Un sociòleg nordamericà descriu la Catalunya llazi.
Christopher Lasch fou un historiador i sociòleg nordamericà influenciat per l’escola marxista de Frankfurt, però que va tenir una evolució força curiosa. Es conocido por su crítica a la sociedad de masas y su oposición a la ruptura con la tradición. También por su reproche a las élites cosmopolitas desvinculadas de su deber hacia el hombre común, y obsesionadas con el control global económico, social y político. Encontramos muy interesante su reivindicación del respeto a los límites, la ética del esfuerzo y no del consumismo, y su escepticismo sobre el dogma del progreso: «el Papa -va dir sobre Sant Joan Pau II- tiene alguna de las mejores intuiciones sobre la cuestión social». Lasch no es considerava creient -la seva dona deia que sí que ho era- però al final de la seva vida va anar lloant els valors religiosos.
Uno de sus estudios más conocidos, recién reeditado, es La cultura del narcisismo. Su lectura nos ha recordado mucho a los mecanismos mediante los que el nacionalismo se ha apoderado de tantos catalanes estos años de prusés:
«El clima dominante en la sociedad contemporánea es terapéutico, no religioso. La gente de hoy no se muestra ávida de salvación personal, y no digamos ya de una época dorada anterior, sino de un sentimiento , de una ilusión momentánea de bienestar personal, de salud y seguridad psíquicas. Incluso el radicalismo de los años 60 no sirvió, a muchos de los que se adhirieron a él por razones personales antes que políticas, como un credo sucedáneo, sino como una terapia. Las posturas políticas radicalizadas llenaban existencias vacías, brindaban un sentido y un propósito. (…)
Al evocar su disposición mental durante las manifestaciones callejeras en 1968 [Susan Stern, una militante del grupo marxista radical Weathermen] describía más bien su estado de salud: ‘Me sentía bien. Sentía el cuerpo flexible y fuerte y esbelto, preparado para correr varios kilómetros, y mis piernas desplazándose con seguridad, ágilmente’. Y unas páginas más adelante nos dice: ‘Me sentía verdadera’. Más de una vez explica que la asociación con gente importante le hacía sentir importante: ‘Sentía que era parte de una vasta red de gente muy intensa, estimulante y brillante’. Cuando los líderes que había actualizado la decepcionaban, como ocurre siempre, buscaba nuevos héroes que los sustituyeran, con la esperanza de ampararse en su ‘brillantez’ y superar su propia sensación de irrelevancia. En su presencia se sentía ‘fuerte y sólida’ (…)
Su preocupación por la salud mental, junto a su dependencia de otros para sus sentido del ser, diferencian a Susan Stern del buscador religioso que deriva a la esfera política para encontrar en ella una forma secularizada de salvación . Stern necesitaba consolidar alguna identidad, no subsumir la suya en una causa mayor».
2 actitudes que hemos visto en tantos catalanes timados por el nacionalismo: el sucedáneo religioso por un lado; y por otro la terapia psicológica, la necesidad de identidad que persigue gente con existencias vacías.
No coneix vostè molts veïns i familiars que hi encaixen en algun d’aquests grups?
Dolça i terapèutica Catalunya…
Categories: Pensando bien
«Cultura del narcisismo…» Y aquí me viene una y otra vez a la memoria la entrada que disteis el otro día en DC que me impactó y que por ser tan increíble he tenido que reabrir un par de veces para asegurarme que era un caso real y fehaciente: «Joan Canadell aplaudiendo una «afoto» de Joan Canadell» Creo que es el caso más impactante de los últimos que habéis publicado. ¡Digno del Guiness de los Records! Y a continuación voy a visionarlo otra vez porque no se si hay algún truco pero es que… ¡esto no puede ser verdad!