La justícia sempre val la pena.
Fa un temps el gran Pau Guix ens recordava la figura d’en Franz Jägerstätter, un campesino católico austriaco que decidió resistir al nacionalsocialismo. Fue el único de su pueblo en votar en 1938 contra el anschluss o unión de Austria con la Alemania nazi. I no volgué enrolar-se a l’exèrcit alemany, por lo que fue condenado a muerte y ejecutado en agosto de 1943.
Quan en Joseph Ratzinger tenia 9 anys el seu pare el va portar a la canonització a Altötting del Germà Konrad, el famoso portero del convento de los capuchinos. Allí estuvo también Franz Jägerstätter, con su mujer Franziska, que murió con 100 años en 2013 y conoció al papa Benedicto XVI: «¿Aún podrá reconocerme mi querido Franz? Ya soy una mujer anciana», comentava als joves que la visitaven. El papa alemán beatificó a Franz en 2007 y a la ceremonia asistieron Franziska y sus 3 hijas.
Hoy recordamos nosotros las reflexiones inéditas de Franz (documento L2-18), escritas unos días antes de su arresto el 2 de marzo de 1943, sobre su decisión de no unirse al ejército alemán:
«No quiero contribuir al nacionalsocialismo en mi patria (…) tampoco hay que obedecer al Gobierno del Estado cuando ordena hacer el mal, aunque lo convierta en ley 100 veces, porque hay que obedecer a Dios antes que a los hombres (…) Y no tardé mucho en reafirmarme en esta idea al ver esos carteles que decían que hay obligación legal de enviar a los niños mayores de 10 años a las Juventudes Hitlerianas. (…)
Todos conocemos el proceso por el que nuestra patria, Austria, hay llegado a este fatídico momento. Así, todo aquel que no se haya adherido a la comunidad popular n., que nunca haya estado de acuerdo con la misma ni haya contribuido a ella, puede considerarse a sí mismo un prisionero. (…) ¿Es que hemos vuelto a olvidarnos de lo que nos dijeron poco después del golpe de Estado sobre lo que les pasaría a quienes no se quisieran adherir a la comunidad popular n.? (…) todo aquel que no mostrar su adhesión a la comunidad popular sería considerado un adversario y recibiría directamente el trato de un enemigo«.
Y ahora lea esto que Josep Maria Virgili Ortiga, catedràtic jubilat d’institut de llengua catalana i fundador del Grup Koiné, escribió en diciembre de 2019:
¿No se le queda el cuerpo como a Franz Jägerstätter? Doncs faci com ell: resisteixi al nacionalisme.
Dolça i resistent Catalunya…
Categories: Alma, Pensando bien
El tal Ortiga, ne recuerda cuando voy a mi huerto en Girona, . Si tratas de quitar malas hierbas alrededor de las hermosas hortalizas y sin usar guantes tocas una ortiga común….el picor dura un buen rato….pero al final acaba pasándose. Espero que este universitario de título se le pase su escozor integrista.
Podrían poner un ejemplo más cercano, como el de los que resistimos a la plandemia. ¿O ahí no toca resistir y sí agachar la cabeza?
¿Plandemia?
Nueva campaña del gobierno gallego para que los niños no hablen en español durante 21 días.
La polémica iniciativa ha sido denunciada por VOX y por Hablamos Español. Con ella, el gobierno autonómico del Partido Popular se salta una sentencia del TC:
https://www.outono.net/elentir/2023/01/26/nueva-campana-del-gobierno-gallego-para-que-los-ninos-no-hablen-en-espanol-durante-21-dias/
La historia de Jägerstätter prueba con hechos una vez más que la religión es el mejor antídoto contra los políticos.
Los políticos buscan el poder, lo cual no es malo; pero la búsqueda del poder tiende al poder absoluto; y nosotros somos siempre las víctimas.
Lo que es terrible es cómo, una y otra vez desde la Revolución Francesa, que es quien inventa el sistema político moderno, las ideologías y el control político a través de logias, seguimos aupando al poder a quienes una vez en él nos van a machacar vivos:
nazismo, comunismo, masonismo, socialismo, sionismo, pujolismo…
Si este joven católico no cayó en el engaño fue porque vivía el catolicismo.
De ello se beneficiaban él, su familia y su comunidad.
A pesar de dejar viuda e hijas, fue lo suficientemente valiente para no ceder ante el mal organizado y morir dando testimonio de Cristo y siendo ejemplo para todos nosotros.
Y como suele suceder, su martirio no será vano, porque muchos serán inspirados por la fortaleza de su fe y su testimonio de vida.
La masonería, que no es otra cosa que el gobierno en la sombra de una oligarquía que nadie sabe quién es ni qué intereses representa, prometía «libertad», «igualdad» y «fraternidad».
Doscientos años de su influencia es ya palmario que esos bellos ideales-eslóganes-humo sólo ha traído lo contrario: esclavitud y dictaduras, gobierno de los ricos y de los sinvergüenzas y golpes de Estado y guerras civiles sin cuento: la civilización del odio, de la soberbia y del orgullo oprimiendo siempre a los de abajo.
Y los que lo sufrimos somos siempre el Pueblo, como ese joven austriaco.
Mal trato hemos hecho cambiando algo que funcionaba razonablemente bien por algo que nos considera enemigos y objeto de depredación sin fin.
Por eso, Francisco Jägerstätter, ruega por nosotros.
Que no caigamos en los cantos de sirena de los políticos y que, si como tu nos ponen a prueba, podamos elegir con valentía, prontitud y alegría la verdadera y única opción.
¿No sería mejor titular «Lecciones del campesino austriaco que resistió al nacional-socialismo»?