Lo dice el genial Ignacio Agustí, autor de Mariona Rebull.
«La táctica del catalanismo no solamente ha desgastado todos los valores individuales; no solamente ha malgastado una generación para España, o para un sentido español. Ha malgastado los símbolos de España en Cataluña. Para los catalanistas existían cuatro siglos, por lo menos, de la historia de España que no incumbían a Cataluña (…) no existía, por ejemplo, el heroísmo de los catalanes de los Bruchs. Gerona no existía para ellos. No existía para ellos la gloria de los catalanes de Marruecos que, diezmados por los cuatro flancos en una batalla, y llegados los supervivientes al campamento, respondieron, ante la congoja del general: ‘Encara en quedem per a una altra vegada’. Para los catalanistas no existía la fidelidad de Cataluña a una dinastía española durante siglos enteros. Para los catalanistas no existía un Balmes ni un Milá y Fontanals. Y lo que existía para los catalanistas, existía suavemente tamizado: de ello resultó un himno separatista -Els segadors- cuando, llegado el momento de decirle al rey ‘nostre senyor’, se apresuraban a decirlo aprisa y en voz baja. De ello resultaron separatistas las cuatro barras de Aragón. Y de ello, en consecuencia, separatistas los maravillosos textos de Bernat Metge, Raimundo Lulio y Jordi de Sant Jordi. Y separatistas, en su concepto, las palpitantes rimas de Juan Alcover y de los demás grandes mallorquines, y Jacinto Verdaguer y Maragall…
Los catalanistas trituraron a Cataluña en servicio de sus intereses particulares.
Aquí está Cataluña…
Aquí está Cataluña, amordazada, menos libre que nunca…»
(Ignasi Agustí Peypoch: Un siglo de Cataluña, Destino, Año III, nº72, 1938)
Categories: Arte dulce, Huid del nacionalismo
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