada vez mayor carácter nacionalista, como Rafael Ribó (que luego disolvió el PSUC en IC y como se ha demostrado ha trabajado siempre para el nacionalismo), pasé a militar en el PCC (más enraizado en la clase obrera) hasta que a principios de 1997, siendo responsable político del PCC del Tarragonès, tras intentar infructuosamente junto a otros frenar su constante deriva también hacia el nacionalismo, decidí abandonar definitivamente mi militancia política en la izquierda (…)

desde el inicio de mi militancia política en mi barrio Bonavista, siempre había desconfiado de los nacionalistas, a los que veía como un movimiento reaccionario y burgués, teñido de racismo y clasismo. Aunque me gustaría aclarar que la gran mayoría de los que engrosábamos en 1976 las manifestaciones reclamando «Llibertat, amnistia i Estatut d’Autonomia» en Tarragona éramos militantes de Bonavista, Torreforta y otros barrios obreros de poniente, mientras los que ahora cuelgan esteladas en sus balcones permanecían cómodamente en sus casas (…)

en aquellos años de la Transición buena parte de los dirigentes de izquierda demostraban tener una gran fascinación por el nacionalismo catalán, es decir, por la burguesía catalana (…) muchos de estos procedían de las grandes familias de la alta burguesía catalana (Rafael Ribó, Narcís Serra, Raventós, Maragall…) y consiguieron hacerse pronto con el poder en sus respectivos partidos. El nacionalismo contó también, desde el principio, con la inestimable colaboración de muchos intelectuales de izquierda que no dudaron en darle una aureola de progresismo al mismo, siendo su máximo exponente Manuel Vázquez Montalbán, creador del llamado por algunos «pujolismo-leninismo».

El PSUC y CC.OO. (entonces muy potentes) se fueron convirtiendo en un instrumento más al servicio del nacionalismo. De hecho, las políticas de inmersión lingüística se diseñaron en la sala de máquinas del PSUC. Desde CC.OO. y UGT de Cataluña, a cambio de una mayor respetabilidad y de suculentas subvenciones, se trabajó paulatinamente para favorecer la penetración de los postulados nacionalistas entre la clase obrera y los movimientos sociales (…)

tampoco faltaron muchos ‘charnegos’ agradecidos que no tuvieron empacho en ponerse al servicio de los nacionalistas, para ganarse su aplauso y sus favores, como ha ocurrido actualmente con personajes como Rufián o Albano Dante Fachín (…)

La izquierda que yo había conocido en los años 70 y 80 había dejado de existir y se mostraba cada vez más antiespañola y menos democrática, y no tenía el más mínimo reparo en traicionar a los que decía representar».

Llavors Caamaño va dedicar-se a organitzar a resistència davant el nacionalisme, a

«poner en cuestión las políticas excluyentes y los principales mitos y dogmas del nacionalismo que, con la complicidad de la izquierda, estaba dividiendo a la sociedad catalana, sembrando a través de un concienzudo proceso de ingeniería social el germen del separatismo y creando una atmósfera cada vez más opresiva (…)

Hace más de 20 años decidí no volver a someterme a la disciplina de ningún partido para poder decir con plena libertad lo que pienso. Para algunos irredentos excamaradas y para los separatistas, por decir estas cosas soy desde hace años un fascista. Aunque, la verdad, hoy en Cataluña al que no le llaman ‘feixista’ es que no es nadie«.

Un honrat testimoni de traïció que la història no pot oblidar quan expliqui perquè l’esquerra ès la txatxa del nacionalisme.

Dolça i honrada Catalunya…



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12 comentarios

  1. Últimamente somos ‘feixistas’ y ‘terraplanistas’; y, si seres de Valencia, también te otorgan la dignidad de “Blaver del Cap i Casal” en contraposición a los del resto de la Ciudad y su Reino, que han pasado a ser republicanos demócratas de los Países Catalanes, por obra y gracia dels calers nacional catalanistas, porque si no, pues ya me contarán.

    Dolsa y blavera Valencia.

  2. Pues como decía una canción, del 2004, del grup Ma.ce.dò.ni.a: «Po.sa’m un PSUC de lli.mo.na, pi.nya o man.go, m’és igual». XD

    Cada mañana desayuno un «PSUC de taronja». XD

  3. La izquierda en general y los «viven del cuento» «zampagambas» en particular son los grandes enemigos de la nación, sea la que sea, son también os grandes enemigos, de Cataluña, sí, con eñe.

  4. La izquierda haciéndole el juego a la fracción más corrupta, racista, insolidaria y codiciosa de la burguesía catalana. Qué vergüenza …

  5. Entre el dinero de la URSS.; la pasta de la socialdemocracia alemana vía CIA.; y el café para todos de la Transición: la cuestión es vivir del cuento sin trabajar.

    Luego la masonería tomó el control de la dizque democracia española, y todos a cargarse la nación por mor a intereses bastardos.

    Favorecer a los enemigos de España que no son, ni eran pocos.

  6. Sólo comentar que cualquiera que sea su origen cada uno puede pensar lo que quiera. Pero que UGT central renuncie a inspirar o a cortar con las políticas de UGT de Cataluña, era/es una necesidad. La sorpresa ha sido que UGT Cataluña sea la que preside la UGT española.
    Adiós .

  7. Pues un olé por Caamaño!!!

  8. Desde el minuto uno de la transición agentes al servicio del pujolismo se hicieron con el poder del PSUC y posteriormente del PCC ya no digamos del PSC.
    La lucha obrera consiguio importantes logros a nivel local, en la mejora de las infraestructuras de los barrios etc y obviamente el idioma del 80% de sus militantes era el castellano.
    Pero bueno las oportunidades de lo que se entiende por progresar iban ligadas a «lo catalán» y aquí siempre será así.
    Excelente documento Dolça Catalunya.

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