La coartada nacionalista es siempre victimista… y por tanto castradora.

No importa cuándo leas esto, si algo va mal la culpa siempre es de los otros. Nunca, pero nunca nunca, es de los nacionalistas, seres de luz y bondad incapaces de hacer algo mal. Es la recurrente estrategia del victimismo, una especie de segunda naturaleza para cualquier nacionalista. La culpa es de Madrid, de Europa, del Ibex, de los colonos, del árbitro, de quien sea, pero nunca de ellos. A pesar de que tienen el control de todos los resortes del Estado en Cataluña… pero ellos son inocentes y el resto culpables.

Lo vimos, por enésima vez, en la gestión del covid19: semanas y semanas dando la turra con que ellos gestionarían la pandemia mucho mejor que Madrit y cuando tienen la responsabilidad para hacerlo lo hacen fatal no, lo siguiente. Horroroso, los peores. Algo, por otro lado, previsible solo con mirar a los ojos a racisTorra, a la Vergès o a la Budó. Si és que d’on no n’hi ha no en raja…

Es el victimismo que analizaba Milagros Pérez Oliva en un artículo en El País titulado Cuando la culpa siempre es de otro. Allí recordaba la enealapotésima huída de la Gene, siempre dispuesta a echar balones fuera: «El Gobierno catalán responsabiliza ahora a la ciudadanía de los rebrotes que no ha sabido controlar«.

El problema, lo sabemos bien, son ellos. Su fanatismo e ineptitud nos condenan. Recordaba Milagros que «en una crisis como esta, es vital generar confianza y esta depende de la capacidad para comunicar bien las decisiones que se toman. Pero para comunicar bien hay que tener las ideas claras y saber hacia dónde se quiere ir. Difícilmente se puede comunicar claridad donde hay oscuridad«.

Cierto, el nacionalismo es oscuridad porque lo único que les importa es su idolillo, lanació, y el resto no se les da un ardite. Total, si las cosas van mal es aún mejor, pues podemos echarle las culpas a España y seguir a lo nuestro, a atiar odi i hispanofòbia. Lo malo es que el victimismo tiene consecuencias letales para una sociedad. Sylvia M. Neil, exdirectora ejecutiva del Congreso Judío Americano, explicaba los peligros del victimismo en su clásico artículo “Cuidado con la potente arma del victimismo” publicado hace más de 20 años en el Chicago Tribune:

“La experiencia humana nos demuestra que cuando se desarrolla una cultura de victimización, se puede convertir en una poderosísima arma de agresión y odio. (…) Las pasiones de la victimización pueden implosionar y también explotar. A todos nos corresponde vencer a nuestros demonios interiores. Son el verdadero enemigo y ninguno de nosotros es inmune a su poderoso encanto

Con la estrategia de la victimización, vamos castrando a Cataluña, llenándola de lazis caprichosos e irresponsables, incapaces de asumir los errores e incapaces, en consecuencia, de mejorar. La Catalunya victimista que ens va quedant és trista, dropa, crispada, frustrada… i cada cop més perillosa.

Dolça i victimista Catalunya…

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