Era consejero de Luis IX de Francia y gran conocedor de la sabiduría clásica.
Respondiendo a su petición, el Aquinate envió al rey de Chipre una instrucción de gobierno: «Ideando qué cosa pudiera ofreceros digna de V.A. y propia de mi profesión y encargo, se me ocurrió escribir para el rey un libro sobre el reinado». Era el s.XII y la forma de gobierno predominante era la monarquía. Y le dijo al rey algunas cosas que podrían ser útiles a Artur Mas:
– Pertenece a la naturaleza del hombre que viva en sociedad. La sociedad no nace de ningún contrato, sino de la necesidad de buscar la ayuda mutua mediante la vida en común. La vida de de los condados catalanes en Cataluña, de ésta en Aragón, y de Aragón en España no trae origen en un contrato social. Procurar su «divorcio» es imprudente porque desconoce la naturaleza de la vida social y los procesos históricos.
– Los gobernantes deben consagrarse al bien de la sociedad que les ha sido confiada. El bien común es el bien de todos. Los experimentos, con gaseosa.
– El gobierno es más injusto cuanto más se aleja del bien común. Cuidado: las políticas que no atienden al bien de todos restan legitimidad al gobernante.
– La sociedad es tanto más perfecta cuantos más medios tenga en sí para proveer a sus necesidades. Ojo con privar a los catalanes de los recursos que le proporciona su vida española.
– El bien y la salud de la sociedad consisten en conservar su unidad, que recibe el nombre de paz. El deber principal del gobernante es procurar la unidad de la paz. La destrucción de la unidad de España y la de Cataluña es una grave imprudencia que pone en peligro la paz.
Feliz día de Reyes, señor President.
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